Debate sobre los Territorios Ocupados

De la Guerra de los Seis Días al status quo actual

La iniciativa de Meretz Argentina en la que participaron Darío Teitelbaum, el Lic. Eduardo Cherniski y el Mg. Damián Szvalb, que contó con la presencia del Mg. Gustavo Efron como moderador, tuvo una gran repercusión, tanto en lo que a la presencia de asistentes se refiere, como también en relación a la riqueza del debate que tuvo lugar en Tzavta.

Por Ariel Abramovich

La apertura del debate estuvo a cargo Damián Szvalb, Magister en Relaciones Internacionales, quien inicialmente introdujo el tema y al finalizar las disertaciones de Darío Teitelbaum y Eduardo Cherniski ofició también como moderador del intenso debate que el tema generó entre el público que colmó la sala de Tzavta.

Tras explicar que la Guerra de los Seis Días fue un hecho trascendental en la historia, que produjo un quiebre tanto en la mentalidad del israelí promedio como así también en la del mundo árabe, Szvalb manifestó su esperanza respecto al futuro de la situación que se produjo tras el conflicto bélico del año ’67, a pesar de reconocer que la historia perpetuó la idea de que lo que está sucediendo no va a cambiar nunca.
El optimismo del especialista en relaciones internacionales se sustenta en el inesperado proceso de la Primavera Árabe. “Es un fenómenos del que no se sabe cómo va a terminar, pero ningún especialista en Medio Oriente supuso jamás que algo así podía pasar, que regímenes dictatoriales eternizados iban a caer tan rápidamente producto de una situación social insostenible. Antes de esta Primavera Árabe se pensaba que las dictaduras en la región, en todo caso, iban a caer a través del extremismo. Pero los motores del cambio fueron una mayor apertura económica y cultural”, destacó Szvalb. “Por eso –agregó-, teniendo en cuenta que se modificaron sociedades y situaciones más rígidas, uno tiene la esperanza de que esta situación también pueda revertirse”.
Entre los factores que podrían catalizar un rumbo menos adverso en relación a los Territorios Ocupados, Szvalb citó la preocupación de los países árabes por Irán y, en particular, el gran crecimiento que recientemente tuvo Cisjordania en cuanto a la seguridad y la infraestructura. “Los palestinos demostraron que están en condiciones de tener un “pre” Estado”, afirmó.

Luego fue el turno de Darío Teitelbaum, Director de Hashomer Hatzair Latinoamérica y Secretario General de la Unión Mundial de Meretz, quien encaró el tema en función del impacto concreto que tiene el conflicto israelo-palestino en cada uno de los judíos y los ciudadanos del mundo entero. “Yo comparto esa inquietud desde un kibutz a 5 km. de la Franja de Gaza, y otros lo hacen a 12.000 km. de distancia, pero lo que nos preocupa a todos es que después de 45 años de ocupación de Cisjordania hay algo que parece llevarnos a un camino en el cual el epicentro del conflicto se transforme en irreversible”.
Teitelbaum advirtió que actualmente la conciencia del joven israelí promedio ya no discierne entre áreas de soberanía israelí y Territorios Ocupados. O entre Tel Aviv y Hebrón, como graficó en su exposición. “La Línea Verde fue hábilmente borrada, primero por el Laborismo y luego por la vertiente mesiánica nacionalista de la derecha israelí. Desde la izquierda tratamos de dibujar nuevamente esa línea, porque esa línea es la divisoria entre dos pueblos que no renuncian a sus aspiraciones para poder dormir en paz”, sostuvo.
En el que fuera una de sus comentarios más fuertes, Teitelbaum afirmó que: “De un movimiento sionista que quería libera al pueblo judío, nos transformamos en un movimiento nacionalista que quiere librar tierras; sobre las cuales, nos guste o no, está implantado otro pueblo”.
Luego criticó a Netanyahu, quien “de la boca para afuera habla de dos pueblos para dos estados, sin pensar que él va a ser responsable por concretarlo realmente”; y al movimiento colonizador de Judea y Samaria, integrado por religiosos que “quieren vivir ahí con soberanía judía, pese a que perfectamente podrían hacerlo sin ella”. Esta última observación, lleva a Teitelbaum a plantear que en Israel el único Estado benefactor opera en la Cisjordania, con el objetivo de crear incentivos para que los colones se instalen. “Como sionista me preocupa esto, porque de esta manera no estamos generando un gran atractivo para la aliá de las generaciones futuras”.
En relación a la incapacidad del espectro de izquierda israelí para dar respuestas al desafío del conflicto con los palestinos, el director de Hashomer explicó que el espacio sufrió dos profundas crisis, de las que aún no pudo recuperarse. “La primera fue el asesinato de Rabin, con él había una posibilidad real de cambio. La segunda crisis se produjo cuando, en Camp David, Barak le hace la propuesta más generosa del lado israelí, pero Arafat no acepta incluir el cese del conflicto en las condiciones del acuerdo general”.
Por su parte, la calle palestina también cambió. “Por primera vez los palestinos tienen un Ben Gurión propio, que se llama Salam Fayyad, quien está llevando a los palestinos de Cisjordania a una situación que probablemente los lleve a la paz, porque pueden tener algo que vale la pena no perder. Pero los palestinos de Gaza, que viven en la cárcel abierta mas grande del mundo, son empujados por Israel y Hamas a una situación en la que no tienen nada que perder; el que puede perder soy yo, que vivo a sólo 5 km de ahí”, explicó.
Antes de terminar su exposición, Teitelbaum expresó su profunda preocupación por el futuro de Israel y el sionismo, derivada de la situación actual. “Se está llegando a una contexto en la cual es difícil sostener a Israel, porque el resultado de perpetuar el conflicto nos está llevando a una contradicción entre lo liberal, lo humanista y lo sionista”, advirtió.

