El panorama político a días de los comicios

El proceso electoral en Israel

Las próximas elecciones en Israel son de vital importancia. De su resultado dependerán la reanudación o la continuada parálisis del proceso de paz con los palestinos y con los llamados países árabes moderados. También su resultado influirá sobre el carácter democrático y judío del país: si será abierto a la convivencia con sus minorías, respetando su cultura, o por el contrario, se hipertrofiará el aspecto judío y se neutralizará el aspecto democrático.

Por Jose Alberto Itzigsohn

En este momento, en el espectro político israelí se encuentran muchos partidos políticos que en definitiva se agruparán en dos bloques: un bloque de derecha, ultraderecha mesiánica y ultraderecha, en el cual estarían incluidos el actual partido gobernante, el Likud, y el partido “La Casa Judía” (Ha Bait Ayehudi), con una ideología nacionalista y religiosa mesiánica; el partido “Todos nosotros” (Kulanu), que es un desprendimiento del Likud; y el partido “Israel Nuestra Casa” (Israel Beteinu), nacionalista laico, formado principalmente por emigrantes de la ex Unión Soviética. Completan el espacio de la extrema derecha los partidos ultra ortodoxos y el partido “Juntos” (Iajad). El bloque opositor, en tanto, está formado por el partido socialista Meretz, y el partido “El Campo Sionista” (Majané Hatzioní), de centro izquierda, que incluye al partido Laborista y a “El Movimiento” (Ha Tnuá).
Un fenómeno nuevo, y muy importante, es la creación de la llamada Lista Árabe Unificada, que reúne a diversas tendencias: comunistas, nacionalistas, e islamistas moderados. Esa lista conjunta aspira a alcanzar 13 mandatos, lo cual le aseguraría mucha fuerza parlamentaria, aunque afirman que no están dispuestos a integrar el gobierno, porque la situación no está madura aun para eso. Cabe señalar que tanto Meretz como la Lista Árabe Unificada tienen referentes judíos y árabes: Meretz incluye en su lista a una candidata árabe y el Partido Comunista que integra la Lista Árabe, incluye a un diputado judío.
La lucha electoral es muy reñida, con dos partidos principales en cada bloque: el Likud en el bloque de derecha, y el Laborista en el bloque de centro izquierda. Los demás partidos de ambos bloques le darán su apoyo al partido vencedor, para llegar a formar un bloque que tenga por lo menos 61 diputados, la mitad más uno de la Knesset.
Es evidente que las plataformas de ambos bloques son muy diferentes, pero hay quienes opinan que quien quiera que sea el que gane, tendrá que tomar en cuenta a una oposición muy numerosa. Por otra parte, se quiere frenar el avance de la ultraderecha mesiánica y por ello proponen un gobierno de unidad, idea a la cual se oponen otros porque piensan que sería un gobierno paralizante y postergaría problemas más urgentes, como la reanudación de las tratativas de paz, el afianzamiento de la seguridad del país, dentro de la situación caótica que se vive hoy en Medio Oriente, y la mejoría de la las condiciones de vida amenazada por la situación actual.
La campaña es muy reñida, y el debate hasta ahora se ha centrado más en ataques personales que en un debate profundo de los problemas existenciales de Israel. Una característica penosa de esta campaña preelectoral es que los partidos dedican buena parte de su propaganda a ataques personales en desmedro de lo que habría de ser central, que es el debate ideológico. Este tipo de campaña sólo logra mover una pequeña cantidad de votantes de un bloque a otro, pero no puede provocar un vuelco.
Como ocurre siempre, la derecha bate el tambor de la seguridad, mientras el centro izquierda pone su acento en la consecución de la paz y en la problemática social.
Ha habido algunos episodios que hablan de un empeoramiento del clima interno y sus contradicciones. Por ejemplo, un corto televisivo de la extrema derecha que muestra a un judío, pintado como una caricatura antisemita, recibiendo dinero del enemigo, en este caso, las organizaciones no gubernamentales que bregan por los derechos humanos y que como le pasó a los colaboradores judíos de los nazis, terminan colgados de un árbol. Ese tipo de propaganda recuerda al clima de incitación que precedió al asesinato de Rabin.
Ha habido también intentos de disrupción de actos del centro izquierda por parte de elementos de la extrema derecha. Es de temer que este clima se vuelva más extremo aún en los días previos a la elección, y lo que vendrá después dependerá en gran medida del resultado y el desarrollo general de la situación regional.
Es motivo de gran preocupación el crecimiento del poder del ISIS, la organización islámica extrema que hace alarde de crueldad televisiva. Como resumen, vale la pena citar las palabras del nuevo comandante del Ejército: nos esperan tiempos tensos. Confiemos en que los sectores más esclarecidos de nuestro pueblo, con la ayuda de las reservas democráticas de los judíos de otros países, puedan encauzar el país por la ruta de la paz, y ayudar así a disminuir las tensiones externas e internas y contribuir a una mayor igualdad social, lo que fue en una época una de las más notables contribuciones de Israel.