Las ideas de Jabotisnky

¿Muro de Defensa o la cortina de hierro del miedo?

En este polémico trabajo Mitchell Plitnik replantea las ideas del derechista Jabotinsky, fundador del partido Jerut, a quien el BUND judío -movimiento obrero laico, socialista e idishista- denunció permanentemente como 'fascista'. El muro que está construyendo Ariel Sharón es el paradigma del crimen contra toda esperanza de paz. El muro es una barrera contra la paz y la esperanza; y debe ser derribado. Este artículo deja pensando acerca de si el Muro que está construyendo la derecha israelí representa una defensa de los palestinos o es una cortina de hierro contra sus propios miedos y temores.

Por Mitchell Plitnick (De La Estrella Digital)

En 1923 la situación en Palestina era notablemente diferente de la que hemos conocido durante el medio siglo pasado. La aparición final del Estado de Israel era considerada una quimera, incluso por la mayoría de los inmigrantes sionistas de esa época. Aunque existían considerables tensiones entre estos últimos y los árabes de Palestina, y hubo algunos combates (incluyendo algunos horrendos incidentes de ambos lados), la mayor violencia vendría sólo algunos años después.
Los temas en el Ishuv (la denominación de la comunidad inmigrante judía en Palestina anterior al Estado de Israel) eran abstractos: eran enfoques generales sobre las relaciones con los árabes de Palestina. El punto de vista dominante, de los sionistas laboristas, era que si se podía hacer comprender a los árabes hasta qué punto la inmigración sionista los beneficiaría (en términos familiares, coloniales, previendo cómo los inmigrantes ‘civilizarían’ a la población indígena), estarían dispuestos a consentir la creación de un hogar nacional judío en Palestina.

“La cortina de hierro”

Ze’ev Jabotinsky, fundador de los revisionistas, -los antepasados ideológicos de lo que es hoy el bloque del Likud, el partido político dominante en Israel y del que forma parte el actual Primer Ministro Ariel Sharón- contradijo dicho punto de vista. Jabotinsky expuso su idea en su famoso trabajo de 1923 titulado “La cortina de hierro”. En su opinión, la imagen laborista de los árabes palestinos era poco realista y condescendiente. Aunque estaba de acuerdo con que los sionistas podían ofrecer a los árabes los beneficios de la ‘civilización’, dijo que la posición laborista negaba el hecho básico de que los palestinos eran un pueblo como cualquier otro y que ninguna población indígena llegaría a aceptar jamás de buen grado un asentamiento extranjero. Por lo tanto, argumentaba Jabotinsky, la idea laborista de ganar a los árabes palestinos para un apoyo al movimiento sionista era ingenua y estaba condenada al fracaso. La historia ha demostrado indudablemente que Jabotinsky tenía razón, por lo menos en esto. Utilizando ese punto de partida, Jabotinsky argumentó que ya que el objetivo era una población judía mayoritaria en Palestina, eso significaba -necesariamente- la dominación de la población indígena. Como los árabes palestinos jamás aceptarían ese estado de cosas, sin importar hasta qué punto los sionistas laboristas pudieran tratar de presentarlo positivamente, sería necesario combatirlos para obtener la supremacía en el país. Desde el punto de vista de Jabotinsky, sólo cuando los judíos de Palestina hubieran erigido una ‘cortina de hierro’ figurativa, la población árabe de Palestina aceptaría hacer los compromisos necesarios. Lo harían simplemente al darse cuenta de que no tenían otra alternativa. La historia, por supuesto, muestra que Jabotinsky subestimó la voluntad y determinación de los palestinos.

