El discurso de Netanyahu en la ONU

Convivir con un Irán atómico

Compartimos una columna del analista Reuven Pedatzur publicada por el periódico Haaretz, que da cuenta del desafío que para Israel supone la posibilidad concreta de que el régimen teocrático iraní consiga armas atómicas, y el escaso eco que tuvo el discurso amenazante del actual Primer Ministro israelí, Bibi Netanyahu, en el marco de una Asamblea de las Naciones Unidas sacudida por el cambio de estrategia diplomática del nuevo presidente persa.
Por Reuven Pedatzur, con traducción de Daniel Kupervaser

Desde el momento en que Netanyahu detalló en las Naciones Unidas las medidas que Irán debe tomar para satisfacer las condiciones de Israel, el Primer Ministro israelí dio a entender, en la práctica, que un ataque militar israelí es inevitable. A esta conclusión se arriba debido a que no hay ninguna posibilidad de que Irán responda positivamente a las cuatro exigencias que Netanyahu les presentó. Más aun, la probabilidad que el gobierno norteamericano demande de Irán el cumplimiento de tales imposiciones es casi nula. Netanyahu lo entiende muy bien. Él sabe que al final se quedará solo frente a Irán con los requisitos que puso sobre la mesa.
De esta manera, Netanyahu acorraló a Israel y se hizo cargo de un compromiso que difícilmente podrá cumplirlo. Está claro que podría haberse conformado con expresiones generales como por ejemplo: “de Irán esperamos hechos no discursos”, pero el eligió detallar. Según Netanyahu, las cuatro medidas que Irán se debe obligar a llevar a cabo son: terminar con el enriquecimiento de uranio, sacar fuera del país el uranio que ya fue enriquecido, desmantelar toda la infraestructura que permite acelerar el desarrollo nuclear, entre ellos las instalaciones subterráneas y las modernas centrífugas, y por último, paralizar los trabajos en el reactor de aguas pesadas de Arak, destinado a producir plutonio. Solamente por medio de estas disposiciones “el plan de desarrollo nuclear de Irán llegará a su fin y terminará con toda posibilidad de salir adelante”.

Es muy difícil entender los motivos por los cuales Netanyahu incorporó estas cuatro condiciones en su discurso, salvo que él personalmente, de verdad, tiene intenciones de conducir Israel a tomar la decisión de atacar.  Está claro que en los próximos meses, después de iniciadas las negociaciones entre EE.UU. e Irán, va a saltar a la vista que los iraníes no tienen ninguna intención de cumplir las condiciones que le impuso Netanyahu, pero tampoco hay intención norteamericana alguna de imponérselas. Entonces, la palabra de Netanyahu estará bajo la lupa y el fracaso asegurado.
Se debe prestar atención a que el discurso de Netanyahu no incluyó ni una palabra a la opción de un ataque militar norteamericano. Es decir, Netanyahu entiende que no hay ni la posibilidad más remota de concretarla. Por lo tanto, acentuó: “No hay lugar a malos entendidos. Israel no permitirá que Irán consiga armas atómicas, y si inclusive tiene que enfrentarlo solo, Israel lo hará”.
Cuando el Primer Ministro amenaza que Israel atacará Irán sin la ayuda de nadie, esto es una amenaza hueca. Israel no tiene una opción militar real. Netanyahu escucha esto permanentemente de todos los ámbitos profesionales que tendrían a su cargo el operativo. Un ataque israelí puede ciertamente causar ciertos daños a algunas instalaciones nucleares iraníes, pero en el mejor de los casos sólo podrá postergar los planes del desarrollo de la bomba por un corto plazo. Está claro que Netanyahu no puede ordenar el ataque en tanto y en cuanto continúen las negociaciones con Irán. Esto puede perdurar mucho tiempo durante el cual se continuará desgastando la autenticidad de una amenaza militar israelí.

El elemento trágico en el discurso de Netanyahu en la Asamblea Anual de la ONU se manifestó cuando pidió a viva voz “sujétenme”, sobre todo cuando quedó claro que en realidad nadie está interesado en “sujetarlo” y sus amenazas de bombardear Irán fueron interpretadas como un capricho de un líder histérico que trata de detener con fuerza militar un proceso histórico positivo. Netanyahu es visto como una persona problemática que podría, según lo dice un editorial de New York Times, sabotear las mejores posibilidades de renovar las relaciones entre EE.UU. e Irán.
Todo lo dicho no implica que Netanyahu tiene razón en su evaluación que Irán no tiene ninguna intención seria de ceder a su opción atómica. Aún si Netanyahu dice la verdad, tiene que comprender la necesidad de “cambiar diskette” y comenzar a pensar seriamente cómo se convive con un Irán atómico.

Fuente: blog de Daniel Kupervaser.