Pedradas, tiros e insultos en hostal de Lago Puelo

Una tranquila Villa de Montaña y una nueva muestra de antisemitismo en el sur argentino

A propósito del ataque que sufrió un grupo de turistas israelíes en un complejo hotelero perteneciente a un empresario judío, el autor de esta columna, actual presidente del Centro Hebraico de Neuquén, destaca que si bien la Patagonia tiene una fuerte tradición en la organización de acciones antisemitas, éstas se enmarcan en el contexto de diferentes y numerosas prácticas discriminatorias de grupos de poder, quienes instalan la xenofobia como modo de resolver problemas cotidianos en base al desplazamiento y degradación de pueblos originarios y trabajadores de países vecinos.
Por Rolando Schnaidler *

Llegar a la localidad de Lago Puelo, ubicada casi en el límite de Chubut con la provincia de Rio Negro, muy cerca de la ciudad de El Bolsón, y conocida como parte de la Comarca del paralelo 42, es una experiencia particular, todo es verde, todo es amplio, todo es tranquilo.
A Lago Puelo se baja y en esa bajada es posible encontrar pequeños puestos que pertenecen a chacras cercanas, con ofertas de miel pura de abeja, frutas y verduras cosechadas de las formas más naturales y orgánicas que podamos imaginar. Esos dos kilómetros que se transitan desde la última rotonda viniendo desde El Bolsón, y luego la bajada a “Puelo” es como entrar en un espacio convertido en Paraíso, toda la gente parece joven, toda la gente sonríe, el silencio es apacible.
Llegando ya a un pequeño (muy pequeño) centro comercial dentro de la localidad, un cartel en la primera esquina siempre causa asombro, sus dimensiones nos son grandes y tiene sólo un indicador y un nombre “Onda Azul”, escrito en castellano y en hebreo, unas pequeñas cuadras de tierra en otro apacible escenario de casitas y pequeños campos y de nuevo la maravilla: cabañas de madera, chiquitas, construidas en alto con un diseño muy simple y espaciadas unas de otras, y ubicadas en un gran campo con su césped bien cuidado y rodeado de árboles enormes, completan el paisaje.
Y es extraña la experiencia de recorrer Onda Azul, muchos jóvenes, todos hablando en hebreo y sonriendo a los que llegamos, muy al estilo israelí, nadie pregunta quién sos y sólo se acercarán si alguien requiere algo, es inevitable recordar las cabañas de los “voluntarios” extranjeros, en los viejos kibutzim israelíes de la década de los años ‘70.
Hacia un costado del complejo hay una especie de confitería –comedor-proveeduría-, también construida en alto, y este espacio siempre cargado de un clima apacible, y jóvenes conversando.
La proveeduría es el límite del gran Hostel, a partir de allí unas cabañas más unidas conforman el alojamiento familiar, basta preguntar por Sergio y un argentino “muy israelí” sale plácidamente y muy al estilo israelí (relajado y confiado) atiende nuestro requerimiento.
En realidad mi visita estaba destinada a otra persona, y mis compañeros de viaje resultaron ser viejos macabeos del “Cuerpo de Líderes” del Macabi del “Tata” Furmansky, modelo todavía vigente en esta institución judía, y en realidad, la persona que buscábamos era la Sra. Mónica Werngrowicz, ex militante de la izquierda israelí y por lo que sabíamos de ella, una especial lucidez para conversar de estos temas: la política Israelí, la situación de la comunidad judía en la Argentina, y en particular, queríamos recabar información sobre un hecho reciente para los primeros días de enero del año 2015, la presunta organización de un boicot propuesto a algunos comercios de la Comarca y dirigido a turistas israelíes, en protesta por las acciones militares de Israel en la zona de Gaza con la población Palestina. Ese día a Mónica no la pudimos encontrar.
La lectura del panfleto, que tuvimos en mano y en varias oportunidades, era claro: “Boicot al turismo militar israelí”, y los firmantes (que no firmaron los panfletos sino que fue necesario averiguar su procedencia) era un grupo con base en Bariloche denominado “Comité de solidaridad con Palestina”. La nota publicada en casi todos los medios gráficos y digitales de la zona ofrecieron análisis en el mismo sentido.
