Gabriel Levinas y el atentado a la AMIA:

«Más del 90% de las pruebas recogidas se obtuvieron no conforme a derecho»

Gabriel Levinas -periodista, fundador y director de la revista la revista El Porteño (1981-1986)-, realizó un informe sobre el caso AMIA en 1995 para el Congreso de los Estados Unidos, publicado por la Biblioteca del Congreso de Washington en septiembre del mismo año. Trabajó para la DAIA en la investigación e informatización de la causa AMIA 1997-1998, de donde fue despedido cuando empezó a hilvanar relaciones contrarias a los intereses de la dirigencia de la época. Es autor del libro "La ley bajo los escombros- AMIA, lo que no se hizo" (Editorial Sudamericana, 1998). "Me costó mucho decir que los delincuentes que están presos son inocentes", afirmó Levinas producto de sus propias investigaciones.

Por Gerardo Yomal y Hugo Presman

Según su punto de vista, ¿estamos en cero en la causa AMIA?

¿Cómo explicarlo…? Si los elementos indican que un vehículo explosivo fue el que causó la explosión, entonces lo que se hace es, como en cualquier lugar del mundo, buscar los restos de ese coche bomba, se los analiza y se determina que este fue el motivo por el cual se demolió el edificio.
El problema que hay es que ninguna de las pruebas que figuran en el expediente que tuve la oportunidad de analizar fue obtenida conforme a derecho… esto significa que la forma de hacerlo sería: acá está esa prueba en el piso, la persona que la encuentra no la toca, llama a dos testigos, con los dos testigos ahí, sin contaminarla, es decir con un guante, de alguna manera sin tocarla, la mete adentro de un sobre, se firma el acta, los dos testigos firman el acta, y eso tiene valor legal. El 90 y pico por ciento, por no decir el 100… pero me da la sensación de que casi la totalidad de las pruebas se obtuvieron ilegalmente…
Yo me tomé el trabajo de fijarme a qué hora fue encontrado cada resto del atentado, porque consta en el acta, y después conseguí con los amigos de la prensa que me muestren qué foto sacaron en cada momento, y cada vez que ellos decían que no había nada, o no había nadie, habían 600, 300, 500 personas alrededor. Es decir que es falso que no había testigos observando el asunto.

¿Quiénes fueron los que «trucharon» las pruebas?

Todas las pruebas y los elementos que podrían servir para llegar a alguna clase de conclusión acerca de la materialidad del hecho estuvieron en manos del enemigo, guardados por ellos… agregaron cosas falsas… El primero de todos que interviene es el Comisario Mayor Castañeda, que después fue procesado por ocultamiento de pruebas, y es quien hace, inicialmente, todas las actuaciones iniciales más los primeros cuerpos que están hechos enteramente por el Departamento de Protección del Orden Constitucional (DPOC) de la Federal.
Hubo mucha gente más que se la pasó falseando testimonios y presionando a los testigos para que dijeran aquellas cosas que a ellos les convenía, y ocultaban aquellas cosas que no iban a favor de la teoría oficial. El propio juez Galeano fue tal vez el principal encubridor y responsable del encubrimiento. Y lamentablemente, este encubrimiento fue conocido y avalado por sectores de la propia comunidad judía. Estamos hablando de Beraja, Dobniewsky, Nercellas y un montón de personas más.
No cabe ninguna duda de que, por la responsabilidad en el encubrimiento, el juez Galeano tendría que estar preso… Por otra parte, no hay que ser muy lúcido para darse cuenta de que en ese famoso video donde se lo ve con Telleldín sentado en un escritorio, donde el juez de la causa está negociando con el principal imputado una declaración consensuada a cambio de dinero…, eso es un delito, acá y en cualquier lugar del mundo. Beraja salió corriendo a defenderlo para que el tipo no caiga, habló con los periodistas, con Morales Solá…
Morales Solá, la otra vez… él mismo me confesó que le había creído a Beraja cuando lo fue a ver y le dijo que en este caso es habitual que a un testigo se le dé dinero para que diga la verdad.
«Lo que no sabía -me dijo Morales Solá- es que se le daba plata para mentir, y yo caí…, yo le creí a Beraja». Es que era muy difícil para la gente… en un atentado que es una cosa casi única en la Argentina, pensar que quien debiera estar más interesado en resolverlo, esté mintiendo…
En toda esta historia Menem quería tirar la pelota afuera porque algunos de los personajes involucrados eran cercanos a él. Y en el caso de Beraja lo encubrió a cambio de unas…, digamos…, yo antes de empezar a investigar para la DAIA investigué también a Beraja y conseguí información bastante buena de la DGI, donde me daban los balances del Banco Mayo. El Mayo estaba virtualmente fundido en el ’94, antes del atentado. Después del atentado, hasta el año ’97, había crecido 14 veces. Y había crecido 14 veces gracias a créditos y redescuentos a tasas absolutamente preferenciales. Este es, básicamente, el motivo por el cual Beraja aceptaba la teoría oficial a rajatabla y no aceptaba que nadie le discutiera. El problema de Beraja es que cuando empieza a aparecer Laura Ginsberg, y otra gente, periodistas como Salinas, etc… que empezaron a poner otras versiones, la gente comenzó a discutir otras cosas. Menem vio que ya no valía la pena seguir bancándolo a Beraja porque ya no era una voz que manejaba a la comunidad, no era una voz única, sino que ya había voces más potentes, más creíbles, que hacían que Beraja ya no fuera necesario para Menem; ahí le sacó el apoyo. No lo mató pero le sacó el apoyo.

