Acto conmemorativo en Tzavta

No olvidar, no perdonar

El Polo del Judaísmo Plural, integrado por Convergencia, ICUF, Meretz e independientes, realizó el tradicional acto que cada año conmemora la heroica gesta del Levantamiento del gueto de Varsovia. La cita se dio en un marco pleno de asistentes, y contó con la participación de un panel notable, presentado por la periodista Miriam Lewin, e integrado por el profesor Alberto Sileoni, el obispo Frank de Nully Brown, la doctora María Elena Barbagelata y el ingeniero Dardo Esterovich.

Por Ariel Abramovich

Con la consigna de “No olvidar, no perdonar. Contra todas las formas de discriminación y el resurgimiento del antisemitismo”, el acto conmemorativo realizado en el Centro Comunitario Tzavta combinó miradas de ámbitos diferentes pero que coinciden la necesidad imperiosa de recordar y trasmitir el mensaje de heroísmo y dignidad que tuvo lugar hace 71 años en las barricadas levantadas por los jóvenes judíos en las calles del Gueto de Varsovia.
“Entre abril y junio de 1943, un pequeño grupo de jóvenes judíos ofrecieron una resistencia inigualable contra la temible maquinaria nazi. Los resistentes se irguieron en toda su dimensión humana, levantando la bandera de la dignidad y la libertad. Al cumplirse 71 años de este acontecimiento es preciso recordar su legado como enseñanza y respeto a la convivencia, a la diversidad. El levantamiento del Gueto de Varsovia enaltece la condición del hombre, respetando su complejidad y la multiplicidad cultural y honrando las diferencias. En cambio, el nazismo degrada. Respetar al otro tal como es respetarse a sí mismo. Es fundamental indagar en la memoria sobre la historia”, subrayó Miriam Lewin en la apertura del acto. Y agregó: “Frente al auge del antisemitismo,lacra que rebrota cada vez que el poder necesita disfrazar sus objetivos ante pueblos necesitados. Frente a lo brutal y cruel, el humanismo; frente a los terrorismos de Estado, el estado de derecho frente al fanatismo, la democracias”.

Luego de cantar el “Himno de los partisanos” y la ceremonia del encendido de velas, que entre otras personalidades distinguidas contó con la presencia de Sara Rus, María Rachid y Carlos Susevich, tomó la palabra el ingeniero Dardo Esterovich, quien habló en representación de las organizaciones convocantes.
“El Levantamiento del gueto de Varsovia fue una lucha digna y ejemplar, que tuvo un plus que la distinguió de otras luchas tan nobles, pero con características diferentes, ya que logó una cohesión política entre los paridos judíos y una organización conjunta con rebeldes polacos inédita”, destacó el dirigente a modo de introducción de lo que resultó una síntesis muy didáctica del histórico acontecimiento, en el que la rebelión organizada por los jóvenes judíos pudo resistir un mes, más aún de lo que le demoró al ejército alemán
“Los nazis, con el cinismo y la brutalidad que los caracterizaba, -explicó Esterovich- eligieron el 19 de abril, el día del primer seder de Pesaj, para iniciar el aniquilamiento del gueto, que pensaban terminar en sólo tres días, para ofrecérselo como regalo de cumpleaños a Hitler. No se esperaban el recibimiento que tuvieron por parte de la resistencia judía, que estaba informada de sus intenciones. Y el primer día tuvieron que retirarse derrotados, para cambiar de táctica y empezar a partir del tercer día a incendiar y demoler casa por casa. Duró cuatro días el combate organizado, y cuando esto no fue más posible se adoptaron tácticas de guerrilla urbana hasta que, 28 días después, el 16 de mayo, ante la inmensa superioridad en hombres y armas de los alemanes, cesó toda resistencia, y los nazis procedieron a la demolición del último edificio que quedaba en pie, la sinagoga de la calle Tlomacka, como símbolo del fin de la existencia judía en Varsovia”, detalló.

La del Gueto de Varsovia fue la primera sublevación urbana en la Europa ocupada, después le siguieron otras, como la de los guetos de Minsk y Vialistok, la de los polacos en la misma Varsovia un año después y la de antes de la liberación de París, entre las más destacadas.
“Cuando quedaban apenas menos de 60 mil judíos de los 380 mil que originalmente fueron confinados en el gueto –detalló Esterovich-, un grupo de jóvenes apenas mayores de 20 años pertenecientes principalmente a las distintas corrientes de izquierda, comprendieron la necesidad de lograr la más amplia unidad posible para enfrentar con mayor eficacia al nazismo en su interno de completar las deportaciones a los campos. Eran conscientes que no podían triunfar, pero estaban dispuestos a vender cara su derrota. Esa unidad fue lograd no sin esfuerzo, con la participación de numerosas fuerzas políticas y le dio un gran impulso a la Organización Judía de Combate, que se había formado unos meses antes por iniciativa de Mordejai Anilevich, líder carismático del movimiento sionista socialista Hashomer Hatzair”.
Finalmente, Esterovich compartió su opinión acerca de la función política y educativa que tiene Iom HaShoá. “Para nosotros es una conmemoración combatiente y de compromiso de hacemos cargo del legado y de trasmitirlo de generación en generación, como hace siglos los judíos venimos haciendo con la otra gesta libertadora de nuestro pueblo, la festividad de Pesaj”, reflexionó Esterovich.

