Gabriel Bacalor, Secretario General de Minds of Peace

Entrevista de un militante palestino a un activista social israelí

Hace un mes, presentamos en Nueva Sión un reportaje realizado por el activista social israelí por la paz Gabriel Bacalor al militante palestino Ibrahim Enbawi, un importante representante de la opinión pública de su pueblo, que ha estado preso en cárceles israelíes por resistir la ocupación. En esta ocasión, proponemos el ejercicio de invertir el juego de preguntas y respuestas: ahora es Enbawi quien “hace de” periodista, y entrevista a Bacalor, que desde su rol de Secretario General de la ONG Minds of Peace, lleva a cabo denodadas iniciativas por acercar a ambos pueblos.
Este experimento permite contraponer argumentos que hasta podrían parecer irreconciliables, pero que instituido a partir del respeto mutuo habilita nuevos caminos hacia la construcción conjunta desde la diferencia, iluminando así las posibilidades del diálogo.
Por Ibrahim Enbawi *

Cuando Usted me pidió que aprobara el borrador de mí entrevista antes de su publicación en la edición de octubre de 2014 de Nueva Sion, me sorprendió que había respetado cada una de mis palabras. Sentí entonces que estaba frente a algo diferente. Hay dignidad y respeto si logramos escucharnos con atención el uno al otro, aun cuando no estemos de acuerdo. Me parece que es el principio del camino hacia “Dos Estados para Dos Pueblos”. ¿Usted qué piensa?
Estoy de acuerdo. En especial, si hacemos esfuerzos equivalentes para comprender el punto de vista ajeno y no insistimos en imponer el propio.
 
Empezaré haciéndole una pregunta incómoda. Mi familia tiene varias generaciones en estas tierras. ¿Por qué algunos de ustedes, que nacieron a miles de kilómetros de distancia, tienen el mismo derecho a habitar estas tierras que yo?
Yo nací en Rosario, una hermosa ciudad argentina y soy israelí porque Israel es el Hogar nacional judío. Desde su exilio forzado hace dos milenios, mi pueblo nunca dejó de anhelar su retorno, así como de tener presencia física en su tierra. Quienes somos, no responde a una lógica binaria. En lo personal, soy israelí, argentino y judío y mis pertenencias no son excluyentes. Usted no deja de ser palestino porque sea varón o musulmán. Ama a sus padres y no por eso dejará de amar a sus hijos. La identidad humana es un tema complejo, con dimensiones que se comprometen y enriquecen mutuamente. De todos modos su pregunta no me incomoda. Al contrario, el diálogo se inicia con el sincero interés de comprender la identidad del otro y aceptar las diferentes historias.

Su respuesta es la de un humanista. ¿Cómo puede un israelí considerarse humanista, mientras su gobierno bloquea Gaza por tierra, aire y mar, estrangulando a una de las poblaciones más sufridas del planeta?
Ser humanista no incluye renunciar al derecho a legítima defensa. Cuando Hamás lanza misiles sobre población civil israelí, no sale en defensa de la causa palestina sino que pone en tela de juicio el derecho del “otro” a existir. No estamos dispuestos a poner en riesgo la supervivencia de nuestro país ni de nuestra gente.

¿Cómo cree Usted entonces que los palestinos deben defenderse, por ejemplo, de los colonos que ocupan tierras?
Nuestra historia exhibe una larga lista de enfrentamientos con países árabes y agrupaciones resueltas a echarnos al mar. Existe una sola buena manera de defenderse de la ocupación y es organizarnos para vivir en paz. No hay salida si no superamos, de una vez por todas y sin artimañas, la lógica tribal del ojo por ojo y diente por diente.

¿Qué piensa acerca de la propuesta de paz de la Liga Árabe?
Es muy alentadora. En términos generales ofrece un acuerdo de largo plazo entre Israel y Palestina en base a los límites de 1967, así como la normalización de las relaciones diplomáticas con el resto del mundo árabe. La propuesta que fue presentada en el año 2002 durante la Cumbre de Beirut y ratificada cinco años después, requiere hoy una actualización a partir de los cambios sucedidos durante la Primavera Árabe, particularmente en Siria, y de la presencia de Hamás en Gaza.

