Claudio Lozano

“No creo que haya ninguna afectación de la gobernabilidad del sistema”

“Seguramente habrá presiones para que se realice ajuste, porque muchos de los que pretenden ponerse el saco del recambio presidencial quieren que el trabajo sucio lo haga el Gobierno en su salida, del mismo modo que lo hizo Duhalde en la emergencia del 2001”, dispara el economista Claudio Lozano, entrevistado por Nueva Sion en el marco de las actuales elecciones legislativas.
Fundador de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), el candidato a diputado por Unión Popular reflexionó sobre los diez años de gobierno kirchnerista, su legado económico, los problemas que se avecinan en los próximos dos años, a la vez que ofreció su mirada sobre  los atentados a la Embajada de Israel  y la AMIA, recalcando que – a su juicio- la discusión central no pasa por Irán sino por desentrañar la conexión local, y que “lamentablemente sobre eso no hubo avances de ninguna naturaleza”.
Por Darío Brenman * y Gustavo Efron **

¿Cómo evalúas estos diez años de kirchnerismo?
Nosotros ubicamos la experiencia del kirchnerismo como el resultado de un proceso de avance nacional y popular significativo que se expresa en las movilizaciones populares del 2001-2002. En el cuestionamiento al sistema político dominante que se materializó en esa consigna del “que se vayan todos”. Este momento  desde nuestro punto de vista, trajo una etapa de discusión política nueva. Los límites aparecen a la hora de entender que el kirchnerismo lo que hace es una adaptación del viejo PJ a esa coyuntura política. Y en ese sentido es donde aparecen los claroscuros.

Sin embargo en los comienzos de kirchnerismo se intentó desarrollar una política de transversalidad por fuera del PJ
Entiendo que esta última década estuvo atravesada por una contradicción: un proceso popular de cuestionamiento y una gestión gubernamental sostenida en la estructura de poder vigente. En este sentido, hay momentos muy claros donde hubo avances de la sociedad con las políticas de Derechos Humanos, con la apertura a América Latina, con el cuestionamiento discursivo a la experiencia neoliberal y  leyes de ampliación de derechos. Pero lo que me parece es que las medidas políticas del gobierno surgen  ante la necesidad de dar respuesta a situaciones determinadas. Si uno toma, por ejemplo, la Ley de Medios, la disputa se da en el marco de un  enfrentamiento con el grupo Clarín,  no una  jugada en el marco del proceso de democratización. Otro ejemplo es la estatización del sistema previsional argentino, que aparece en un momento donde se necesitaban fondos  para poder financiar la continuidad de la política económica. Por lo tanto, hay una contradicción entre las demandas construidas por la movilización popular y una gestión que entrampa estas demandas en una lógica que tiene más que ver con la adaptación a lo que existe, más que inscribirla en una estrategia de cambio.

¿Qué diferencia encontrás entre el primer y el segundo gobierno kirchnerista?
En los primeros años, el Gobierno tiene una mayor autonomía del PJ, producto del apoyo popular existente en ese momento. A partir del  2006, cuando se decide disputar el PJ aparecen un conjunto de límites cada vez mayores a la lógica del funcionamiento gubernamental.
Por otro lado, hay dos etapas muy marcadas en materia económica. Una es el período que abarca entre el 2003 y 2007, que es un momento de capacidad ociosa importante y una recomposición de la actividad económica muy significativa. Y del 2007 en adelante, donde no se avanzó en políticas que  retomaran el control público sobre los procesos de inversión, ocasionando que el crecimiento sea más volátil, sumado  a la  fuga de capitales y ajustes de precios. Toda esta situación ocasionó el momento actual que vivimos, que es de estancamiento en un contexto de posible ajuste y devaluación, sumado a las posibilidades incluso de re-endeudamiento

¿A que te referís con re-endeudamiento?
Desde el 2009 en adelante se ingresó en un nuevo ciclo de endeudamiento básicamente con fuentes financieras locales. Hoy, con una demanda muy importante de divisas para seguir creciendo, comienzan a abrirse un conjunto de estrategias: la más reciente fue la de reconocer las deudas en el CIADI a cambio de determinada cuota de crédito del Banco Mundial y del BID, que abre la posibilidad de tomar deuda en el mercado de capitales.

