Repercusiones de la crisis siria

Israel chocó con el pueblo norteamericano

Michael Oren, Embajador de Israel en EE.UU que finaliza su función en estos días, aprovechó la oportunidad del 64 aniversario de la independencia para expresar su profundo desconsuelo y decepción ante un proceso de continuo desgaste de la reputación de Israel en EE.UU. Las añoranzas y nostalgias le trajeron a la memoria la inolvidable revista Life que en su destacada edición de Mayo 1973 alabó y elogió efusivamente al Israel de entonces.
Por Daniel Kupervaser

En su angustia, el diplomático israelí se pregunta: “¿Por qué se ha deteriorado la imagen de Israel?”, “¿Cómo podemos explicar la afirmación de que un insidioso lobby israelí compra votos en el Congreso?”. Lamentablemente este experimentado representante del ejecutivo israelí elige el camino más fácil, aunque el menos convincente, de culpar a los medios de comunicación. “¿Alguna revista importante hoy en día representó al Estado Judío así (como Life en su tiempo) durante la semana de su cumpleaños número 64?”.
Asignar la culpa a los medios de difusión del proceso de aislamiento político de Israel frente a la sociedad norteamericana no es más que encontrar fácilmente un chivo expiatorio. El Embajador Oren comete el reiterado error de los defensores de las políticas del gobierno de Israel. Los medios de difusión no cambiaron. Lo que cambió drásticamente durante las últimas décadas fueron las políticas del  liderazgo israelí que pasó a basarse en la imposición y soberbia sustentadas por un poder ilimitado del lobby judío norteamericano capaz de convertir a la Casa Blanca y el Capitolio en sirvientes de Israel.
Justamente calcar esta conducta durante la crisis por el uso de armas químicas  en Siria llevaron a un dramático e histórico choque entre Israel con el pueblo norteamericano, y lo que es peor, al país del norte le causó un daño irreparable al demoler totalmente su posición preferencial como única potencia mundial dando lugar al retorno de Rusia al escenario internacional y lo que muchos expertos vaticinan como probable, una vuelta a la etapa de la guerra fría.

Apenas se conocieron los detalles del ataque con armas químicas en Siria, el pueblo norteamericano fue testigo directo de los intensos esfuerzos israelíes en azuzar a Washington para una inmediata represalia militar. En primer lugar se informó que “una dotación de inteligencia de las fuerzas de defensa de Israel proporcionó la prueba clave a Estados Unidos en la que el gobierno de Obama se basa para acusar al régimen sirio de atacar con armas químicas a civiles”.
En los mismos días, durante la visita del Canciller francés, Netanyahu no dejó pasar la oportunidad para acuciar a Obama declarando: “Es hora de decidir una acción en Siria y no descartar un ataque de EE.UU contra el país árabe”. La misma fuente informa que Moshé Yaalón, Ministro de Defensa de Israel, aseveró que “para una parte del gabinete del régimen israelí un ataque de Estados Unidos parece inevitable”.

Atento a una seria evaluación de su posición respecto de Netanyahu, tal como aprendió la lección en su cadencia anterior, a regañadientes Obama resuelve que es necesario dar una lección a Assad por medio de un ataque corto pero efectivo y doloroso. Para recibir un apoyo conveniente del Congreso, Obama recurre telefónicamente a Netanyahu y le solicita urgente intervención. ¿De quién? Del poderosos lobby judío norteamericano AIPAC. “Netanyahu se moviliza rápidamente y se pone en contacto directo con parlamentarios norteamericanos, funcionarios del gobierno de Obama y directivos de AIPAC a los efectos de acentuarles la importancia del operativo militar norteamericano en contra de Assad”.
Las huestes de AIPAC, estimadas en 250 activistas, se lanzan de inmediato al ataque para convencer, por medios que solo ellos conocen, a los congresistas norteamericanos de la necesidad de apoyar a Obama. El público norteamericano no deja pasar por alto tales movimientos que son captados claramente por los medios.

Para el New York Times “El plan de Obama de un ataque limitado tiene un crucial y único aliado: Israel. Los funcionarios israelíes se esforzaron permanentemente en recalcar la necesidad de cumplir la promesa de la línea roja de Obama como elemento esencial para frenar las ambiciones nucleares de su gran enemigo Irán”. Por si esto fuese poco, el Canciller Kerry no se mostró muy preocupado por la seguridad de su país, sino más bien, por la seguridad de Israel. En una intervención en su Congreso declaró que “si no se ataca a Siria, Israel está en peligro”.

Sorpresivamente, y en contraste con situaciones similares del pasado, el público norteamericano, en su gran mayoría, dejó de lado su conocida apatía y dijeron: basta. No están dispuestos a continuar con la función de gendarme universal de la democracia o los valores humanos ni listos a perder la vida por intereses de otro país. Las encuestas que se llevan a cabo paralelamente a la apertura de las discusiones en el Congreso norteamericano indican que un 70% de los ciudadanos considera que los congresistas se deben oponer al ataque a Siria. Este drástico cambio en la opinión pública norteamericana prácticamente dejó sin efectos las motivaciones o alicientes que AIPAC ofrecía a los congresistas de manera que la mayoría de los analistas anunciaba un estruendoso fracaso al proyecto de Obama.
Mientras tanto una propuesta pacifica rusa degradó totalmente a Obama que se vio en la necesidad de postergar sus planes, tal vez cancelarlos. Increíble: El Presidente de la primera potencia del mundo repentinamente pasa a segundo plano.

Para Israel todo el proceso significa un fracaso total, tanto si se lleva a cabo el ataque como si se cancela. Por primera vez en los últimos años queda demostrado que una reacción popular masiva que se siente molesta o defraudada por posiciones israelíes, es capaz de romper esos vínculos históricos que tanto se glorificaron en el pasado y puede tirar abajo los planes de la política exterior de Jerusalén, casi siempre basados en trama de intereses solo con gobiernos por encima de sus ciudadanos.

Al margen de la temática principal, pero ligado a la cuestión, no se puede pasar por alto dos detalles:
-En su desesperado esfuerzo por ayudar a Obama, políticos israelíes no prestaron atención que en el camino dejaron tirada a una famosa defensora de Israel. Por primera vez Pilar Rahola se expresa públicamente en contra de las posiciones de Israel cuando se opone totalmente al ataque programado a Siria.
-Paralelamente a la publicación del presente artículo, se dio a conocer un documento revelado por Snowden y publicado por el diario inglés Guardian. Según esta información EE.UU transfiere a Israel información de ciudadanos norteamericanos y por otro lado el espionaje israelí es el tercero en agresividad hacia EE.UU.

Si Israel continúa por su conocido camino en política internacional (arrogancia e imposición basada en un descomunal poderío militar, ser uno de los mayores exportadores del mundo de material bélico, no aceptar necesariamente soberanías territoriales de otros países,  y proponer servicios de apertura de puertas en el mercado norteamericano, es de suponer que en un futuro próximo parte de los pueblos del mundo obliguen a sus gobiernos, atados a Israel por intereses de todo tipo, a darle la espalda a Israel, en el mejor de los casos, o en el peor, hacerle frente.