¿Cuál es su opinión respecto al asesinato del joven palestino Mohamad Abu Khdeir, a manos de jóvenes religiosos judíos?
Considero que es un acto terrorista, y debe ser juzgado bajo la misma dureza que se aplica a los terroristas que asesinaron a Eyal Yifrach, Naftali Frenkel y Gilad Shaar; los tres adolescentes israelíes que fueron secuestrados y asesinados en Cisjordania con antelación al hecho que Usted menciona. Si bien Hamás no se adjudicó el homicidio de Eyal, Naftali y Gilad, existen grabaciones telefónicas que demuestran que la acción fue ejecutada por Maruan Kauasmeh y Amer Abu Eisheh, dos miembros de Hamás de Hebrón.

¿Cuántos israelíes reconocen que la última guerra ha  fortalecido a Hamás?
Supongo que tantos como palestinos que perciben que las acciones militares de Hamás fortalecen a la derecha israelí. Los pacifistas israelíes y palestinos tenemos un problema en común: predominan las minorías violentas y el buen negocio que representa la guerra para ciertos sectores de ambas partes, mientras que todavía no hemos podido ofrecer a nuestros pueblos la tranquilidad y el respaldo de una contraparte confiable para sellar la paz.

¿Cómo confiar en los israelíes después que mataron viejos, mujeres y niños en Gaza?
Cuestionar únicamente a Israel por la muerte de civiles es no hacerse cargo que Hamás lanza misiles desde hospitales, escuelas y mezquitas, ordenando a los civiles que se queden allí, aun cuando el ejército israelí avisa que está por destruir los arsenales que allí se encuentran. No se puede seguir ignorando que en los últimos tres años Hamás construyó 1.370 túneles, a un costo de 1.250 millones de dólares, mientras que no erigió ni un sólo búnker para proteger a su población. La especulación con el dolor y la indignación que producen las muertes de mujeres y niños, es el núcleo de la estrategia mediática de Hamás.

¿Usted desprecia a los palestinos?
Su pregunta es directa, así que mi respuesta también: siento tanta estima y respeto por aquellos que, a pesar de los enormes obstáculos y dificultades, insisten en la búsqueda de vías pacíficas para mejorar la situación de su pueblo; como desprecio a los terroristas. En especial a los miserables que ordenan atacar civiles israelíes y usan como rehenes a sus mujeres y niños, lanzando cohetes desde áreas densamente pobladas y exponiendo sus vidas para ganar batallas mediáticas. Como dice una canción del español Serrat, “Entre esos tipos y yo hay algo personal”.

Yo siento desprecio cuando Usted ubica en un mismo estadío moral a la muerte de más de 2.000 palestinos, en su mayoría civiles, durante la última guerra, con la de 63 israelíes, casi todos soldados que pelearon en Gaza.
Determinar la justicia y la verdad a partir de qué bando sufre mayor número de víctimas, es como determinar que un libro es mejor que otro porque tiene más páginas. Con ésta lógica, sobre el final de la Segunda Guerra Mundial, todos deberíamos haber apoyado incondicionalmente al régimen nazi. La realidad es que para cualquier ser humano, la muerte de un ser querido es un dolor único e incomparable. Frente a la injusticia y la muerte sólo hay indignación, y en la guerra urge evitar que las pasiones nos hagan perder de vista la equivalencia del dolor ajeno. Desde el punto de vista moral, el mal es el fomento de la guerra, la opresión de otro pueblo, la muerte y el terrorismo aplicado contra población civil como metodología de liberación nacional. Para cambiar la geoestrategia de un conflicto debemos centrarnos en la necesidad de convivencia y aceptar que el bien y el mal están de ambos lados.

Tanto Israel como Hamás aseguran que ganaron la última contienda. ¿Qué cree Usted?
Evidentemente ambas poblaciones fueron derrotadas. Con 250.000 desplazados que perdieron sus hogares en Gaza, y una economía israelí a las puertas de la recesión, no veo ninguna mejora cualitativa. Sin embargo, el Estado de Israel y Hamás se han anotado triunfos estratégicos. En el plano militar, Israel asestó un duro golpe a Hamás: mientras el grupo islamista no logró secuestrar ni un solo israelí vivo, el Ejército Hebreo destruyó gran parte de sus túneles y arsenales, así como perfeccionó el sistema antimisiles Cúpula de Hierro. Alternativamente, Hamás logró una victoria política contundente, al demostrar que la resistencia contra una de las grandes potencias militares de la región es posible. Hamás quebró el alto el fuego nueve veces, obligando al gobierno israelí a negociar directamente con ellos, y erosionando así la postura moderada de la OLP, ya menoscabada por los continuos desplantes del gobierno israelí en la mesa de negociaciones durante los últimos seis años.

