Darío Teitelbaum, dirigente de Meretz y Hashomer Hatzair

“Hay un decisión de desinstalar el tema del conflicto con los palestinos”

Durante su última visita a Argentina, Darío Teitelbaum conversó con Nueva Sión sobre la situación política en Israel. El secretario general de la Unión Mundial de Meretz y director para América Latina de Hashomer Hatzair, señaló que la falta de resolución del conflicto palestino sigue siendo el mayor peligro para Israel y para las comunidades judías del mundo. “La opción de dos estados para dos pueblos aún es posible. La alternativa es el fin del sionismo por cualquiera de los dos caminos posibles: o un Estado binacional o en una clase de gobierno que perdura la ocupación sin otorgar derechos civiles a los palestinos. Sería muy negativo que se generara una contradicción muy profunda entre lo liberal y lo sionista”, advirtió.
Por Damian Szvalb *

¿Qué evaluación se puede hacer de estos primeros meses de gestión de la nueva coalición de gobierno encabezada por Netanyahu?
Lo primero que puedo decir es que el crecimiento del sector nacional religioso, esta vez con la configuración del partido Casa Judía, demuestra que los discursos, las posturas y los partidos ideológicos aún son necesarios en la política israelí. También se consolidó el concepto del centro político. Yair Lapid lo dijo muy claramente: “yo no soy centro izquierda”. También Shelly Yacimovich, que viene de un partido histórico, dijo que el laborismo no es de izquierda, que es un partido gubernamental de centro. Esto marcó mucho mejor la cancha.

¿Cuáles son las diferencias entre esta coalición y la que gobernó los últimos cuatro años?
Si el último gobierno, que fue avalado por el laborismo hasta un determinado momento, era derecha, religiosos y ortodoxos -con algún condimento que lo validaba desde la centro izquierda-, hoy en día el actual gobierno israelí es derecha extrema, derecha, y centro derecha, y eso sí es un cambio. La segunda cosa es remarcar la gran gobernabilidad que garantiza Netanyahu, su capacidad para integrar fuerzas. El Likud aparece como una fuerza relativamente moderada y que tiene la capacidad de abisagrar. El sistema de bisagra no cambio, solo cambiaron algunos integrantes.  La “Casa Judía”, que cobró fuerza a costa de otros partidos de extrema derecha que desaparecieron, está en el lugar indicado: el Likud en el medio como bisagra y el lugar de los ortodoxos sefaradíes de Shas o los ortodoxos askenazíes fue reemplazado por Lapid.

¿Y cuál es la clave que explica que hayan podido acordar estas fuerzas políticas que no parecen tener una misma agenda?
Es fundamental comprender el acuerdo que permite, más que ninguna otra cosa,  la continuidad de la ocupación. Primero está respaldado por un sentimiento de nacionalismo exacerbado en ciertos sectores de la población judía. Pero más allá de eso, entra en juego el sustento económico, que necesita todo proyecto ideológico. Mientras la bisagra sirva para seguir sustentando la continuación de la ocupación de Judea y Samaria el tema funciona.  Los colonos están dispuestos a hacer concesiones con todo el mundo mientras  no los molesten con el tema de Judea y Samaria, y los ortodoxos están dispuesto a acompañarlos en este tema mientras se siga manteniendo su estado de caridad.

¿En la política israelí no hay nadie con capacidad para romper esta alianza?
La última vez en los últimos 30 años que se rompió esto fue con Isaac Rabín, y lo mataron. Rabín rompió este abisagrado y le costó la vida. De todos modos, hay que ver como evoluciona esta relación entre Lapid y Benett, dos líderes con hambre de poder. Yo no le veo mucho futuro y no creo que se consolide. Tiene suficientes puntos de salida, de crisis entre ellos, que los va a llevar a comprender los intereses adversos, especialmente cuando la gente que votó a Lapid le diga que no lo votaron para seguir apoyando la ocupación.

¿Cómo quedó Meretz luego de las elecciones y qué debe priorizar en su agenda?
En términos electorales, si uno analiza la performance electoral de Meretz doblando el número de parlamentarios, fue un éxito. Se revirtió una tendencia que venía en caída, y eso es muy importante. De todas maneras, la política israelí tiene una concepción de bloques y el peso del bloque pro paz disminuyó, porque apareció el partido de Lapid, que tiene gente interesante, pero que desde su liderazgo no se expresa a favor de un acuerdo. Lapid tuvo gestos muy fuertes: su campaña fue lanzada desde la ciudad de Ariel. Quedó claro para quien hablaba.

La ausencia del tema palestino en el debate electoral presagiaba lo que está sucediendo ahora: nadie habla de eso…
Hay una intención en Israel, y por sistema de copy paste en las comunidades del mundo,  de desinstalar el tema del conflicto con los palestinos, que un asunto crucial para la existencia del pueblo judío. En ese  sentido Meretz tiene un rol muy particular, y no solamente en Israel sino en todos lados donde activa, de no permitir la desinstalación del tema del conflicto. Repito: es uno de los dramas centrales del pueblo judío en la actualidad.

Más aún cuando en los últimos años, desde el lado palestino hubo interesantes avances.
Estoy seguro que Salem Fayad (ex primer ministro de la Autoridad Nacional Palestina) no leyó “El Estado Judío” de Hertzl, pero desde la acción se pareció más a Ben Gurion que a Arafat. La gran diferencia entre Cisjordania y Gaza es que en Gaza no tienen absolutamente nada que perder y por eso Hamas puede comportarse como el loco del barrio. En Cisjordania, en cambio, se está viviendo una relativa bonanza económica y se construyen nuevas ciudades,  tiene mucho que perder ante una nueva situación de violencia. Esto te puede explicar que a pesar de que se habla tanto de una “tercera intifada”, ésta no sucede. Entienden que en este momento están, por la tensión en Siria y por la tensión con Irán y Turquía, relegados a un segundo plano. Justamente, esta podría ser una muy buena ocasión para negociar, porque es una etapa de baja tensión del conflicto.

¿Qué peligros entrañaría para Israel y los judíos la perpetuidad del conflicto con los palestinos?
Me parece que es hora de analizar cuáles son las posibles encrucijadas en caso de mantener este estado de cosas con los palestinos. Soy de los que cree que la opción de dos estados para dos pueblos aún es posible, y esto se sustenta en que es una voluntad mundial que es parecida a la voluntad que permitió la afirmación del Estado de Israel como tal después del Holocausto. Esa voluntad existe.
La alternativa a esa voluntad es el fin del sionismo por cualquiera de los dos caminos posibles: o un estado binacional o en una clase de gobierno que perdura a la ocupación sin otorgar derechos civiles a  los palestinos. Y estas son las posibilidades a las que nos está llevando esta situación. Creo que esta  encrucijada es de vital importancia para el pueblo de Israel y también para la diáspora, para los judíos que viven fuera de Israel.

¿Por qué?
Porque si lo judío está sustentado en lo democrático, no puede ser que este emblema  judío -desde lo simbólico y lo concreto- que es el Estado de Israel, no observe este tema. Sería muy negativo que se generara una contradicción muy profunda entre lo liberal y lo sionista. Esto es algo que la estrategia israelí y del pueblo judío en general tendría que tener en cuenta. Hay que abrir un debate profundo, sin tapujos, sin que nadie se sienta ofendido.

* Politólogo (UBA). Magister de Estudios Internacionales (Di Tella).