Raanán Rein

La cancha peronista

El historiador israelí Raanan Rein, quien ha recibido críticas por sus análisis que tendieron a desmitificar muchas acusaciones que se le hicieron a Perón durante sus dos primeros gobiernos, compiló varias investigaciones sobre el fútbol durante el peronismo, que se materializaron en “La cancha peronista. Fútbol y política (1946-1955)”.
De vasta trayectoria universitaria, Rein tiene a cargo la cátedra Elías Sourasky de historia española y latinoamericana, y es vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv. Desde el año 2005 dirige el Centro S. Daniel Abraham de Estudios Internacionales y Regionales en esa casa de estudios. Es el único extranjero miembro de la Academia Nacional de Historia de la República Argentina y fue presidente de la Latin American Jewish Studies Association.
En el texto, publicado por la Universidad Nacional de San Martín, entre otros temas se abordan las presiones políticas ejercidas sobre los diversos clubes, así como los enfrentamientos entre peronistas y antiperonistas en estas instituciones deportivas.
Aquí el diálogo en exclusiva que Rein mantuvo con Nueva Sión.

Por Darío Brenman

– ¿Por qué le parece que no se ha estudiado demasiado la relación entre los clubes de fútbol y el peronismo?
– El tema del deporte en general y el fútbol en particular no han recibido suficiente atención por parte de los historiadores. Hasta hace pocos años no se lo consideraba un tema suficiente “serio” para la investigación académica. Sin embargo, en parte bajo la influencia de intelectuales no argentinos, en los últimos años el fútbol ya se empezó a considerar un tema legítimo para los investigadores y se nota un creciente número de publicaciones al respecto.

– ¿Cuáles fueron los motivos para que recién durante la década del ‘20 y del ‘30 se haya desplegado el espectáculo futbolístico?
– El fútbol llega a la Argentina recién en el último cuarto del siglo XIX. Su creciente popularización tiene que ver con los procesos de urbanización y modernización. Los jóvenes que practicaban el fútbol en sus etapas iniciales necesitaban el transporte público para poder llegar a los campos de juego y los fans del nuevo deporte podían seguirlo en los nuevos diarios y revistas populares, que lograron una circulación cada vez mayor.

– Si bien el peronismo puso mucho énfasis en el deportes en general y el fútbol en particular, el período de La Concordancia también impulsó muy fuertemente la creación de estadios vía prestamos. De hecho La Bombonera se creó durante la Década Infame.
– Efectivamente, el interés de los políticos en el fútbol precede al peronismo – el presidente Agustín Justo es un buen ejemplo – y en este sentido el peronismo representa una continuidad con respecto a los años ’30. Sin embargo, ningún otro gobierno hasta la elección de Perón había dedicado tantos esfuerzos, dinero y energía en la promoción del deporte, y en el intento de sacar rédito político del mismo.

– ¿Cuál era el interés de Perón por el fútbol?¿ Parecería que fue una política central de su gestión? De hecho hubo diputados peronistas que presentaron mociones al Congreso Nacional para que se aprobara el apoyo a uno u otro club deportivo provincial.
– Perón tenía su propia trayectoria deportiva desde su juventud, aunque tenía su preferencia por los deportes individuales como la esgrima o el boxeo. Como político entendió la oportunidad que brindaban los espectáculos deportivos para movilizar el apoyo de las masas populares. Además comprendió la posibilidad de mejorar la imagen argentina en el exterior a través de la organización de torneos internacionales como el Mundial de Básquet del 1950 o los primeros Juegos Panamericanos del año 1951, o la participación argentina en las olimpiadas, como las de 1948 en Londres o las de 1952 en Helsinki.

