Néstor Kirchner

A seis meses de lo impensable

El Presidente argentino, Néstor Kirchner, cumplió sus primeros seis meses en el poder como protagonista principal de un aluvión de cambios y acciones impensables medio año atrás. El cumplimiento de su primer semestre al frente de la nave argentina coincide con la conformación de una fuerte base legislativa en el Congreso Nacional que pone fin a la realidad inicial de gobernar sin sustento propio.

Por Por Víctor Carriba (Corresponsal de Prensa Latina en Argentina)

A esto se sumaba el factor de haber ganado las elecciones de abril pasado por no presentación de su rival, el ex mandatario Carlos Menem, en la segunda vuelta de la contienda presidencial.
Sin embargo, tras los comicios provinciales de los últimos meses, el oficialista Partido Justicialista (PJ) contará con mayoría absoluta en ambas cámaras del Parlamento que asumirá el próximo 10 de diciembre (132 de las 257 bancas de la Cámara de Diputados y 41 de los 72 escaños del Senado).
Esa fuerza se consolida con 16 de las 24 provincias en manos de gobernadores pertenecientes al PJ.
Paralelamente, Kirchner se ha granjeado una creciente simpatía popular a través del contacto directo con los distintos sectores de la sociedad, la crítica abierta a los neoliberales causantes de la crisis que hundió al país en el abismo de la crisis de 2001 y enérgicas acciones inimaginables seis meses atrás.
Durante ese tiempo transcurrido, el ex Gobernador de la sureña provincia de Santa Cruz ha disfrutado de un alto nivel de aceptación ciudadana, estimado actualmente por las encuestas en más de un 70%, con picos superiores a los 80 puntos.

Primer balance

En el plano interno, el Gobierno presenta un abultado balance de acciones de primera magnitud, como la sustitución de toda la cúpula de las fuerzas armadas y el impulso a la derogación de las leyes de impunidad y la reapertura de los juicios a los represores de la dictadura militar (1976-1983).
La lista incluye la depuración casi total de la Corte Suprema y una lucha a fondo contra la corrupción, traducida en el reemplazo de buena parte de la dirigencia de la policía federal y el inicio de investigaciones que tocan directamente a encumbradas figuras de los más diversos sectores, algunas de ellas con fuerte vinculación a la propia Casa Rosada.
Asimismo, el gabinete emprendió una dura batalla contra la hasta ahora virtual impunidad de varios grupos económicos y decidió, por ejemplo, la revocación del contrato de concesión del Correo Argentino, perteneciente al poderoso grupo empresarial Macri, uno de los símbolos de la ola privatizadora de la década de Menem.
En esa línea, Kirchner también ha resistido enormes presiones internas y del exterior dirigidas a imponer un aumento de las tarifas de los servicios públicos en beneficio de las empresas privadas que controlan esas prestaciones y que obtuvieron fabulosas ganancias antes de la devaluación del peso argentino el año pasado.
Han sido evidentes los encontronazos registrados, por esa causa, con miembros del gobierno español y otros de Europa, además de que el tema fue punto de aguda controversia durante las negociaciones realizadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
No obstante, en esas discusiones el gobierno mantuvo sus posiciones y consiguió un convenio para la reprogramación de su deuda con los organismos de crédito.
Más tarde, lanzó una inédita propuesta para reestructurar su endeudamiento con los acreedores privados con una reducción del 75% del total acumulado.
En ambos casos, el gabinete sustentó su posición en el principio de pagar lo que en realidad se pueda sin afectar el crecimiento económico y el incipiente avance social, objetivos que también aparecen como claves del proyecto de presupuesto presentado para el año 2004.
En el plano internacional, la constante insistencia en la profundización del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y de la integración latinoamericana ha contrastado con un permanente recelo y reticencia a la pretendida Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsada por Estados Unidos.
Esa línea de actuación propició un acentuado estrechamiento de las relaciones y coordinaciones con Brasil y su presidente, Luiz Inacio Lula Da Silva, con quien Kirchner se ha reunido en varias ocasiones durante los últimos seis meses.
Ambos gobernantes suscribieron, durante el mes de octubre en Buenos Aires, un documento titulado “Consenso de Buenos Aires” en cuyo texto afirmaron su voluntad de proseguir la estrecha coordinación bilateral en la búsqueda de acuerdos equilibrados que incrementen las relaciones del MERCOSUR con los demás socios, en especial la Comunidad Andina.
Otro aspecto destacado: en el plano internacional se materializó, con la normalización de las relaciones con Cuba a través de la reinstauración del embajador argentino en La Habana y de una visita realizada por el canciller, Rafael Bielsa -a la Isla- la primera de un jefe de esa cartera en casi 15 años.
Toda esa actividad, en tan corto tiempo y a partir de un país en crisis y debilitado en grado extremo, otorga más dimensión a lo hecho por un gobierno en un lapso que tiene carácter de interino, pues el mandato constitucional comienza, formalmente, el próximo 10 de diciembre.