Uno de los temas que más preocupa a la sociedad es el de la inflación. El Gobierno aún no ha encontrado un camino para resolverlo; pero lo que está claro hasta el momento es que la opción del ajuste clásico como  históricamente lo conocemos  no es algo que se tenga en mente. ¿Vos compartís  esta apreciación?
No hubo una política ortodoxa, pero ciertamente el mantener la lógica del ajuste inflacionario, colocando el pan a $20,00 en un contexto de acuerdo con los exportadores de trigo es una lógica de manejo que complica la perspectiva del bolsillo popular.
En el tema del acuerdo con Chevrón, por ejemplo, uno percibe no solamente un acuerdo leonino ya que esta empresa ingresa a este negocio no poniendo dinero, porque todo sale del propio giro del negocio, esto se hace pasando de largo cualquier discusión seria sobre la problemática ambiental que abre la utilización de los recursos hidrocarburíferos no convencionales.

Hay una percepción de época de que sólo el peronismo tiene posibilidad y capacidad de gobernar; y de hecho, las elecciones aparecen casi como una interna entre diferentes candidatos de la misma extracción política. ¿Cómo ves este fenómeno?
Para nosotros el peronismo como experiencia de transgresión y transformación  culminó en 1975 y lo termina de consumar el golpe de Estado y la represión. Lo que surge a partir de ahí que es la experiencia del PJ  no tiene que ver con el peronismo. El PJ post dictadura  va conformando una nueva estructura de clase que va transformando y cooptando a los sectores populares que sostiene la estructura de gobernabilidad. Con una rueda auxiliar que es la UCR, que de vez en cuando alterna con este nuevo peronismo. En ese marco esta sociedad conforma el núcleo duro del sistema político dominante en Argentina. Ante esta situación, pienso que la construcción hay que darla  en el terreno de las organizaciones populares no en las internas partidarias.
Nosotros le pusimos mucho esfuerzo a la construcción de una organización de trabajadores, porque era imposible pensar las perspectiva de un frente popular de transformación en nuestro país, sin un anclaje en la organización de los trabajadores, por eso fundamos la CTA sobre bases distintas al modelo sindical dominante. Hoy, la mitad de la clase trabajadora esta fuera del circuito formal, esta situación es totalmente diferente al que caracterizó hace décadas al sujeto trabajador peronista.
La Argentina tiene un sistema político que atrasa ya que  seguimos boyando incluso luego de la experiencia kirchnerista entre la interna del PJ y la interna de la UCR. Aquí no ocurrió lo que pasó en el resto de América Latina, donde hay experiencias nuevas que nacieron como una forma de protestar contra el sistema político vigente. No solamente en Brasil y en Uruguay; en Bolivia está Evo Morales o en Venezuela el chavismo.

¿Qué puede suceder a nivel político en los próximos dos años si el kirchnerismo –como se prevé- pierde las elecciones legislativas? ¿Cómo ves la gobernabilidad?
No creo que haya ninguna afectación de la gobernabilidad del sistema. Estamos en un contexto donde se van a dar discusiones respecto a qué magnitud va a tener el ajuste en el país: si va ser mayor o menor la devaluación de la moneda o en que medida tomamos el camino del re-endeudamiento o no. Se abren dos años complejos para la situación social y el pueblo argentino, con mucha conflictividad social. Lo que suceda a nivel político en lo que resta del 2013 no hay que pensarlo como inamovible porque creo que muchos de los que aparecen como supuestas expresiones de novedad política tienen poco que ver con esa perspectiva.

