“Tú y yo cambiaremos el mundo”, exclamaba Arik Einstein al hablarle en hebreo a hombres y mujeres que empezaban a olvidar sus lenguas pasadas pero convergían en un país donde hasta él sólo se cantaba del pasado. Nacido en la liberal y secular Tel Aviv, Arik comenzó a cantar durante su servicio militar. A lo largo de su carrera, a través de 35 discos y 500 canciones, combinó la sensibilidad con la conciencia social, lo que le permitió desde dar letra a la rebeldía de años ’70 y ’60 al mismo tiempo que se dirigía a la pasión de los amantes.
Falleció a los 74 años por un aneurisma aórtico repentino, Einstein reposa en el cementerio Trumpeldor de Tel Aviv, junto a los grandes artistas de Israel.
Comenzó su carrera musical en la banda “Batzal Yarok”. En 1964 formó el “Shleeshiyat Gesher Hayarcon”, junto a Yoram Gaon y Benny Amdursky. En 1966 se cambió de trío y empezó a formar parte de “Hachalonot Hagvohim” con Shmulik Kraus y Josey Katz. Durante ese año, lanzó su primer álbum llamado “Singing for you (cantando para vos)”. Además, cumplió con la función de productor y músico en algunos temas de otras bandas como “Los Churchils”, una de las primeras bandas de rock de Israel.
Fue un innovador nato. Fue el primero en adaptar los ritmos del rock a las tendencias locales, el primero en grabar un videoclip, el primero en lanzar un CD. Su talento también lo llevó a la actuación, con parodias de humor en el programa de televisión Lool y películas de culto.
“Su voz tenía carencias y sus melodías eran mejorables, pero su apuesta era tan nueva, tan nuestra, conectaba tanto con la calle, que se convirtió en un pilar nacional para todas las generaciones”, escribe una aficionada, Nurit, en el muro de homenaje creado en Internet, donde miles de mensajes glosan su figura.
Einstein era además un cazatalentos notable. Una quincena de nombres clave en la música israelí, desde los setenta a la actualidad, le deben su padrinazgo. El cansancio y la timidez le vencieron a finales de los ochenta y dejó de dar conciertos. Luego, un accidente lo apartó poco a poco de los estudios de grabación, pero su música seguía sonando. En 2011 compuso un tema de homenaje al soldado Gilad Shalit, secuestrado cinco años en Gaza, y acababa de firmar como columnista del diario Maariv.