¿En favor de quién creé que se ubica actualmente la opinión pública internacional?
El éxito de la guerra mediática de Hamás en términos absolutos, se debilita en términos relativos. A medida que la organización Estado Islámico (EI) avanza sobre Jordania, crecen los temores que Hamás abandone la causa nacional palestina y se una a la organización terrorista con base en Siria e Irak. Si comparamos el respaldo a Hamás desde 2007 hasta la fecha, observamos una marcada reducción del apoyo, en particular en las cadenas de noticias de Europa y Estados Unidos, que en muchos casos registraron el lanzamiento de misiles desde hospitales y escuelas vinculadas a las Naciones Unidas en Gaza, así como el ajusticiamiento en la vía pública de jóvenes acusados de colaborar con Israel. Esto no favorece a la imagen pública de Hamás ni del pueblo palestino.

¿Qué debería cambiar del lado israelí para alcanzar un acuerdo de “Dos Estados para dos Pueblos”?
El sistema político debería dejar de dar espacios dominantes a discursos neo-fascistas, que no reconocen el derecho del pueblo palestino a su independencia y autodeterminación. Asimismo, se deberían crear mecanismos para que empresas vinculadas a donaciones de campañas electorales participen activamente en la reconstrucción de Gaza, que en la última guerra se estima en 7.200 millones de dólares. Gran parte de los materiales de construcción destinados a Hamás, provienen de importantes monopolios israelíes vinculados a la obra pública en Israel.

¿Y qué debería cambiar del lado palestino?
Más allá de hechos concretos como el desarme de Hamás y su renuncia a la violencia como metodología de lucha, la dirigencia palestina debe hacerse cargo de sus fracasos. Cuestionar la legitimidad del terrorismo como herramienta de liberación nacional, y dejar de culpar a Israel por todo lo que les pasa, son fundamentales para la sustentabilidad de la paz. No es razonable que si la OLP pacta un acuerdo de Unidad Nacional con quien insiste en destruirnos, espere que nuestro gobierno negocie con la Autoridad Palestina. En particular cuando Abu Mazen continúa demostrando no saber cómo controlar a Hamás en Gaza. Si ponemos siempre “afuera” los males que nos aquejan, perdemos la posibilidad de hacernos cargos del propio destino.

¿Creé que Hamás va a renunciar a la lucha armada?
No lo sé. Hoy por hoy Hamás se presenta como un grupo armado que quiere la aniquilación de Israel. Sin embargo, no hay que omitir la complejidad de la organización islamista. El ala militar se compone mayormente de jóvenes soldados dispuestos a morir, que están entrenados por oficiales egresados de las cárceles israelíes. Para sus superiores, tiene alta prioridad de agenda la liberación de quienes aún están presos y son, por cierto, sus compañeros de armas. Por otra parte, el ala política de Hamás, tiene representantes moderados como Mussa Abu Marzuk, así como sectores vinculados al financiamiento de la organización desde Catar, con Khaled Mashal a la cabeza. La agenda de los líderes políticos de Hamás en Gaza y Catar no siempre es consistente, en particular en tiempos de guerra o de dificultades de financiamiento. Esta complejidad organizativa de Hamás podría abrir la puerta a un acuerdo de largo plazo con Israel. La mediación del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, es crítica en este sentido.

Para finalizar, ¿qué mensaje le transmitiría al gobierno palestino?
Le pediría lo mismo que Usted le pidió al gobierno israelí en la entrevista que le realicé hace un mes, en este mismo medio: que piense en el bienestar de su gente. Los palestinos tienen la oportunidad histórica de firmar la paz con Israel. El terrorismo y los pensamientos absolutistas sólo nos llevarán a más dolor y más muerte. Las acciones unilaterales nos alejan de la única solución al conflicto, que es la aceptación del otro en el marco de dos Estados independientes para dos Pueblos: Israel y Palestina.

* Ibrahim Enbawi es Presidente de la delegación palestina de la ONG “Minds of Peace”.