– Usted describe en el libro que, al igual que en otros países, el deporte en la Argentina peronista “fue un medio de control de masas para abortar su potencial revolucionario”. Este tema en particular ha sembrado muchas discusiones dentro de los ámbitos académicos argentinos ya que muchas veces se expresa que esa premisa es subestimar el gusto del espectador por el fútbol.
– Los hinchas del fútbol no son actores pasivos y a veces aprovechan los partidos para expresar su desacuerdo o una protesta acerca de las autoridades, ya sean del club, municipales, provinciales o nacionales. Sin embargo, como en otras sociedades, el deporte también desvía la atención de mucha gente de los “grandes” problemas nacionales. El caso del Mundial del ‘78 puede servir como un caso paradigmático.

– Relevando los capítulos de su libro aparece una presión desmedida del gobierno por peronizar los clubes. En muchas instituciones no aparece la convicción política al régimen sino el temor a represalias de tipo económicas e institucionales.
– Me parece que la realidad ha sido más compleja. No se trataba tanto del temor a posibles represalias, como de la necesidad de adaptarse a las circunstancias cambiantes para conseguir beneficios para el club y sus asociados. Esta posición ha caracterizado a los clubes a lo largo del siglo pasado frente a distintos gobiernos, civiles o militares, democráticos o autoritarios.

– ¿Qué hay de cierto en las versiones que circulan que al club Estudiantes de La Plata, que estuvo asociado al antiperonismo, lo hicieron descender a la segunda categoría por no haber sacado de su sótano y repartido el libro “La Razón de mi Vida”.
– Estudiantes de La Plata es considerado como el mejor ejemplo de un club que mantenía una posición antiperonista y que tuvo que pagar un alto precio por ello. Sin embargo, un estudio pormenorizado de los sucesos al interior del club demuestra que la masa societaria del mismo reflejaba la fragmentación de la sociedad argentina en su conjunto, y que el “escándalo” alrededor de la no distribución de los ejemplares de “La Razón de mi Vida” fue aprovechado para cambiar las autoridades del club.
Lo más notable de las políticas adoptadas por las dirigencias de los distintos clubes es el doble esfuerzo de adaptarse a las circunstancias políticas cambiantes y, al mismo tiempo, mantener cierta autonomía para asegurar la supervivencia de sus clubes.

Hubo clubes cuyas relaciones con el gobierno lograron perjudicar a sus eternos rivales, otros mantuvieron una buena relación con el poder de turno pero a su vez logaron cierta independencia y autonomía.
– El caso de San Lorenzo es muy claro en esto que decís, los hermanos radicales Bidegain, quienes predominaron en este club, lograron políticamente desalojar a Huracán de Boedo. Cabe recordar que Pedro Bidegain fue diputado nacional por la UCR, presidente de la institución y que el estadio del Nuevo Gasómetro lleva su nombre.
Del otro lado aparece Vélez Sarsfield, que logró mantenerse equidistante de los poderes de turno y que bajo la dirección de José Amalfitani (entre 1941 y 1969) mantuvo una buena relación con el peronismo conservando cierta autonomía.

– La huelga de 1948 fue un punto de inflexión en la vida profesional de los jugadores de fútbol. ¿Cuál fue el rol del gobierno, la AFA y lo clubes en ese conflicto?
– La huelga de los jugadores representa un hito en el camino hacia la promulgación del Estatuto del Futbolista de 1971. Los jugadores obtuvieron una conquista simbólica con el reconocimiento de la AFA. Algunas prácticas arbitrarias de los dirigentes de los clubes llegaron a su fin. A pesar de todo, los dirigentes consiguieron mantener su negativa a otorgar a los jugadores la libre contratación. A raíz de esta huelga varias decenas de jugadores dejaron el país para jugar en otras ligas, el caso de Di Stefano es quizá el más famoso.

– ¿Se puede decir que la política actual de los gobiernos kirchneristas hacia los clubes está en sintonía con el primer y segundo peronismo? Me refiero a las extorsiones económicas y adhesiones incondicionales.
– Como historiador insisto en la necesidad de conocer el pasado para entender el presente. La política del actual gobierno en materia deportiva no puede concebirse sin atender a las prácticas del primer y segundo peronismo. Al mismo tiempo, no hay que caer en simplismos y hace falta tener en cuenta que las circunstancias políticas y sociales han cambiado y también el significado de ciertas medidas.