“Aunque no hubo una identificación formal sobre la autoría de los carteles discriminatorios, se supo que al frente de la campaña de repudio estaría el Comité de Solidaridad con Palestina, quienes tendrían una base/sede en Bariloche. No obstante los rumores y trascendidos, las autoridades de El Bolsón repudiaron la actitud xenófoba llamando a la reflexión a la comunidad”, decía uno de los diarios digitales de la zona.
Paralelamente, el INADI Río Negro y las comunidades judías de Bariloche y Neuquén se pronunciaron también rápidamente y ofrecieron sus comunicados de solidaridad y repudio.
Nuestra recorrida por la ciudad de El Bolsón y con ayuda de un miembro de nuestra Comisión directiva del Centro hebraico de Neuquén, pudo identificar sólo dos carteles en toda la localidad, y un reparto de panfletos en la actividad central de la Fiesta de la Diversidad a la que asistimos y pudimos allí conocer la fuerza y la contundencia de “Susy Shock”, cantando sus bagualas cargadas de verdades sobre nuestra vida cotidiana y el lamentable ejercicio de la diferencia en la sociedad argentina. En ese marco, quienes eran los destinatarios de sus reclamos, eran los pesados engranajes de la cultura burguesa, la educación de raíz católica que penetra hasta los espacios más rutinarios de la educación pública y laica, de la que estamos orgullosos los argentinos, aunque todavía hay mucho para revisar, pero el contenido de los panfletos repartidos en la fila de entrada a la carpa, no “subieron al escenario”, y es posible decir con certeza que se trataba de un tablado abierto y de libre participación, mas allá de algunos números programados.
Pero luego de nuestra partida de la Comarca apareció una noticia que nos llenó de indignación, el 20 de enero, aquí nomás, en horas de la madrugada, un grupo de personas ingresó al terreno del Hostel y amenazó a sus integrantes y no sólo eso, dispararon varios tiros de escopeta y tiraron piedras al grito de “¡Judíos de mierda!”. Si buscamos por los diarios de la zona, encontramos imágenes, comunicados de repudio, de solidaridad con las víctimas, etc. Un extracto de una de las notas periodística, puede servir de ejemplo del terror que se vivió esa madrugada:
“Fue terrorífico, empezó a la 1.15 de la madrugada y duró como tres horas. Tiraron piedras para todos lados, destrozaron como 25 cristales, rompieron tres vehículos, uno de los cuales estaba en el complejo, y dos más que estaban estacionados”, relató Sergio Polack al diario Jornada de Chubut.
El propietario agregó que incluso “tiraron un escopetazo contra la pared de una cabaña” y que “robaron muchas cosas, mochilas de turistas, cosas de dentro de la heladera, y todo ese tiempo con comentarios racistas y xenófobos. Hay tres o cuatro turistas heridos de piedrazos. Mi papá, mi hermano y yo también resultamos heridos”.
Rápidamente el INADI y la Justicia federal se hicieron cargo de la causa y al día de escribir esta nota, un 24 de enero, existen actuaciones oficiales impecables, más allá de un pequeño desliz del intendente de Lago Puelo, quien sostuvo que “es un conflicto entre vecinos”, una reflexión de una imbecilidad envidiable.

Los registros de antisemitismo en el sur argentino
Si hacemos un rápido listado de anécdotas, registros, fotos, lugares y relatos sobre conductas, presencias reales y fábulas de presencia nazi en el sur argentino, podemos llegar al asombro más inusitado, al comprobar que por estas tierras varios grupos de terratenientes de la ciudad de Neuquén y el resto del Alto Valle desde General Roca en la Provincia de Rio Negro en adelante, organizaron en los años ‘30 reuniones de la comunidad alemana en solidaridad con el nuevo proceso inaugurado con Hitler como Canciller en el Tercer Reich. Los archivos del Diario Río Negro permiten identificar varios personajes en esas reuniones, entre ellos a los dueños de la imprenta Neumann de la ciudad de Neuquén (cuya casa fue demolida hace muy pocos años), quien no sólo aportaba escritos a la causa sino que también contaba con el fácil manejo de la imprenta, que era de su propiedad.
