A 40 años de la Guerra de Yom Kippur

El último gran enfrentamiento armado con los vecinos árabes

Tras la aplastante victoria en la Guerra de los Seis Días, Israel se sentía tan invulnerable que hasta la Inteligencia militar israelí veía como una “posibilidad reducida” una potencial ofensiva árabe. Pero mientras el Estado hebreo estaba más preocupado por los ataques terroristas palestinos, en el día más sagrado del judaísmo, comenzó la que sería la guerra más difícil en la historia de Israel y la última que lo enfrentó abiertamente con los países árabes.

En la mañana del 6 de octubre, la primera ministra Golda Meir reunió a sus colaboradores ante las informaciones sobre un ataque inminente. Los presidentes de Egipto, Anuar Sadat, y de Siria, Hafez Asad, prometieron recuperar el Sinaí y el Golán, ocupados por Israel en la guerra del ‘67. Contingentes de otros países árabes acudieron a su llamamiento contra Israel.
A las tres de la tarde, la radio pública rompió el silencio que en Israel caracteriza a Kipur con un boletín ya histórico: “El portavoz del Ejército informa que a las 14.00 de la tarde, fuerzas egipcias y sirias iniciaron un ataque en el Sinaí y los Altos del Golán. Nuestras fuerzas están operando contra los atacantes”.

Pero si bien la inesperada ofensiva árabe dinamitó la eufórica sensación de superioridad militar que se vivía en Israel, luego terminó con las tropas israelíes contraatacando en Egipto y Siria. Fue la guerra más difícil en la historia de Israel, aunque de rozar el desastre, el ejército hebreo obtuvo una gran victoria militar, al llegar a casi 100 kilómetros de El Cairo y apenas unas decenas de Damasco.
Pese a no recuperar el Sinaí por las armas, los egipcios se sintieron vencedores, y cada 6 de octubre celebran la victoria. Sucede que el enfrentamiento bélico aceleró la vía diplomática hasta Camp David, donde en 1979, a cambio del Sinaí, Egipto se convirtió en el primer país árabe en firmar la paz con Israel. Por ese motivo, en 1981 Sadat fue asesinado por un extremista islamista.

Tras la guerra, que provocó la muerte de 2.656 soldados israelíes durante los 18 días de operaciones militares, Golda Meir se lamentó por la imprevisión del ataque árabe. Para los israelíes, la guerra de Yom Kipur sigue siendo una dolorosa herida. La victoria final en términos militares fue acompañada por una indignación social que llevó a la creación de la Comisión Agranat para investigar el desempeño del gobierno.
Ante la Comisión, Meir explicó que no ordenó un ataque preventivo al temer la reacción internacional que hubiera puesto en peligro la ayuda militar de Estados Unidos. “Todos en su parcela se equivocaron un poco. No creo que alguien pueda levantarse y decir que no se equivoca”, señaló Meir según documentos desclasificados ahora. Reconoció que no movilizó a los reservistas antes del ataque árabe por temor a enfrentarse a la cúpula militar. A partir del 13 de octubre, Washington lanzó un decisivo puente aéreo armamentístico.

La opción nuclear de Moshé Dayan
Recientemente, el Wilson Center publicó el testimonio de un ayudante del dirigente Israel Galili, en el que recuerda la reunión del Gobierno del 7 de octubre. Según él, el general Moshé Dayan, entonces jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, estaba tan angustiado y preocupado por la posibilidad de que una derrota determinara el fin de la existencia del Estado judío, que propuso lo que nadie se había atrevido antes: la opción no convencional. Las informaciones del frente dibujaban un panorama desolador y Dayan pronosticó «la destrucción del Tercer Templo» en alusión al fin de Israel.
Cuando la reunión tocaba su fin, Dayan explicitó su propuesta: «Pensé que, como la situación es muy mala y no tendremos tiempo y muchas opciones, conviene que preparemos la exposición de la opción nuclear». La idea fue rechazada de inmediato por Meir. «Olvidate de eso», fue la respuesta que recibió.