Iniciativa religiosa por la paz en Medio Oriente

Desde el jardín

Como corresponsal de Radio W, de Colombia, luego de cubrir el viaje del papa Francisco a Tierra Santa, tuve el honor de ir al Vaticano a relevar la visita  del presidente Shimón Peres, junto al presidente palestino, Mahmoud Abbas. He aquí algunos apuntes de esa experiencia.

Gentileza de Roxana Levinson *, especial para Nueva Sion desde el Vaticano.

Bajo el sol ardiente de la tarde romana, llegamos al Vaticano, donde representantes de las tres religiones y de dos pueblos se encontraron para intentar convencer al mundo de que quizás la religión sea un camino hacia la paz.
Detrás de bambalinas, por supuesto, hubo de todo: la exigencia del gran rabino sefaradí Itzjak Yosef por la cual la ceremonia se llamó “Invocación” y no rezo o plegaria, como se había pensado en principio. También por ello el lugar fue uno de los bellísimos jardines del Vaticano, sin símbolos de ninguna religión. Y la censura al discurso de Mahmoud Abbas, que fue literalmente obligado a suprimir un párrafo en el que hablaba de refugiados y prisioneros palestinos. Después de un áspero diálogo de sus asesores de comunicación con los del Vaticano, la cuestión quedó zanjada, todo ello mientras Abbas volaba hacia Roma desde El Cairo.
Mientras tanto, en Israel, hubo quienes se emocionaron y hasta aplaudieron la iniciativa del papa Francisco e incluso criticaron al primer ministro Binyamin Netanyahu, que intentó evitar que el presidente Peres participara en la ceremonia. Netanyahu llegó a proponerle que viajara a título personal, no en representación del Estado, algo inviable desde el punto de vista de la ley nacional.

Muchos analistas y la opinión pública, en general, entendieron esta “Invocación por la paz en Medio Oriente y el Mundo” como una ceremonia puramente simbólica y desprovista de toda fuerza real. Algunos lo calificaron de “acto de autismo”, desconectado de la realidad y vaticinaron que no tendría ninguna consecuencia, más allá de satisfacer la necesidad de admiración y aplausos de organizadores y participantes.
Por otro lado están aquellos que aseguran que está ceremonia fue una oportunidad –servida en bandeja– para que el presidente palestino, Mahmoud Abbas, pudiera mostrarse ante el mundo como adalid de los derechos humanos y defensor incansable de la paz.
No resulta difícil adivinar en qué lado del mapa político se encuentra cada una de estas opiniones.

De todos modos, uno de los acompañantes de la delegación de líderes religiosos judíos, cristianos, drusos y musulmanes comentó una anécdota simpática. Los integrantes de esta delegación salieron a pasear por el centro de Roma y los turistas, que fotografiaban plazas y monumentos, comenzaron a girarse para verlos y tomar fotografías de un grupo tan inusual. Hasta que alguien se acercó y preguntó en inglés: “¿Qué hacen todos juntos?”.
Es que, realmente, verlos a todos juntos resultaba impactante. Después de haber vivido esta increíble experiencia, resulta difícil predecir si se quedará en un simple gesto o tendrá un efecto real. El tiempo lo dirá.

* Corresponsal de Radio W de Colombia en Medio Oriente.