Autodestrucción organizada
En segundo turno expuso la diputada nacional mandato cumplido e integrante de la comisión redactora del anteproyecto del Código Penal, la doctora María Elena Barbagelata. Muy emocionada, la dirigente socialista dio su mirada acerca de la gesta heroica de los jóvenes judíos que enfrentaron al ejército nazi. “En Polonia, como en muchos otros países de Europa, el nazismo se ensañó con el pueblo judío, que fue confinado a vivir en aislamiento en el denominado Gueto  de Varsovia, que fue uno delos más emblemáticos en cuento a violaciones a los derechos humanos de personas por si sola condición de pensar diferente, de tener una religión diferente”, expresó.
“Además de ser epicentro de  deportaciones y las matanzas, el gueto era también una forma de autodestrucción organizada”, afirmó Barbagelata. Luego, leyó parte de la última carta que dejó Mordejai Anilevich citada en el libro “La resistencia en el Gueto de Varsovia: algo más que grupo de héroes”, de Daniel Ferirstein. “No tengo palabras para expresar mi sentimiento. Ha sucedido algo que supera nuestro más fantasticos ensueños, los alemanes huyeron del gueto dos veces, una de nuestras unidades mantuvo su posción durante 40 minutos y hubo otra que resistió seis horas. Desde hace tres días el gueto esta en llamas. Desde anoche pasamos a la guerra de guerrillas. Has de saber que el revolver no tiene valor alguno y necesitamos granadas, fusibles, ametralladoras y explosivos”.
A modo de conclusión, Barbagelata sostuvo que: “En septiembre el gueto fue arrasado, pero el mensaje de dignidad de su población no pudo ser acallado. El levantamiento del Gueto de Varsovia expresa la indomable voluntad de un pueblo de vivir con dignidad, enarbolando la esperanza de un mundo de libertad, justicia y solidaridad. Por la memoria de estos hechos, por el reconocimiento a tantos anónimos héroes, y por la reivindicación de esa esperanza, decimos: ¡Nunca más!”.

Luego fue el turno del obispo Frank de Nully Brown, obispo de la Iglesia Metodista Argentina, quien asistió en representación del obispo Aldo Etchegoyen, quien no por cuestiones laborales no pudo estar presente en el acto.
El religioso comenzó su ponencia reflexionando en torno al concepto memoria. “La memoria de ciertos hechos históricos es lo que permite que no los repitamos, no es solamente el hecho de recordar o traer al corazón aquellos episodios, sino también poder evitarlos en el presente y en el futuro de un modo distinto. Por eso creo que traer a la memoria el gueto de Varsovia tiene una significación para los que tenemos en la sociedad argentina y en este lugar que construir hacia adelante. Esa memoria que también va ligada a la palabra verdad. Y donde tenemos que ser conscientes de los hechos que ocurrieron, porque en la medida de que somos conscientes y no olvidamos es que también podemos construir una historia diferente, una historia más humana, mas fraterna´”, afirmó de Nully Brown.
Asimismo, el obispo sostuvo que recordar el antisemitismo también lleva a pensar en las otras formas de discriminación y en los otros genocidios que se produjeron en la historia, entre los que mencionó al que sufrieron los pueblos originarios americanos, los armenios y los 30.000 desaparecidos durante la última dictadura.
Antes de finalizar, y en la que fue una de los comentarios más interesantes de la velada, de Nully Brown hizo un llamado a construir una sociedad fraterna. “Ver al diferente como alguien que nos puede enriquecer es algo que todavía nos cuesta. Es algo que se puede dar si dejamos de ver a lo diferente como algo que me asusta o me amenaza. Y aquí creo que hay un ejercicio que tenemos que hacer todavía, en el que el Gueto de Varsovia tiene gran significación, y es que la unidad humana no es uniformidad. Cuando queremos hacer uniformidad viene el autoritarismo. El desafío que se nos plantea al conmemorar el Levantamiento del Gueto de Varsovia es la convicción de que necesitamos seguir construyendo una comunidad de hermanos y hermanas. Aunque suena romántico y sencillo, esta no es la lógica que plantea el sistema socioeconómico en el cual vivimos. El cual nos lleva a la dinámica de vernos como adversarios o como enemigos, y que nos llevará a la destrucción si no encaminamos este desafío de ser hermanos y hermanas, seamos homosexuales, judíos, protestantes, catónicos, negros, blancos, etc.”, demandó.