Pero en 1994 y de pura casualidad, Erick Priebke, el famoso asesor nazi y activo participante de la matanza en Italia en las Fosas Ardeatinas (donde murieron más de 300 ciudadanos italianos, muchos de ellos judíos en espera de su deportación), es descubierto por un periodista estadounidense en Bariloche. Toda la prensa regional se llena de artículos de investigaciones, algunas de ellas muy temerarias:
“La producción televisiva alimenta un viejo mito que dice que Hitler sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial, huyó a la Argentina a bordo de un submarino y se refugió en la Patagonia hasta su muerte, una hipótesis que dio a conocer el FBI pero que no pudo comprobarse. Se refuerza, además, con la llegada clandestina de submarinos alemanes a las costas de Caleta de los Loros y el hallazgo de los jerarcas nazis Adolf Eichmann, Joseph Mengele y Erik Priebke en la Argentina”, relató el Diario Río Negro en esos días.
Hasta aparecieron testigos que habían reconocido a Hitler en una isla exclusiva en la región del Nahuel Huapi. Podríamos nombrar también el fallido intento del Presidente Perón de construir una central nuclear en la isla Huemul con la colaboración de un ingeniero austriaco nazi, y falso especialista, llamado Richter, que resultó en un fracaso estrepitoso, pero que hoy podemos contar como antecedente del glorioso Instituto Balseiro.
Sin embargo, de estas investigaciones, la que siempre ha llamado más mi atención y decididamente toma el formato de seriedad requerido, son las proporcionadas por el licenciado en antropología Hans Shultz. Su vida en Bariloche da cuenta de su tarea fundamental en el desentrañamiento de las redes secretas del nazismo en esa zona. Su relación militante y rebelde con el colegio “Primo Capraro” de la ciudad de Bariloche, de fuerte sentido filonazi, aun entrados los años ‘60, ubican a Hans entre los mejores relatores de ese tenebroso entramado.
Y seguramente hay más datos que mencionar, y es probable que estos antecedentes nos acerquen claramente a una red oscura de entramados históricos que nos obligan a preguntarnos si son vigentes estas organizaciones nazis hoy en día en la Patagonia. ¿Los acontecimientos vividos en la Comarca del paralelo 42, la propuesta de boicot y la agresión a la Hostería “Onda Azul”, tiene conexión con las historias de nazis y ex criminales de guerra “protegidos” en estas regiones?

Un cierre que es propuesta
En el ámbito de la Universidad del Comahue y más precisamente dentro de la facultad de Turismo, existe una Cátedra interesada en el análisis de la realidad turística en la Patagonia, su nombre exacto es: Taller de Políticas Turísticas y Recreativas, y su Profesor Titular es el hoy Vicerrector de la UNCo. Magister Daniel Nataine. Brindo estos datos ya que ingresando a la página de la Universidad es posible encontrar los pequeños proyectos de investigación que los y las alumnos/as de esta cátedra (que se encuentran en el final de la carrera) realizan sobre emprendimientos turísticos y las consecuencias muchas veces nefastas al medio ambiente, pero fundamentalmente en perjuicio de las comunidades originarias.
El espacio que nos da una nota de opinión en un periódico no permite mencionar todos estos datos, pero algunos de ellos son conocidos y otros desconocidos, ya que cuentan con la mayor de las colaboraciones de la prensa “comprada” por grandes empresas de la zona y extranjeras, es decir, si no es por medio de las investigaciones y el rastreo de páginas independientes de internet, jamás nos podríamos enterar los simples ciudadanos de toda la Patagonia y menos de nuestra querida Nación de algunos desastres ambientales y poblacionales en el Sur Argentino. Sin embargo, citar un extracto de un texto universitario sirve para entender la terrible angustia que vive hoy la población mapuche en la Patagonia:
“Desde sus orígenes, hacia comienzos del siglo XX, la mayoría de las reservas se conformaron a partir de una migración rural-rural llevada a cabo por distintas familias de diversas procedencias geográficas que pugnaban por acceder a la tierra luego de la llamada ‘Conquista del Desierto’. Desde entonces lograron asentarse en áreas marginales, en tierras de escasa productividad y aisladas geográficamente como consecuencia de la política de redistribución de tierras llevada a cabo por el Estado Nacional luego de producida la conquista y el sometimiento compulsivo de la población indígena. De este modo quedaron relegados a la ocupación precaria de tierras poco fértiles y de reducida superficie coexistiendo con extensos latifundios ganaderos. A ello debemos agregar la desventajosa situación derivada del régimen jurídico de tenencia de la tierra que, salvo excepciones recientes, les impide tener derecho a la propiedad de la misma con la consecuente inseguridad e indefensión que provoca ante posibles usurpaciones de los predios, hecho repetidamente constatado y cada vez más recurrente”. (Radovich, J. C. 2004:13).