El último orador fue el Lic. Eduardo Cherniski, quien desde su perspectiva de periodista y militante del Likud abordó el tema del conflicto con los palestinos en un contexto histórico más amplio que el de las décadas recientes.
“Pareciera que la historia empieza en la Guerra de los Seis Días, pero no es así. Empieza cuando los pioneros empezaron a organizarse para migrar a Israel, y eran rechazados en esa época por los observantes. Hay algo que une al judío con Eretz Israel que supera la historia y la geopolítica”, afirmó Cherniski.
Si bien aceptó que la Franja de Gaza fue ocupada durante el conflicto bélico de la década del ’60, el disertante del Likud fue tajante al sostener que “la Tierra de Israel es otra cosa, está delimitada en la Torá, y abarca un territorio. Que hoy en día podamos aceptar que pueda no formar parte de Medinat Israel, es algo diferente”. Por ese motivo, el disertante rechazó la idea de que los Territorios sean “Ocupados”. Según la concepción de Cherniski, “los Territorios fueron liberados. Que de acuerdo a la situación geopolítica haya que negociarlos y quizás permitir que sean parte de otro Estado es otro tema”, afirmó.
En relación puntualmente a la Guerra de los Seis Días, Cherniski hizo alusión al modo en que la colectividad judía y los medios reflejaron esa instancia durante la conflagración. “Quienes vivimos los meses previos a junio de 1967, sabemos la angustia que existía. No es que lo cuentan los libros, leíamos esas noticias en los diarios. Holanda preparaba campos por si había judíos que tenían que refugiarse, y Nasser daba por sentando que en 48 horas iba a desaparecer e l país -graficó-. El último lugar donde avanzó el Ejército israelí es Siria, porque lo primero que hizo Israel fue ocupar Cisjordania. La razón de esa decisión es que había un elemento nacional imbricado con el deseo de tener ciertas zonas como parte de su propio país”, explicó Cherniski.

A modo de cierre del encuentro, se produjo un fuerte debate del que participaron tanto los oradores como el público, con el futuro del proceso de la Primavera  Árabe como tema preponderante.
Como era lógico de esperar, las diferencias ideológicas más palpables se pusieron en juego en las perspectivas que Darío Teitelbaum y Eduardo Cherniski tienen frente al conflicto israelo-palestino. Uno de los tramos más interesantes del diálogo, muy respetuoso por cierto durante todo el debate, fue cuando Teitelbaum se definió como neo-sionista. “Soy de origen askenazi, pero a diferencia de Eduardo no percibo a la relación con la Tierra de Israel como un vínculo que se transforme en un contrato de locación. Soy crítico desde un profundo amor, que le da más legitimidad a esa crítica. Soy un neo-sionista. Como el periódico Nueva Sión. Qué proféticos fuimos en 1948 al comprender que necesitamos una Sión diferente. Una Sión en el mejor sentido de la palabra, y no hermética”.