Bush, quien había anunciado que pasaría el Día de Acción de Gracias en su rancho en Crawford, Texas, emprendió vuelo en el Air Force One (avión presidencial) y aterrizó de forma sorpresiva en la terminal aérea iraquí, en un intento por levantar la moral de las tropas de ocupación, cuyas bajas en el país árabe crecen día a día.
Pese a que el mandatario no atravesó el umbral de la terminal, y pisó ese recinto sólo durante poco más de dos horas, medios de prensa consideran la visita como la primera de un presidente de Estados Unidos a Irak.
“Ustedes están defendiendo el pueblo norteamericano”, dijo ante unos 600 uniformados de la I División Blindada y de la 82 División Aerotransportada.
El Air Force One aterrizó con todas sus luces apagadas para disminuir las posibilidades de que fuera blanco de acciones de los grupos rebeldes que Bush pretendió desafiar con su sorpresiva visita.
Según versiones llegadas desde Bagdad, a las tropas reunidas en el aeropuerto para la cena del Día de Acción de Gracias sólo se les había dicho que compartirían la celebración con una personalidad, que podría ser el Administrador de Estados Unidos para Irak, Paul Bremer o el general Ricardo Sánchez, jefe de las fuerzas de la Coalición.
De acuerdo con fuentes de la Casa Blanca, de haberse filtrado una sola palabra sobre la visita relámpago, la misma se hubiese abortado.