Otra “Cortina de hierro”

Es interesante que Jabotinsky, de hecho, subrayó que su visión de la ‘cortina de hierro’ no incluía la necesidad de que ningún árabe abandonara Palestina. Créase o no en la sinceridad de aquel compromiso, es impactante por su contraste con el desarrollo real de la situación. En 1923, hablar o pensar sobre una transferencia de población era necesariamente algo remoto. La mayoría no pensaba en ello, ya que parecía simplemente algo que estaba ridículamente lejos de toda posibilidad previsible. Pero fue precisamente lo que sucedió en 1948. Ese giro de los acontecimientos cambió todo y fue sólo uno de muchos cambios.
Avi Shlaim, en su libro ‘La cortina de hierro’ (titulado intencionalmente según el ensayo de Jabotinsky, ya que Shlaim plantea que esa línea de pensamiento ha constituido, efectivamente, la piedra angular de la estrategia israelí desde los años 40), argumenta fuertemente que Jabotinsky, a pesar de ser el padre ideológico del Likud, vio buena parte de su estrategia de la cortina de hierro infiltrarse en el pensamiento de los líderes del Partido Laborista. Los laboristas constituyeron la principal fuerza política en Israel hasta fines de los años 70. David Ben Gurión y sus sucesores siguieron una estrategia de fuerza militar, que Shlaim demuestra que estaba muy en línea con las ideas de Jabotinsky. El enfrentamiento entre laboristas y revisionistas se convirtió en la rivalidad que hemos visto en el último cuarto de siglo entre el Partido Laborista y el Likud, pero Shlaim demuestra ampliamente que sus estrategias básicas eran similares, aun cuando sus tácticas diferían considerablemente. Ahora, esa filtración ideológica se está concretizando en la creación de una cortina de hierro material.
Una acción conjunta

Más de 60 años después de la muerte de Jabotinsky, Israel está convirtiendo su visión en la vida literal. Y al igual que la ideología de Jabotinsky en su momento se infiltró en los dos principales grupos de la política israelí, el muro que está siendo construido ahora es realmente un proyecto conjunto del Partido Laborista y del bloque del Likud. El muro fue planeado y promovido durante la administración de Ehud Barak y es la encarnación del antiguo programa del laborismo de llegar a la paz a través de la separación. Un muro como éste ha sido considerado en el pasado, pero fue el gobierno de Sharón quien comenzó realmente a construirlo, asociando así la idea con la derecha israelí. Los problemas que presenta el muro son interminables. Es discutible como medida de seguridad, en el mejor de los casos. La mayor dificultad para que los atacantes suicidas puedan penetrar en Israel va a ser probablemente más que compensada por el aumento en la desesperación palestina incentivada por ese mismo muro.
El trazado que está tomando el muro separa a numerosos palestinos de la tierra donde trabajan, de la superficie agrícola que necesitan para sobrevivir. Las promesas israelíes de colocar puertas en el muro que permitan su acceso suenan huecas a los que han sufrido los caprichos de los soldados israelíes en los puntos de control y del gobierno israelí que decide cuándo instituye o no un cierre total de los movimientos palestinos.

Más allá de la Línea Verde

La ruta planificada del muro, como ha sido publicada en el periódico israelí Yediot Ahronot, va mucho más allá de la Línea Verde (la frontera internacionalmente reconocida entre Israel y los territorios que ha ocupado desde 1967). La parte que ha sido construida hasta ahora ha tenido un severo, bien documentado, impacto sobre dos localidades palestinas, Tul Karem y Qalqilyah.
Una cerca secundaria aislaría los centros de población palestina del Valle del Jordán (una parte de Cisjordania que Ariel Sharón y el Likud quieren tratar de conservar incluso si se crea un estado palestino, como han señalado repetidamente).
Un informe del Grupo Humanitario y de Política de Emergencia internacional (formado por representantes de la Unión Europea y de la Comisión Europea, los gobiernos de Estados Unidos y Noruega, el Banco Mundial y la UNESCO), señala que el muro probablemente “aislará, fragmentará y, en algunos casos, empobrecerá a los afectados por su construcción”.
Se ha confiscado tierra palestina para facilitar el trazado del muro, además de cortar la conexión entre los agricultores y sus tierras. Esto constituye una violación directa no sólo de los Acuerdos de Oslo, sino también del más reciente y relevante “Mapa de Rutas”.
Evidentemente empeorará aún más los ya difíciles problemas económicos y sociales sufridos por los palestinos en Cisjordania.

