Actos en Francia y Rusia

Europa recordó el 70 aniversario de la derrota nazi

Los ministros de Defensa europeos se reunieron en la localidad francesa de Lorient, la última ciudad europea en manos nazis, para recordar a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial y reivindicar la integración de la Unión Europea. Por su parte, Rusia celebró el Día de la Victoria, en el 70 aniversario de la rendición de la Alemania nazi ante el Ejército Rojo, con un imponente desfile pero con la ausencia de líderes europeos.

Decenas de sobrevivientes y ministros de Defensa de Alemania, España, Polonia y Francia se concentraron en la base de submarinos que tenía Alemania durante la ocupación en ese estuario de la Bretaña francesa, hoy reconvertida en un símbolo de la victoria de los Aliados.
La ministra alemana, Ursula von der Leyen, destacó que «Alemania asume la responsabilidad de su historia y siempre la asumirá», y agregó que: «La conciencia de nuestra historia guía nuestra política. Los aliados liberaron Europa, no olvidaremos a todos los que dieron la vida por nuestra libertad».
Al igual que Von der Leyen, su par español, Pedro Morenés, consideró que el futuro de Europa pasa «necesariamente por una visión común de los problemas y de las oportunidades que se presentan».
«Una reunión como la de hoy demuestra la voluntad y la responsabilidad de los ministros de Defensa en contribuir de manera esencial a ese futuro de Europa», afirmó.
En tanto, Rusia conmemoró el 70° aniversario de la rendición de la Alemania nazi ante el Ejército Rojo con un imponente desfile en Moscú, en el que exhibió todo su poderío militar y que estuvo marcado por la ausencia de los principales líderes occidentales, que rechazaron asistir en apoyo a Ucrania.
En el acto por el Día de la Victoria, unos 16.000 soldados y cerca de 200 piezas de artillería desfilaron a lo largo de la emblemática Plaza Roja, mientras que unos 140 aviones y helicópteros de combate sobrevolaron la ciudad dejando atrás una estela con los colores de la bandera tricolor rusa.
El desfile de este año fue el más importante desde la caída de la Unión Soviética en 1989 y el Kremlin aprovechó la ocasión para exhibir sus nuevas y modernas máquinas de guerra, que según habían anticipado medios rusos, obligarían al resto de los países a renovar sus equipos.
El Día de la Victoria es la fiesta secular más importante de Rusia, en la que se destaca tanto la victoria del emblemático Ejército Rojo sobre la Alemania Nazi así como también el papel de las fuerzas rusas como garantes de la paz y la seguridad.
En un discurso frente a los soldados y veteranos del conflicto, el presidente Vladimir Putin, consideró que «la carnicería de la guerra» puso en evidencia la necesidad de la cooperación internacional pese a que «en las últimas décadas hubo intentos de crear un mundo unipolar», en referencia a Estados Unidos.
Si bien Rusia considera que el pueblo soviético y el Ejército Rojo fueron los que frenaron a los nazis, Putin agradeció la contribución de la coalición aliada a la victoria. La victoria «siempre seguirá siendo la cumbre heroica de la historia de nuestro país, pero recordamos también a nuestros aliados en la coalición antihitleriana. Agradecemos a los pueblos de Reino Unido, Francia y Estados Unidos su contribución a la victoria», señaló.
Luego del desfile, se estima que unas 300.000 personas caminaron por las calles de Moscú portando fotos de quienes combatieron la «Gran Guerra Patria» contra el nazismo. Al frente del llamado «Regimiento Inmortal», iba el presidente Putin con un retrato de su padre, veterano naval.
Las celebraciones estuvieron marcadas por la ausencia de los líderes europeos, principalmente de la canciller alemana, Ángela Merkel, quien no obstante, acudió un día después a Moscú para depositar, junto a Putin, una ofrenda floral en la tumba del soldado desconocido.
Uno de los pocos líderes occidentales que acudió al desfile fue el presidente de República Checa, Milos Zeman, sobre quien Putin destacó la capacidad para «defender sus posiciones y practicar una política independiente».
La ausencia de la mayoría de los líderes europeos no logró opacar la presencia del cada vez más estrecho aliado de Rusia, China, y de una treintena de dirigentes de países amigos.
El jefe del Kremlin estuvo flanqueado en la tribuna montada sobre el Mausoleo de Lenin por los presidentes de China, Xi Jinping, y Kazajistán, Nursultán Nazarbáyev, además de los líderes de Cuba, Raúl Castro; Venezuela, Nicolás Maduro, y países como la India, Sudáfrica, Egipto o Palestina, así como el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
El presidente chino fue el líder mundial más importante en asistir al desfile del Día de la Victoria y Putin tomó nota especial en su discurso del papel de China en la guerra, diciendo que al igual que la Unión Soviética «perdió muchos, muchos millones de personas.»
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, manifestó su satisfacción “por haber sido hoy testigo [del Día de la Victoria], haber visto las caras orgullosas de la gente que participó en el evento, no solo soldados, sino también de la gente sencilla, ver su compromiso con la paz».