¿Qué opina del célebre testigo C que aparece intermitentemente?

Lo que hace la CIA, la Mossad o cualquier servicio de inteligencia del mundo, no lo sabe ni Dios, lo saben sólo ellos y nosotros nunca nos enteramos. Un señor se muere un día de un ataque cardíaco y resulta que fue una cosa que… no hay manera que nosotros sepamos cuando ellos no quieren que sepamos, es su trabajo y lo saben hacer muy bien. Pero cuando aparece un señor de los servicios de inteligencia diciendo no sé que cosa… es una operación política, nunca es la verdad. Cuando aparece un señor arrepentido de no sé dónde…, estas son siempre operaciones de inteligencia que sirven para influenciar alguna situación de tipo político. Entonces, todas estas cosas del testigo C, Irán, son todos cuentos chinos que sirven sólo para enturbiar más la causa. Es decir, acá existe una necesidad política internacional que se puede montar en un caso que no está resuelto y que no va a ser resuelto en la medida que funcione como funciona, y ellos pueden utilizarlo para su propio beneficio…

¿Se le ocurre cómo ayudar para acercarnos a la verdad?

Por un lado, hay que desatender todas estas bolas que tiran permanentemente, y por otro, como ya las pruebas fueron borradas y eliminadas y ya hubo tanto tiempo para ocultar todo, lo único que podemos hacer nosotros para llegar a saber la verdad es agarrar a cada uno de los que ocultó, que esos sí dejaron la huella puesta, a cada uno de los que mintió, que también dejaron la huella puesta, a cada uno de los que encubrió, meterlos presos, porque eso es un delito, y averiguar por qué lo hicieron, y de ahí podés llegar, a través de la cadena de encubrimiento, a los culpables.

Conforme a toda su información y teniendo en cuenta la forma como se han recogido las pruebas, ¿deberían ser declarados inocentes los que hoy están imputados como posibles partícipes del atentado?

Esa fue una jugada bastante inteligente. Poner a esos tipos que son todos delincuentes… te imaginás vos, Levinas va a ir a defender a un delincuente, era muy difícil para mí decir: «esta gente es inocente», yo lo decía igual, pero digamos… esto me costó bastante a mí en términos profesionales.

¿Qué le costó?

Una marginación enorme, inclusive dentro de la propia comunidad judía, a la cual pertenezco. La realidad es que estos tipos son chorros pero no tienen mucho que ver con el caso. En relación a Telleldín siempre se dice: «él oculta algo que sabe». Estoy seguro que es un tipo muy inteligente, después de haber estado tanto tiempo preso por este caso, debe saber más de una cosa, y por ahí más que yo. De ahí a que lo haya sabido antes, me suena absolutamente ridículo que un tipo que era el principal reducidor de autos robados, que lo único que sabía hacer era vender autos truchos… si le piden un coche para volar la AMIA le va a dar el coche que está a su nombre con su número de motor, que a los dos minutos lo agarran y lo meten preso. Si hay alguien que sabía falsear eso era él. ¿Por qué va a dejar el número de motor original? No tiene sentido.