Espiral de violencia en aumento

Después de todos estos años, el mismo error cometido por Jabotinsky sigue siendo repetido día tras día. El aumento de la miseria palestina no ha resultado en un aumento de su disposición a llegar a un compromiso. Al contrario, al fortalecer los israelíes su postura militar contra los palestinos, la determinación palestina se ha fortalecido y la cólera palestina ha creado un terreno fértil para el reclutamiento de atacantes suicidas y otros atacantes violentos.
Ni la cortina de hierro metafórica de Jabotinsky ni el muro sólido concebido por el gobierno de Barak y construido por el de Sharón aseguran la paz, un compromiso, o siquiera la seguridad para los israelíes.
Israel vivirá ahora detrás de su muro, un muro hecho de metal y hormigón, aislado del mundo a su alrededor. Los israelíes estarán más aislados que nunca del efecto real que su gobierno tiene sobre la región a su alrededor.
Durante muchos siglos, los judíos lucharon por salir de los guetos de Europa. Algunas veces había muros, otras veces no. La Ilustración abrió la posibilidad de que los judíos vivieran como parte del mundo a su alrededor, en lugar de constituir una comunidad insular dentro de otras.

El muro del miedo

A pesar de que la esperanza de igualdad fue seriamente afectada por el Holocausto y otros traumas que los judíos continuaron enfrentando en el mundo moderno, la mayor parte de nosotros continúa esforzándose por una tal coexistencia. Ahora, el único país del mundo con una población en su mayoría judía construye su propio gueto. Pero este gueto es muy diferente de los del pasado. Está construido por el miedo israelí, en lugar de ser creado por un fanatismo religioso gubernamental. Es la máxima expresión física de la política del miedo que predica Ariel Sharón y que propicia la mayor parte del Partido Laborista (el ex primer ministro Ehud Barak y su antiguo ministro de defensa Benjamin Ben-Eliezer y el resto de lo que queda de la dirección del partido) desde el comienzo de la Intifada.
El muro crea, también, un tipo diferente de gueto porque es un gueto dual, que afecta a israelíes y palestinos, pero en formas radicalmente diferentes.
Costará tierra palestina, estrangulará aún más el viaje y el comercio palestino y hará aún menos probable que los palestinos reciban aunque sea el 22% de lo que fue una vez Palestina bajo el Mandato británico, que es lo que todo el mundo acepta como su derecho (incluso, sobre el papel, Estados Unidos).
Crea un trastorno más en la vida palestina, aumenta las privaciones y la desesperación y sólo servirá para aumentar la desesperanza y la desesperación de los palestinos, muchos de los cuales decidirán que no tienen nada mejor que hacer con sus vidas que sacrificarlas para matar civiles israelíes.

Lo peor de cada lado

También encerrará a los israelíes, de manera que sólo los soldados y colonos israelíes irán más allá del muro. Los palestinos no verán ningún signo de la humanidad de los israelíes, nada de su deseo de paz, ninguna de las características de los israelíes que podrían servir de base para un eventual acercamiento, que pueda servir como una esperanza de paz y de un futuro en el que los niños israelíes y palestinos crezcan con alguna expectativa de un futuro decente. El muro asegurará que sólo lo peor de cada lado llegue al otro.
El grupo israelí por la paz Gush Shalom dice que el muro “no existe por la seguridad, es sólo otro aspecto de la ocupación. La extensión planificada del muro puede representar el bosquejo del plan de Sharón en cuanto a la posible frontera de una ‘entidad’ palestina… no traerá la paz y destruirá toda posibilidad de un Estado palestino”.
El miembro palestino-israelí de la Knesset, Azmi Bishara, escribió:
“La construcción del muro no es sólo un acto de segregación racial, sino un crimen político contra el pueblo palestino. Marca fronteras políticas. Y aunque coincida con la Línea Verde (en algunos sitios), se agrega otra capa desde el interior, que lo asegura desde el este y asegura los asentamientos en su interior”.
El muro es un crimen contra toda esperanza de paz. No puede sorprender que haya muy poca discusión al respecto en los medios fuera de Israel y de Palestina. Ningún tema es más crucial actualmente. El muro es una barrera contra la paz y la esperanza; y debe ser derribado.