La guerra Hamas-Israel y lo políticamente correcto

Dilemas y posicionamientos, entre los principios y la responsabilidad frente a  la real politik. Una mirada ante a la simplificación del conflicto de Gaza, considerado en muchos casos por fuera de la complejidad de Medio Oriente
Por Susana Gelber *

Toda guerra plantea dilemas éticos terribles, en especial a los pacifistas, a los que sostienen que sólo con diálogo se superan las diferencias y que la guerra es un extremo al que no hay que llegar nunca. Pero en Medio Oriente, lamentablemente ese ideal es muy difícil de llevar adelante.
Si hoy observamos el mapa en forma más ampliada que el conflicto entre Israel y Hamas, vemos el proceso de desintegración de dos Estados, Siria e Irak, que están sumidos en guerras fratricidas de muy difícil solución, pero con una carga de violencia y destrucción que nos estremece. El grupo más cruel, el IS (por sus siglas en inglés), fusila, viola, crucifica y lo muestra en videos por las redes sociales para aterrorizar e intimidar. Y lo logra. Incluso ha opacado los bombardeos a la población civil sobre su propio pueblo que viene llevando adelante el gobierno sirio desde hace tres años, con un saldo hasta el momento de 200 mil muertos y más de 2 millones de desplazados.

Por otra parte, hace más de una década había consenso por lo menos a nivel académico en que las ansias de constituir su propio Estado por parte de los kurdos no se iba a poder materializar si primero no se solucionaba globalmente el conflicto entre árabes e israelíes; incluyendo, por supuesto, la constitución del Estado palestino.
Muchas cosas pasaron desde entonces. Por ejemplo, el giro paulatino de Turquía no sólo hacia el islamismo, sino también hacia Oriente, luego de sus frustrados intentos de ingresar a la Unión Europea haciendo honor a su pasado imperial. Su líder, Erdogan trata de influir y liderar en la zona, apoyando a los rebeldes sirios y a Hamas, siendo junto a Qatar sus principales sostenes económicos y políticos.
Si a esto le agregamos lo que vino sucediendo en Egipto, los temores jordanos al Estado Islámico y el juego de preeminencia regional entre el Irán chiita y la Arabia Saudita sunita, y la fuerte influencia de Hezbollah en El Líbano, realmente el entorno que tiene Israel es bastante preocupante y asfixiante.

La política de los hechos consumados
El gobierno de Israel -encabezado por Netanyahu desde 2009 e integrado por elementos de derecha y ultraderecha que tienen el peso suficiente para neutralizar al partido de centro de Lapid- ha boicoteado y ninguneado a la Autoridad Palestina y a su presidente Abbas.
Pero más allá de ello, la única derrota posible y duradera para Hamas tiene que ser política y eso sólo lo puede hacer el pueblo palestino. Antes del secuestro y asesinato de los adolescentes israelíes, la debilidad de Hamas fue aprovechada por Abbas para conformar un gobierno de unión nacional que iba a estar compuesto por técnicos, y con el objetivo declarado de iniciar negociaciones con Israel. No podemos hablar de errores y oportunidades perdidas del gobierno de Israel, debemos hablar de acción deliberada para crear una situación de hecho irreversible donde un Estado palestino sea inviable. De esta forma, los elementos de ultraderecha de Israel y Hamas se retroalimentan continuamente.
El escenario posbélico muestra que Hamas logró posicionarse en el plano interno del campo palestino, y también en el externo, como un actor que amenaza y pone condiciones. Si el gobierno israelí las aceptara mostraría debilidad y de ahí la encrucijada del primer ministro, aprisionado por derecha para no acordar e incluso reocupar la Franja a cualquier costo, y por los aliados de centro para un acuerdo.

