El viernes 19 de diciembre, Kirchner y su esposa, la senadora Cristina Fernández, compartieron la mesa con Mirtha Legrand, en un almuerzo televisado que se transmitió desde El Calafate. El Presidente aprovechó la ocasión para plantear definiciones políticas. Y los dardos apuntaron sobre todo al FMI.
“Comprometimos un superávit fiscal del 3% y cuando ven que hay un crecimiento, quieren más, nos quieren condicionar. Que nos dejen crecer”, reclamó el Presidente. Y agregó: “Aguantaron a gobiernos tan poco serios durante tanto tiempo, les prestaron tanta plata y pasó tanta vergüenza la Argentina que, cuando ven que ahora empezamos a salir, nos quieren ahogar”.
En la última semana se sucedieron los dichos y presiones entre Kirchner y el FMI. El Fondo postergó hasta mediados de enero la aprobación de la primera revisión del acuerdo firmado en septiembre. Fue para apurar al Gobierno en la renegociación con los acreedores privados por la deuda externa. “No van a poder doblarme la mano”, dijo el Presidente el miércoles 17 de diciembre.
El viernes volvió a transitar el mismo camino: “Los integrantes de la burocracia del Fondo son empleados de intereses y son responsables de la crisis argentina”. Y enfatizó: “Prácticamente esquilmaron a la Argentina con errores y, ahora que estamos saliendo, nos quieren condicionar”.
Pago de vencimiento
Mientras Kirchner endurecía de esa forma su discurso en una elegante mesa frente al Glaciar Perito Moreno, en Buenos Aires el Gobierno despachaba hacia Washington 268 millones de dólares para cubrir un vencimiento con el Fondo. “El pago se concretó con fondos de las reservas, podemos confirmarlo”, señalaron el viernes fuentes oficiales.
El acuerdo con el FMI firmado en septiembre implicaba que el país sólo pagaría los intereses de su deuda, y que el organismo renovaría los vencimientos de capital. El viernes el país desembolsó otra vez todo el dinero, sin compensación. “La compensación llegará en enero, con seguridad -señalaron en Economía-, pero de todas maneras el monto no es tan importante”. Sin embargo, desde que la Argentina firmó con el FMI, ya giró a los organismos internacionales 1.362 millones de dólares más de los que recibió.
El endurecimiento del Fondo fue impulsado por el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, John Snow, quien operó en las últimas semanas frente al directorio del organismo para que demorase las decisiones sobre la Argentina.
Snow respondía, así, a la presión de países europeos que reclaman mayor velocidad en las negociaciones para salir del default. También, porque exigen un paquete de definiciones económicas, entre ellas las tarifas.
En ese contexto, el directorio del organismo no aprobó la revisión de metas del acuerdo argentino, pese a que las cifras cuantitativas, como el superávit, “fueron sobrecumplidas”, como señaló el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen.
Por eso Kirchner señaló que las presiones del organismo internacional son para incrementar la capacidad de pago de la Argentina a los acreedores externos. “Recibimos objeciones de ministros extranjeros, de multinacionales, a veces del propio Fondo, pero no estoy dispuesto a aceptarlo”, dijo el Presidente, quien agregó que “se terminó eso de hacer lo que quieren y como quieren a costa de nosotros”. Luego aclaró cuál era el punto en discusión: “La Argentina empieza a crecer y nos piden mayor superávit” que el 3% pautado con el Fondo, para incrementar los pagos a los acreedores.
Otro de los reclamos de los países centrales y el FMI está ligado al incremento de las tarifas. Sobre el tema también se refirió Kirchner cuando afirmó que “el ajuste de tarifas hay que hacerlo de modo estructural y con mucho sentido de justicia. Hay grandes grupos que están exportando en dólares y pagan servicios en pesos, que tienen que ser readecuados”.