Entrevista a Ernesto Tocker, Director del Servicio de Empleo de AMIA

Una propuesta abierta a toda la sociedad argentina

Desde el año 2001, Ernesto Tocker es Director del Servicio de Empleo de AMIA, una red de ONGs que ha creado un modelo de trabajo para conectar empleadores con trabajadores, con presencia en 13 localidades del país. En diálogo con Nueva Sión, destaca que la mutual “es una organización de judíos argentinos, con lo cual toma y prioriza las preocupaciones de la sociedad argentina y trata de darle una solución, en nuestro caso por medio del empleo”. Dentro de la institución, el Departamento de Cultura junto al servicio que Tocker dirige son las dos áreas que se caracterizan por su apertura hacia afuera de la comunidad.
Por Laila Lerner*

 ¿El Servicio de Empleo de Amia es el área que tiene conexión más directa con la sociedad no judía dentro de la AMIA?
– Particularmente a partir del atentado, hubo una decisión política para que sea un departamento abierto, desde el año 1995 y más profundamente a partir del 2001/2002, cuando AMIA hace un acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El convenio lo que marca es una oferta donde ellos nos financian la creación de un modelo de trabajo. Como contraprestación, nos pide que nosotros les enseñemos a otras ONGs del país a trabajar con esta nueva modalidad de colocar personal, hacer actividades de capacitación técnica y de orientación para la búsqueda de empleo.

– ¿La mayoría de los que reciben el servicio son de la comunidad?
– No, no. La mayoría no son comunitarios, pero esto tiene que ver con volúmenes. En este momento hemos pasado los 650.000 trabajadores en la base de datos, aunque estuviera toda la población trabajadora judía de todo el país sería en el mejor de los casos una quinta o una sexta parte de este volumen. Pero más que nada me parece que tiene que ver con una decisión estratégica y política, que es que la AMIA es una organización de judíos argentinos, con lo cual toma y prioriza las preocupaciones de la sociedad argentina y trata de darle una solución; en este caso a través del empleo.

– ¿Las empresas también pertenecen mayormente a la comunidad?
– Si, en este caso yo te diría que hay un poquito más de representación de empresas que sí son comunitarias, pero por un tema de la viralidad de la comunicación de AMIA,  que llega con mayor intensidad a personas que tienen algún grado de institucionalización dentro de la comunidad.

– ¿Las empresas piden de la comunidad o les es indistinto?
– Estamos procesando cerca de 1.500 ofertas de empleo por año, así que hay una gran variedad, si bien nosotros estamos posicionados en cierta franja. A propósito, por una cuestión de diferenciarse de la competencia. Nosotros tratamos de posicionarnos fundamentalmente en el mundo PYME. El 82% de las empresas con las cuales nosotros tenemos contacto son de menos de 20 empleados, la empresa típicamente familiar y en el posicionamiento de la pirámide jerárquica, llegamos hasta supervisión y mandos medios. Porque ahí es donde se provoca la mayor cantidad de puestos de trabajo, por cada gerente hay 15 empleados y nosotros lo que buscamos es maximizar el impacto.

– ¿Son más de tipo comercio, tipo servicio o profesionales?
– Hay un poco de todo, cuando hablás de 1.500, casi el 80% de los puestos de trabajo exigen secundario cumplido, y se focalizan en menores de 40 años, esta es la gran masa.

– ¿Hay una diferencia importante entre lo que demandan las empresas y las competencias de los usuarios?
– Si, brecha siempre hay, pero trabajamos en empleo y en empleabilidad. Para eso estamos trabajando mucho con acciones de capacitación laboral. En los últimos 12 meses, hemos capacitado, entre presencial y a distancia, cerca de 7.000 personas. Está también lo que nosotros denominamos “Orientación para la búsqueda de empleo”. Las empresas buscan ciertos perfiles, para cada perfil hay un puesto ideal, entonces lo que hay que enseñarle a la gente es que tome conciencia de cuál es su perfil mejor vendible en el mercado. Esto va a generar tres cosas que le van a venir muy bien. Por un lado, van a tener menos tiempo de desocupación; por otro, les exige menos esfuerzo y recursos en el proceso de búsqueda. Y la última, y mucho más importante, es que si yo encuentro el mejor puesto de trabajo, mi empleador va a estar dispuesto a pagar más remuneración porque yo soy el trabajador ideal para ese puesto.

