Haaretz distinguó la militancia de Pesaj Zaskin

Un shomer argentino

Pesaj Zaskin (1928-2012), uno de los fundadores de Metzer, nació en Buenos Aires y creció en Corrientes. Fue un ajederecista destacado y estudió Ingeniería Química en la Universidad de Santa Fe, ciudad en la que se sintió atraído por la idea sionista y el movimiento Hashomer Hatzair.
Por Uri Dromi

En 1953, Pesaj Zaskin hizo aliá y fue uno de los fundadores del kibutz Metzer, todos ellos miembros de Hashomer Hatzair en la Argentina. A raíz de la muerte de su padre, en 1958, regresó a la Argentina y su permanencia allí se prolongó en una misión del movimiento que incluyó el trabajo en la Hajshará y el periódico Nueva Sion. En 1961 volvió a Metzer y trabajó en el tambo, y en 1969 viajó en una misión del movimiento a Chile, en donde creó el Frente de Izquierda Sionista y “abogó fervientemente por la paz”, en palabras de Iair Rubin, su compañero de trabajo en esa época.

En 1977-1979 llegó a la Argentina en una nueva misión, que resultó particularmente agitada porque sus educandos, atraídos por la izquierda, eran perseguidos por el gobierno militar asesino. Su amigo Ezra Rabin señala que en ambos países Pesaj dejó «un núcleo compacto de simpatizantes de la familia de Hashomer Hatzair».

En 1992 publicó La tortuga cartera, un libro que despliega el intercambio epistolar con sus sobrinos en la Argentina. Ilana Helman, miembro de Metzer, dice que como no creó una familia propia en Israel (consideraba a sus educandos y amigos del movimiento como su familia amplia), la relación con su familia en la Argentina era muy cercana. El libro, que permite una visión del kibutz en particular y de Israel en general durante cuatro décadas, es apasionante, conmovedor y entretenido.

En los últimos tiempos sintió una gran satisfacción por la realización de Nuestra historia, una película entre cuyos promotores se contó y que narra la historia de los fundadores de Metzer. La misma será proyectada en el Festival de Cine Judío de Buenos Aires, el próximo mes de noviembre. A diferencia de ello y en opinión de su amigo Ioel Shani, se sentía frustrado –como solo un argentino orgulloso puede sentirse– porque Hashomer Hatzair en Chile publicó su propio libro mientras que el libro sobre el movimiento en la Argentina, con el que soñaba, no se concretó.