El lunes 5 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones en la DAIA para renovar el Consejo Directivo por el período 2012-2015. En esta oportunidad hubo una modalidad diferente, ya que previamente se modificaron los estatutos para que se pudiera votar en una lista conjunta los cuatro principales cargos del Ejecutivo: presidente, vicepresidente 1ro, secretario general y tesorero.
Esta reforma tiene que ver con la misma estructura de la Institución, que al ser una organización de tercer grado votan las entidades adheridas. Hasta esta modificación, todos los cargos se elegían individualmente, pudiendo las instituciones en condiciones de votar postular a una misma persona hasta en dos cargos diferentes. Al votarse por cargo en forma independiente, se conformaban Comisiones Directivas heterogéneas que dificultaban la conformación de equipos de trabajo que llevaran adelante una tarea mancomunada a través de objetivos en los cuales confluyeran. Debido a esta situación, hace un año se logró cambiar parcialmente el estatuto y establecer la elección conjunta de los cargos enunciados anteriormente, lo que obliga a establecer un programa, por lo menos a los postulantes que van en una misma lista, que es difícil que pertenezcan a una misma institución, porque en este caso les costaría mucho más lograr los votos necesarios para ser electos.
Esta acertada medida produjo un efecto interesante, ya que los dos postulantes a la presidencia no sólo presentaron esa lista sino que elaboraron una en la que se incluían todos los cargos en disputa. Ya que si bien los otros cargos no se votaban en bloque, en la campaña electoral se explicaba a las instituciones a las que se les pedía el voto cuál era plataforma, y que para poder cumplirla era necesario que se votara a todos los integrantes de la lista.
Todo este proceso y su conclusión se pueden analizar desde distintos ángulos. Por un lado, dentro de un proceso electoral más amplio que abarca la OSA, atraviesa la elección en la DAIA y culmina el 7 de abril con las elecciones en la AMIA. Tres instituciones centrales, con objetivos y roles distintos y con distintos sistemas electorales, dadas sus características, pero unidas por una misma confrontación: los sectores laicos en alianza con los sectores religiosos conservadores, enfrentados electoralmente con los sectores religiosos ortodoxo y reformistas que a veces se coaligan directamente, como esta vez en la DAIA, o lo hacen en segunda instancia, como en la AMIA. A esto hay que agregarle agrupaciones políticas que fluctúan en sus alianzas en cada elección según sus posibilidades de obtener representación en cada institución, este es el caso de Likud y del Movimiento Sionista Renovador. En términos deportivos se podría decir que el score va 1 a 1, ya que en la OSA logró ser elegido un presidente que perteneciendo a un movimiento político muy importante de la comunidad, logró ser postulado por el BUR (la agrupación de los sectores ortodoxos). Este quiebre en la representación y otras anormalidades en el proceso electoral, motivó que varios movimientos políticos comunitarios no participen de la actual Comisión Directiva de la OSA, tal es el cao de Avodá, Meretz, Mercaz, FEDDEC, Movimiento Sionista Independiente, entre otros.
En el caso de la DAIA, se fue conformando una coalición que se denominó Nuevo Modelo Comunitario (NMC) con base en las entidades socio deportivas, que por su caudal de socios, muchas de ellas tienen más votos que otras instituciones, lo que las constituye en un bloque electoral importante de por sí. El NMC logró unificar candidaturas llevando como candidato a presidente al Dr. Julio Schlosser, quien se desempañaba como vicepresidente 3ro de la DAIA. Pero en ese momento surgió la candidatura de Claudio Avruj, actual Secretario de Derechos Humanos del gobierno porteño, apoyado por instituciones reformistas y ortodoxas.
La novedad es que se presentaron dos listas, una completa en el caso del NMC, y otra casi, ya que a la de Avruj sólo le faltaban tres vocales para completarla. Este hecho marca un cambio de tendencia en relación a elecciones pasadas, y se espera que esto impacte en el trabajo de la nueva Comisión Directiva.
La dificultad se planteó en la campaña electoral, ya que desde la lista de Avruj se intentó polarizar. La forma de hacerlo fue tildar a la lista del NMC de kirchnerista, sin importarle que en la coalición hubiera distintas expresiones comunitarias y que muchos de los integrantes tuvieran incluso participación en distintos partidos políticos nacionales. Lamentablemente, en una sociedad polarizada, como la actual, para obtener réditos electorales se intentó hacer lo mismo con esta campaña, al introducir a la política nacional en una elección en la que la misma no tenía que tener injerencia, ya que la DAIA es la representación política de la Comunidad, y por lo tanto debe ser independiente de toda otra manifestación y de los gobiernos, tanto nacionales como provinciales y municipales. Esto se vulneró por la misma candidatura de Avruj, ya que solamente pidió licencia para la campaña electoral y sólo hubiera renunciado en caso de ser electo, ya que el estatuto no permite a un funcionario público, nacional, provincial o municipal ser presidente de la institución, justamente para preservar su independencia.
En este marco, Meretz resolvió participar en las elecciones, siguiendo una línea coherente con lo realizado hasta ahora, ya que también formamos parte de Acción Plural Comunitaria, que es la coalición que tiene por objetivo llegar a gobernar la AMIA a partir del año 2013. En el caso de la DAIA, coincidimos con los objetivos planteados por el NMC y a la vez logramos volver a tener representación, luego de seis años. Accedimos a la vocalía tercera y de esta forma vamos a poder trabajar en la institución política por excelencia de nuestra comunidad. Al mismo tiempo estamos trabajando muy activamente en Acción Plural Comunitaria, que es la coalición que seguramente va a gobernar la AMIA en los próximos tres años. Esto lo venimos haciendo dentro del marco del Polo por un Judaísmo Plural, creado en 2008, junto con Convergencia e ICUF, acuerdo que se fue solidificando en el tiempo.
Lo que se nos presenta es un verdadero desafío, sostener nuestras ideas dentro de coaliciones pluralistas e inclusivas, que requieren de mucha paciencia y diálogo para poder acordar posiciones comunes, pero lo hacemos conscientes de la necesidad de lograr acuerdos para dar un vuelco fundamental en nuestras instituciones centrales, lograr la inclusión de todos los judíos y que no exista la división entre “judíos genuinos y no genuinos”, frase lamentable que se hizo realidad desde el año 2008.
En la DAIA sostendremos la necesidad de defender a la comunidad de cualquier ataque antisemita, y a la vez tener la misma vara en relación a otras discriminaciones que se sucedan en nuestra sociedad, lo mismo en cuanto a la necesidad de llegar a la verdad en el atentado a la AMIA, tanto en relación a los autores materiales como intelectuales, y por sobre todo fortalecer a la DAIA como representación política de nuestra comunidad.