Conmoción y sospecha de venganza

Muestra de unidad en el entierro de los adolescentes asesinados

El sepelio de los tres jóvenes israelíes asesinados por terroristas cerca de Hebrón se convirtió en un acto masivo al que asistieron decenas de miles de personas al cementerio de Modín, en el oeste de Cisjordania. A las pocas horas, se produjeron disturbios en Jerusalén Este en protesta por la muerte de un adolescente palestino, presuntamente asesinado en venganza por el triple crimen de los estudiantes de la escuela talmúdica.

La multitud que participó de los sepelios de Gilad Shaar y Neftalí Fraenkel, de 16 años, y Eyal Yifrah, de 19, compuesta por israelíes llegados desde todo el país, escuchó en silencio las honras fúnebres y las palabras del primer ministro, Benjamín Netanyahu, ante los cuerpos de los tres chicos, envueltos sólo con banderas. Netanyahu honró su memoria destacando que su busca demostró el “espíritu de ciudadanía” de los israelíes.
Por la tremenda afluencia y la gravedad respetuosa con que las siguieron tantos miles de israelíes de diversas tradiciones judías, el sepelio fue una potente demostración de fuerza y de unidad nacional.
Los cadáveres de los tres jóvenes desaparecidos el 12 de junio fueron descubiertos a poca distancia de la ciudad de Hebrón, en el sur de Cisjordania, informó el ejército israelí. Los cuerpos fueron hallados cerca de la localidad de Halhul, a una decena de minutos de la carretera donde fueron vistos la última vez.
De regreso a Jerusalén, Netanyahu afirmó que “Israel seguirá debilitando a Hamás en la franja de Gaza”. El Ejecutivo israelí responsabiliza de las muertes a Hamás, por lo que después del entierro, Gaza fue el segundo escenario del recalentamiento de la guerra permanente entre Israel y la facción islámica. Al respecto, el viceministro de Defensa de Israel, Danny Danon, afirmó en un comunicado que: «Los israelíes tienen la voluntad y la determinación necesarios para soportar una larga operación para erradicar a Hamas».
El tercer foco de tensión fue Hebrón, donde Israel continuó las operaciones de represalia contra  Hamás después de que el Ejército encontrara los cadáveres de los tres jóvenes en sus inmediaciones. La ciudad fue el escenario de la mayor operación militar israelí en la región desde hace 10 años.

Disturbios en Jerusalén tras el asesinato de un joven palestino
Ante el supermercado de Jerusalén donde Mohamed Abu Jadair fue visto por última vez, un contingente de militares y policías israelíes disparó balas de goma, gases lacrimógenos y granadas de sonido contra los palestinos que protestaban por el asesinato del adolescente árabe. La policía hablaba de “dos líneas de investigación” sobre el asesinato. Podría ser “un crimen nacionalista” o “un crimen común”, motivado por rivalidades familiares. Pero también entre los israelíes surgió con fuerza la sospecha de que se trata de una venganza por el secuestro y asesinato de los tres estudiantes de la yeshivá ubicada en Cisjordania.
Contribuyen a las conjeturas de un móvil ultranacionalista los desórdenes registrados desde el lunes en el centro de Jerusalén, en los que fueron detenidos 50 israelíes por acosar y golpear a cualquier palestino que pasara por allí.
En su condena del asesinato, el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat, dio a entender que también él supone que se trata de un acto de venganza. Antes de prometer que los culpables “responderán ante la justicia”, Barkat aseveró: “Esta no es nuestra manera de hacer las cosas”.
Por su parte, la familia de uno de los jóvenes judíos asesinados en Cisjordania, Naftalí Fraenkel, calificó de “ominosa y horripilante” la posibilidad de que el adolescente palestino muriera en represalia por el triple crimen de Hebrón. Abu Jadair tenía un año más que Fraenkel, cuyo tío dijo ayer que “un asesinato es un asesinato; no tiene perdón ni justificación”.