¿Vos te réferis a Sergio Massa? 
Cuando veo a Massa como expresión de una nueva política la verdad es que lo pienso a este personaje metido en la discusión de la eventualidad del ajuste del 2013 al 2015 acompañado por Redrado; va ser un momento delicado. Cuando aparece Julio Cobos como integrante de una supuesta experiencia de centro izquierda la verdad no va ser fácil sostener ese sistema político que comienza a parecerse mucho al que estalló en el 2001.

Igualmente no da la sensación que Cristina se vaya a ir en helicóptero, como se fue De la Rua…
De la única manera que se produzca una situación parecida al 2001 es que se termine de consolidar una confrontación de intereses económicos al interior del bloque dominante, como ocurrió en ese momento, donde con claridad había sectores económicos que promovían una salida con devaluación, frente a otros que estaban afincados en la idea de la dolarización, lo que reflejaba un quiebra de intereses en el núcleo de la cúpula del poder económico. Si esto no aparece es muy difícil que se ponga en juego la gobernabilidad en su conjunto. Yo no concibo fracturas al interior del bloque dominante. Hay un cierto acuerdo sobre el rumbo que la Argentina tiene que seguir, sobre la base de promover las estrategias de devaluación, fuga de capitales y de ajustes de precios, estrategias que han venidos desarticulando la política económica oficial.

Lo que hay que ver es qué tipo de actitud va a tener el Gobierno nacional una vez que quede claro que Cristina no continúa.
Seguramente habrá presiones para que se realice ajuste, porque muchos de los que pretenden ponerse el saco del recambio presidencial, quieren que el trabajo sucio lo haga el Gobierno en su salida, del mismo modo que lo hizo Duhalde en la emergencia del 2001. También hay que ver que este gobierno tiene algunas debilidades profundas que están asociadas con la corrupción institucional que involucra a funcionarios no menores, por lo tanto, la búsqueda de impunidad futura va ser algo que también va a aparecer como condicionante en la gestión gubernamental.

Cambiando de tema. ¿Cómo evalúas el acuerdo con Irán, teniendo en cuenta los cambios políticos que hubo en las últimas elecciones en ese país?
Lo que nosotros siempre hemos visto con mucha preocupación es que el Gobierno ha colocado la discusión sobre el tema de la Embajada o AMIA en el marco de la disputa de intereses en Medio Oriente, en lugar de poner como centro lo ocurrido en la Argentina. Es una política que está siendo gobernada por el modo en que se va ordenando el tablero en Medio Oriente. En ese sentido, lo que ocurre con el nuevo gobierno de Irán, y lo que se expresa en el acuerdo firmado por Argentina, es cierto reordenamiento del tablero mundial donde lo que aparece es un cambio de la relación de Estados Unidos con Irán, a partir del cual de alguna manera hay un intento expreso de sacar a Irán –por interés norteamericano- de lo que fue el lugar del eje del mal. Y Argentina, con la discusión respecto al tema Amia, ayudaba a seguir colocando a Irán en ese lugar.
Para nosotros la discusión central es el debate de la conexión local, y lamentablemente sobre eso no hubo avances de ninguna naturaleza y pensamos que sistemáticamente se desplaza el eje de la discusión hacia debates que para nosotros van a vía muerta

¿Te parece que Argentina no debe intervenir ni investigar si un país extranjero esta sospechado de promover un atentado en su propio territorio?
Me parece que la idea de poner la estrategia de culpabilidad solamente en un país externo es poco seria. Se necesita un grado de cobertura institucional y de presencia local para llevar adelante atentados de esa naturaleza. Por lo tanto, para nosotros el acuerdo con Irán es algo que va en línea con la descompresión de la situación en Medio Oriente. Para nosotros una solución inicial es crear una comisión investigadora con figuras relevantes que trabaje sobre la conexión local, mientras más tiempo se demore, es peor.

* Periodista
** Director de Nueva Sión