– ¿Esto tiene que ver con transmitir una cuestión motivacional?
– Sí, en realidad es un proceso de reflexión, que lo hacemos a propósito en dos semanas para darle tiempo al ida y vuelta. Una vez que vos tenés una estrategia definida, ya lo que empezás a hacer es: “Ah, OK, yo sé inglés”. Entonces, ¿qué puesto puede ser que necesite inglés pero que no sea totalmente bilingüe? Y, por ahí para atender una casa de venta minorista, pero que está cerca de alguna zona turística, si ninguno de los otros empleados sabe inglés, yo paso a tener un valor diferenciador del resto. Y entonces, si por ahí, cuando voy a la entrevista le digo que estoy pensando en mejorar mi inglés, ¿eso no va a aumentar el interés de mi contratante a que sea yo y no otro?” Este tipo de tips, que parecen tan elementales, no se te ocurren, y te empezás a frustrar y la frustración es como una espiral negativa. Entonces hay que lograr cortar este circuito y transformarlo en una espiral positiva, que conozca nuevas herramientas, que entienda que internet hoy pasó a ser la herramienta de búsqueda, que esto de salir con el diario quedó caduco. En términos de cantidad de ofertas de empleo que hay, las que se visualizan en el diario son probablemente no más allá de un 15% del total, el 85% está en otras fuentes.
Y después empezamos a trabajar también con esta PYME, familiar, poco profesional. Empezamos a hacer capacitación para los trabajadores que ya están dentro de las empresas y vamos tratando de que ganen profesionalismo, porque se supone que si ellas crecen, también van a necesitar más recursos humanos, que es en definitiva a lo que a nosotros nos interesa.

– De la cantidad de gente total que usa el servicio, ¿cuántos son los que realmente obtienen un trabajo?
– Más o menos estamos procesando unas 1.500 ofertas, de las cuales alrededor de 1000 se transforman en colocaciones por año. Dos tercios de los pedidos, entre el 60 y el 70% se cubren satisfactoriamente. Usuarios nuevos estamos en unos 60.000 por año, y de esos hay una parte que va a parar a las 7.000 que recibieron capacitación, otros 5000 participan de las actividades de orientación y otros resultan insertados.

– ¿Cómo percibís la situación actual en cuanto a los niveles de demanda, dado que venimos de un ciclo económico positivo y estamos en una etapa de amesetamiento?
– Si vos te remontás a una, dos, tres décadas para atrás, había una proporción histórica que era que cada 1% que crecía el PBI, crecía 0,5% el empleo. Los aumentos en la productividad, fundamentalmente basados en la tecnología, fueron achicando la brecha. En el 2011 las PYMES industriales crecieron una tasa del 7%, pero el empleo creció un 0,1%. Todo lo que crecieron fue en productividad y nada en empleo. Desde la crisis internacional de fines del 2008 y todo el 2009 para acá fundamentalmente creció el empleo público, que prácticamente fue el gran creador de mano de obra.

– En cuanto a la cuestión etaria, ¿cuáles son las franjas más complicadas? Por un lado, decimos que los de 40 y pico no pueden conseguir trabajo, pero los jóvenes también son una franja complicada.
– La verdad los que están en mayor desventaja son los jóvenes de 16 a 24 años, que tienen una tasa de desocupación que como mínimo duplica a la tasa promedio. Es cierto que los mayores de 40, 45 años tienen mayores dificultades para reinsertarse, pero proporcionalmente tienen una muchísima mayor tasa de ocupación que los jóvenes, por lo tanto vos mirás la cantidad de desocupados mayores de 45 y puede ser de 4 o 5%, y por ahí los de 18 años tienen el 30 o 32%.

– ¿Y por qué se da esto?
– Fundamentalmente porque no tienen experiencia laboral demostrable, sistémica. Pasaron por trabajos poco formales, de poco tiempo, changas, etc. Y no estoy hablando de jóvenes de 20, 21 años que están en 4to año de Ciencias Económicas. Estoy hablando del de 17 a 22 que no terminó el secundario, o que terminó el secundario y como mucho fue volantero o empaquetaba cosas, y las posibilidades de ese pibe de poder conseguir un empleo en blanco bien remunerado y que además le dé posibilidades de pensar en una carrera son bastante pobres.

* Estudiante de Ciencias de la Comunicación (UBA).