Peligrosas afirmaciones de Netanyahu

Teorías que dan miedo

En el marco del Congreso Sionista, realizado este año en Jerusalén, Biniamin Netanyahu acusó a un líder religioso palestino, el mufti Amin Al-Husayni, de haber incitado a Adolf Hitler para llevar a cabo el exterminio de los judíos de Europa. Esta afirmación del Primer Ministro de Israel sobre la influencia que tuvo el sobre la decisión de exterminar a los judíos, genera sorpresa y espanto.

Por Ricardo Aronskind

Sorpresa, porque inaugura un nuevo capítulo del revisionismo histórico sobre la Segunda Guerra Mundial, hasta ahora empeñado en negar la existencia del Holocausto. Los empeños en ese sentido han llegado hasta nuestros días, habiendo sido recientemente Teherán sede de un encuentro internacional negacionista, promovido por el expresidente Mahmud Ahmadineyad. La “novedad” que aportó Netanyahu al revisionismo del Holocausto es desconocida por todos los historiadores serios del mundo: la solución final existió, pero la responsabilidad recae en un oscuro líder religioso árabe palestino, que habría sido capaz de trastocar los planes de una de las potencias mundiales que disputaron la Segunda Guerra Mundial y de uno de los genocidas más implacables que se han conocido.
Los judíos hemos padecido abundantemente las falsificaciones históricas. Hace más de un siglo, la policía secreta zarista escribió “Los Protocolos de los Sabios de Sión” para endilgar a los judíos casi todos los males que caracterizaban al comienzo del siglo XX. A continuación, los pogromos dejaron de ser manifestaciones de salvajismo y barbarie para recibir la bendición como manifestaciones de autodefensa ante lo que los judíos –esas masas pobres que malvivían en los “shtetl” del imperio ruso- “estaban tramando” contra la humanidad.
Pero volviendo a Medio Oriente, el espanto se produce entonces, no por el contenido ridículo de la afirmación revisionista de Netanyahu, sino porque fue realizada en un ámbito público, lanzada para intervenir políticamente en un contexto particularmente conflictivo en la disputa Israel-Palestina. La causa palestina no sería otra cosa que la continuación de los planes nazis del muftí de Al Kuds.
El intento de introducir una “apostilla palestina” a la catástrofe sufrida por el pueblo judío en el del siglo XX, habla de un microclima intelectual que se acerca peligrosamente a la invención de la realidad, de acuerdo a las necesidades políticas del momento.
Realizar una afirmación tan desprestigiante muestra a un dirigente y a una dirigencia dispuestas a incurrir en cualquier acto impresentable para continuar sosteniendo un proyecto inviable, como es la negación del derecho del pueblo palestino a tener su propio estado. Da miedo ver a un grupo de aventureros dispuestos a infligir sistemáticamente daños a la historia judía y a la legitimidad del Estado de Israel, sentados precisamente en los cargos de mayor responsabilidad de ese mismo Estado.