Los mapuches enseñaron a sus hijos a no hablar su propio idioma, para no ser discriminados en las escuelas públicas, a vestirse como “huincas” y cambiar sus apellidos. Todavía hoy, aquellas comunidades que no acuerdan con la desmadrada explotación petrolera en todo el sur argentino (y digamos que es mucho el dinero que se ofrece para permitir las perforaciones) son muchas veces asesinados por algún “hacendado molesto” por el paso de ganado (en la veranada) dentro de su propiedad.
Y si miramos otros casos de discriminación en la Patagonia, podemos encontrar como en la zona de lagos, región de Pulmarí (Aluminé), San Martín de los Andes, Huechulafuqen, y hasta las poblaciones de la Comarca del paralelo 42, los pobladores ven limitada la circulación por las costas de sus ríos y sus lagos debido a la venta de tierras fiscales a empresas extranjeras para la generación de complejos hoteleros.
Hoy por hoy, las antiguas pequeñas chacras de frutales en el Alto Vale van siendo permanentemente compradas por corporaciones frutícolas extranjeras, proceso que empobrece terriblemente a los pequeños chacareros.
Es posible entonces ver en esa realidad parte de la historia de nuestros abuelos recién llegados a zonas rurales y urbanas, sosteniendo la idea del trabajo cooperativo para defender sus pequeñas rentas o bien, “argentinizarse” en público pero mantener en el seno familiar sus tradiciones, organizando grupos de jóvenes militantes para defenderse de los ataques de “los niños mimados” de las clases acomodadas porteñas que salían por las noches a golpear judíos, y no sólo en el marco de la llamada “Semana trágica”, que casualmente se desarrolló entre el 7 y el 14 de enero de 1919, ocasión en la cual “niños bien” de la Liga Patriótica Argentina protagonizaron lo que fue denominado el Primer Pogrom en la República Argentina.
Estos procesos continuaron hasta muy entrados los años ’60. Es reciente la historia gloriosa de nuestras tnuot organizando grupos de “bitajon” para cuidar los niños judíos a la salida de las escuelas o en los Majanot de Verano. Es reciente todavía la lista de fundadores y activos participantes de las cooperativas de trabajo y producción en muchas localidades de la Argentina, es reciente todavía la vívida convivencia entre sefaradíes, árabes y armenios en el barrio de Once.
Nuestra memoria colectiva conoce profundamente la tragedia de los desplazados, de los pueblos originarios perdiendo su cultura, incluso de aquellos que son burlados por su extraña vestimenta, y la lista aquí es larga y diversa.
Es así que un acontecimiento desgraciado, insultante, de fuerte cuño discriminador y repulsivo, lo es, como lo es todo aquella acción que expulsa y degrada al diferente. Por eso es oportuna la cita de Radovich: la Patagonia tiene una fuerte tradición en la organización de acciones antisemitas, pero lo es como lo son las prácticas discriminatorias de grupos de poder que instalan la xenofobia como modo de resolver problemas cotidianos, ubicación de emprendimientos y el desplazamiento y degradación de pueblos originarios y trabajadores de países vecinos.
Ahora bien, el modo de apropiación de los territorios patagónicos y la participación de ciertos grupos económicamente acomodados en el formato original de la conquista, hizo de esta región un complejo donde los nazis encontraron un lugar de apacible acogida, pero también estructuró una sociedad con ánimo de rebeldía y pionerismo que se encuentran en una puja permanente. Muy posiblemente la discusión con Onda Azul sea, además de su pertenecía al judaísmo, su envidiable forma de ejercer la libertad en nuestro suelo.

* Actual presidente del Centro Hebraico de Neuquén, Coordinador académico de la cátedra libre de estudios Judaicos “Baruj Spinoza”, Facultad de Humanidades. Docente e investigador de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad nacional del Comahue.