Conflicto con Hamas

Gaza 2014: Para dejar a todos DISconformes *

Ante la reciente escalada de violencia en Gaza, el autor de esta columna destaca que lo que parece faltar en el conflicto entre Israel y los palestinos es la voluntad política de aceptar perder hoy para ganar en el futuro, ya que a pesar del accionar terrorista de Hamas, la demanda de la construcción de un Estado palestino independiente es legítima. Es por eso que mientras Israel más avanza en la guerra militar, más retrocede en la mediática.
Por Jonathan Karszenbaum **

Hamás tiraba misiles para buscar la represalia israelí, que generaba víctimas civiles, a pesar de los intentos israelíes de minimizarlas. Lo ideal hubiera sido no responder, porque al hacerlo se producía la paradoja: mientras Israel más avanza en la guerra militar, más retrocede en la mediática.
El Israel de Netanyahu no se iba a quedar de brazos cruzados. Ningún Estado soberano lo hubiera hecho. Además, Israel es un Estado democrático. Hamás es una guerrilla irregular y cuenta con todo ello para lograr más mártires, más condena, más aislamiento para Israel y sobre todo más terreno dentro de la causa palestina.
Esta dinámica sólo beneficia a los extremistas: “Hay que destruir al Hamás”, como si matando a equis cantidad de personas se resolviera el conflicto. O su homólogo: “Hay que destruir a Israel”, como si con ello se resolvieran todos los problemas. El problema de los moderados es que esas voces no venden. Venden los muertos, las armas, los misiles, los túneles, la destrucción.

Israel buscó romper la alianza entre Fatah y Hamás, sucedida tras el estancamiento las negociaciones de paz. Luego desaparecieron los tres chicos e Israel hizo una gran campaña por ello. Es entendible entonces que hoy otros clamen por los 2.000 muertos palestinos. Pero deberían también clamar por los muertos israelíes.

No corre peligro la existencia de Israel. Ese riesgo existió cuando sus vecinos buscaban su destrucción. Egipto Siria, Irak y Libia tienen sus propios problemas. Hamás está aislado y con poco poder de fuego. Sólo recibe apoyo de Qatar. Paradójicamente, los ataques israelíes lograron que haya recuperado la solidaridad internacional. Los ojos hoy están puestos en el Estado Islámico (EI).
Se ha criticado el rechazo árabe a la partición del ’47. Pero hace 67 años que hay un Estado judío y no hay un Estado palestino. Son muchos los responsables, pero Israel es parte de ellos.
La paz se hace con los enemigos: si la OLP pudo cambiar y negociar en su momento, se puede dar la chance a Hamás a que lo haga. Pero claro, bajo la base del reconocimiento mutuo, que sólo lo puede un arduo proceso de negociaciones y no una foto de ocasión.

Para firmar un acuerdo, Netanyahu debería renunciar a los principios que su sector defiende: colonias, Jerusalén única y cero refugiados. Los colonos en Cisjordania continúan construyendo, a pesar de las advertencias de Estados Unidos. Si la intención es hacer un acuerdo de paz, entonces hay que al menos frenar a los colonos. Si no, las palabras caen en el vacío.
Parte de la izquierda israelí perdió su discurso. Compró la idea de responsabilizar a Hamás por todo, sin reconocer los efectos de la administración israelí de Gaza (hasta 2005) y de Cisjordania en la actualidad, por la cual los palestinos tienen coartados muchos derechos básicos. La reciente anexión israelí de Gush Etzion, no sólo afecta la posibilidad de retomar las negociaciones sino que pone de manifiesto las contradictorias actitudes del gobierno israelí para jerarquizar a Abbas como interlocutor legítimo.

Detrás de los misiles de Hamás se esconde una demanda legítima: la construcción de un Estado palestino independiente. Y esa demanda despierta la solidaridad del mundo. Aunque también despierta y fogonea todos los prejuicios antijudíos, aplicados al Estado de Israel, que distorsionan los ejes de discusión. Ello obliga a responder en simultáneo a las críticas legítimas a Israel y a los coros de odio antisemita más rancios.

Un ejemplo es la focalización y exacerbación de la causa palestina, cuando las demás causas humanitarias como los 300 mil muertos en la guerra civil Siria no merecieron ni una manifestación, ni un titular, ni una batería de opiniones pseudo expertas en las redes sociales.

La solución de dos Estados es viable. La reciente tregua abre la posibilidad a Israel de volver a acercarse a los sectores moderados. La “distracción” del mundo con lo que sucede con el EI, da alivio para evitar las declaraciones rimbombantes Los actores relevantes de la región, que en otras oportunidades han entorpecido las negociaciones, hoy están en otros asuntos. Lo que parece faltar es la voluntad política de aceptar perder hoy para ganar en el futuro.
No tengo la solución, pero las armas nunca la han dado.

*  Este artículo se hizo el 30 de julio y ha sido modificado y actualizado.
** El autor es Licenciado en Ciencia Política.