La difícil tarea de ser sionistas y socialistas en este contexto
Entrando ya en el terreno de los posicionamientos, desde el sionismo socialista el mayor dilema pasa por cómo posicionarnos como judíos tanto frente a Israel, desde nuestra posición política y desde nuestra identidad judía, como en relación al mundo judío y a la sociedad de la que formamos parte.
Pareciera que la derecha no tendría problemas, porque ahí lo políticamente correcto es apoyar al gobierno de Israel a rajatabla, haga lo que haga, en principio por una identificación incluso partidaria, pero eso se hace extensivo a buena parte de nuestras instituciones por la necesidad de defensa del Estado de Israel, confundiendo ambas cosas (Estado y gobierno). En cambio, en la izquierda se da un fuerte dilema ético: por principios, las soluciones deben lograrse por vía de las negociaciones y se rechaza todo tipo de violencia. ¿Pero qué hacer ante un ataque concreto? Como preguntara el escritor Amos Oz ante la Deutsche Welle: “¿Qué harían ustedes si su vecino de enfrente se sienta en el balcón, pone a su niño sobre sus piernas y comienza a disparar una ametralladora contra la habitación de sus hijos?”. Una situación dramática prácticamente insoluble.
A esto hay que agregarle que en espectro ideológico argentino, por no citar el de otros países, por diferentes razones, siempre Israel queda en el ojo de la tormenta: se hacen declaraciones, marchas contra la Embajada de Israel, en los medios audiovisuales y en las redes sociales las imágenes estremecen y demonizan al Estado de Israel y asistimos a un rebrote de un antisemitismo latente, que no duda en emerger cada vez con más fuerza ante las espirales de violencia que se suceden con mayor frecuencia en Medio Oriente, pero siempre circunscriptos al conflicto en el que está involucrado Israel y sin contemplar el contexto regional, descripto al principio de la nota.

El problema muchas veces se presenta en cómo enfrentar las duras críticas de los compañeros de ruta de la política nacional, cada vez más duros contra el Estado de Israel y no contra las decisiones de un gobierno; y a la vez más condescendientes frente a los grupos fundamentalistas y terroristas como Hamas, en este caso. Cómo enfrentar este dilema teniendo en cuenta las propias críticas a los gobiernos de derecha– ultraderecha en Israel, la realidad de ser una minoría intracomunitaria, y la muy difícil situación en la política nacional, a la vez que se produce un rebrote antisemita que mezcla todo con tal de estigmatizar y discriminarnos como judíos.
Desde Meretz Argentina sostenemos que es ineludible tomar posición, en nuestro caso como lo que somos: sionistas y socialistas, por lo cual desde nuestra identidad sostenemos a rajatabla que es imperioso una negociación con la Autoridad Palestina, para llegar a una desmilitarización de Gaza, con control de las fronteras por parte de la AP, pero con presencia de observadores internacionales, que es la único que permitiría el desbloqueo de la Franja.
Somos conscientes de la necesidad de terminar definitivamente con el estado de guerra permanente, pero esto debe ser en base acuerdos definitivos, donde los moderados de ambos pueblos puedan ponerse de acuerdo y llevar adelante el proceso y por supuesto cumplirlo. Algo que no será posible sin el apoyo y la presión de la comunidad internacional.
Pero a la vez, no podemos dejar de tener una mirada realista. Una vez que el problema está declarado: ¿qué hacer? ¿Se puede seguir sosteniendo una posición pro diálogo en medio de una lluvia de misiles constantes sobre territorio israelí y con el descubrimiento de los túneles, arma letal y muy bien aprovechada por Hamas?
Aquí estriba la dificultad y la encerrona. Un gobierno de izquierda también tiene la obligación de defender a su población, no puede manejarse solamente con la ética de la convicción sino también con la de la responsabilidad. No nos cabe duda de que un gobierno de estas características no hubiera llegado a esta situación, pero también sabemos que los elementos radicales ven a estos gobiernos como débiles y los chantajean más fuertemente. Lo que sí es seguro es que la única derrota posible para Hamas es la política a manos de su propio pueblo, y hoy esta posibilidad está alejada dado el escenario actual.
Con todo, seguimos sosteniendo que la paz es necesaria, imprescindible y alcanzable. No nos dejamos ganar por la desesperanza. Apoyamos y promovemos el diálogo y el esclarecimiento de la situación en la sociedad argentina para lograr la comprensión necesaria acerca del drama que viven los dos pueblos, para lograr el apoyo al proceso de paz por parte de nuestro gobierno. No una mirada parcial y políticamente correcta desde una pretendida posición de izquierda, como la actual, al compás de decisiones regionales encabezadas por Brasil.
Nuestro deber es interactuar y esclarecer en el campo progresista, tarea bien difícil, ya que por una cuestión ideológica se apoya a los débiles y se cataloga a Israel como estado genocida, sin análisis profundo de la situación y sin penetrar en la complejidad del conflicto.
Este es nuestro desafío y al que proponemos sumarse.

* Lic. en Ciencia Política. Presidenta de Meretz Argentina.