Fronteras políticas
La última intervención fue la del profesor Alberto Sileoni, quien además de ser ministro de Educación de la Nación, es Presidente pro temporevdel capitulo nacional  de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto.
Con fuerte énfasis en su lugar de educador y dirigente político, Sileoni planteó desde el inicio de su ponencia la necesidad de abordar la conmemoración del Levantamiento del Gueto de Varsovia desde la perspectiva de todos los genocidios que atravesó la historia, en particular los del siglo pasado. Explicó que en abril se conmemoran tres genocidios: el Holocausto, “con una profundidad y dimensión única”, los 99 años del genocidio armenio, y el de Ruanda, “acá en la vuelta de la esquina”, en el año 1994.
La relación entre los genocidios se evidencia en el comentario que Hitler le hiciera a la plana mayro de su ejército antes de comenzar la 2da Guerra Mundial: “¿Quién se acuerda de los armenios?”.
En relación puntualmente al Levantamiento, Sileoni rescató la faceta cultural de aquella gesta judía en el gueto de Varsovia. “La condición humana es la misma. Todos son nuestros muertos y todos son nuestros dolores. Conmemoramos varias cosas. Primero, una titánica resistencia cultural, el comportamiento del pueblo judío en las condiciones que sufrió en el gueto de Varsovia es una emocionante muestra de resistencia cultural. Había en el gueto prensa clandestina, escuelas clandestinas, bibliotecas clandestinas. Todo acto humano trasmite una dimensión axiológica de valores, es una resistencia cultural, política, ética, religiosa, no es la lucha del autocompadecimiento ni tampoco es una lucha estéril. También me parece que es una reflexión interesante el pensar en torno a lo útil, porque algunos tomando un criterio de extremo utilitarismso podría haber dicho: ‘¿Para qué nos vamos a embarcar en esto si estamos condenados al fracaso?’. Pero no es un fracaso, o puede serlo en términos de la resistencia física, pero no es un fracaso en términos de cuanto avanzó la condición humana en este gesto extraordinario de heroísmo”, subrayó. Y en otro tramo de su ponencia afirmó al respecto: “Un rasgo extraordinario del Levantamiento del Gueto de Varsovia es su imposibilidad del éxito. Porque eso lo hace enormemente más importante. Y me recuerda a Sartre, que decía que al fascismo no se lo combate porque se le puede ganar, al fascismo se lo combate porque es fascista”.

Sileoni destacó también que toda historia es una historia contemporánea. “En educación damos una discusión sobre algunos que creen que el trabajo referido a la memoria es un trabajo añadido a la tarea de educar. Para nosotros es un trabajo absolutamente esencial referido a la tarea de educar. Nunca puede haber silencio pedagógico, eso también se aprende. ¿Dónde se aprende la memoria? Se aprende en casa, en la mesa familiar. Con la reflexión sobre la condición humana, saber lo bueno y lo malo, saber de dónde venimos, etc. Pero también se aprende en la escuela. La escuela es un extraordinario ámbito para trasmitir la memoria, no es la memoria de memoria”, sostuvo. Y en la que fue la intervención más aplaudida de la noche, el ministro de Educación afirmó: “Algunos se enojan porque creen que metemos a la educación en una frontera política. Puede ser. Pero no decirlo ni denunciarlo también es una frontera política”.
En ese sentido, advirtió luego acerca de la importancia de la memoria ante el crecimiento del neofascismo en Europa. “Si una generación se duerme la generación que viene se olvida lo que pasa. Se olvida el genocidio armenio, los 30 mil desaparecidos. El Holocausto no fue un accidente, un desvío de la modernidad. Ni tampoco fue un acto de animalidad, fue un acto profundamente humano. Primo Levi nos recuerda que la humanidad estuvo allí, y puede volver. El neonazismo está creciendo significativamente en Europa, incluso en algunos países que son cuna de la Ilustración y Las luces, el neofascismo tiene hasta el 20% de adhesión electoral. Y hay algunos que niegan lo que ocurrió, entonces sin memoria no hay justicia, pero sin memoria tampoco hay injusticia, porque si nos olvidamos también nos olvidamos de la injusticia”, explicó Sileoni.