Carta a la comunidad judía argentina

Hoy me da vergüenza ser judío

Oscar Guindzberg vivió una frustrante situación cuando su familia se vio impedida de enterrar a su cuñada en un cementerio judío, debido a que ella era conversa. Ante la falta de interés y de respuestas de las autoridades de la AMIA, por lo que considera una medida discriminatoria de la institución, este integrante de la comunidad judía escribió una sentida carta donde detalla el destrato que sufrió, y los motivos que llevaron a su hermano a enterrar a su difunta esposa en el cementerio de Chacarita bajo el rito cristiano.

Siempre estuve orgulloso de ser judío: la comida, la música, la solidaridad dentro de la comunidad. Hoy me da vergüenza.
El martes 10 de abril de 2012 falleció mi cuñada Rosa, la esposa de mi hermano Ruben. Fue un momento doloroso para toda la familia, pero eso era esperable. Lo que nos causó indignación, fue que la AMIA se negó a enterrar a Rosa en un cementerio judío, porque ella no era judía de nacimiento sino que se había convertido al judaísmo siendo adulta.

Los judíos ortodoxos de Buenos Aires impusieron la regla que permite enterrar en cementerios judíos solo a judíos conversos convertidos en Israel: como el 99.99% de los judíos argentinos conversos se convirtieron en Argentina, en la práctica, la regla es que no se permiten judíos conversos en los cementerios.
La mayoría de los judíos no estamos de acuerdo con esta regla. Yo pienso que es discriminatoria y desde el punto de vista humano, aberrante. La regla puede ser promovida sólo por personas que, encerradas en su fanatismo, no tienen la más mínima noción en el daño que se está generando.

Rosa finalmente fue velada con el rito cristiano y enterrada en Chacarita. Rosa nació en una familia cristiana y decidió convertirse al judaísmo para casarse con mi hermano. Convertirse al judaísmo no es tarea fácil; sobre todo desde lo sentimental, porque implica renunciar a una forma de vida que se tenía previamente.

Se casó con mi hermano en la sinagoga de la comunidad NCI, hizo el bris a su hijo varón, mandó a sus hijos al shule, a ORT, al kinder, a la tnuá. Estuvo en 28 festejos de Pesaj, en 28 cenas de Rosh Hashaná y en 28 Iom Kipur.
Decidió vivir una vida dentro de la comunidad judía y la comunidad judía la aceptó. Pero al final de su vida, la comunidad judía la expulsa. La rechaza como si fuese un miembro de segunda categoría.

Siento que los judíos no ultraortodoxos, que nos indignamos con estas cosas, somos también responsables por nuestra falta de participación y desinterés. Yo me siento responsable por lo que pasó con mi cuñada.
Responsable por no ser socio de la AMIA, y por lo tanto no tener derecho a voto en las elecciones a presidente de la AMIA.
Responsable porque recuerdo haber leído una carta muy parecida a la que hoy estoy escribiendo hace un par de años y no hice nada.

Y tengo mucha bronca. Bronca sobre todo porque soy consiente del resentimiento contra la comunidad que esto va a generar en mis sobrinos. No me sorprendería si ellos deciden alejarse completamente de la comunidad y andar comentando por ahí que los judíos somos discriminadores, racistas e insensibles.

Los judíos ultra religiosos creen que el límite entre la comunidad judía y el resto de la sociedad es una barrera clara, un muro. Y no entienden los grises. No tengo estadísticas, pero haciendo una cuenta entre mis amigos y familiares, calculo que entreun 25% y 50% de los judíos hoy están en pareja con alguien no judío.

El día que tengas la desgracia de fallecer vos o tu mamá o tu papá, esposo, esposa, hijo o hija, si no nacieron judíos o su mamá no era judía de nacimiento, la AMIA no va a permitir que sean enterrados en un cementerio de la comunidad.
Un golpe bajo en un momento de mucho dolor. Por eso, hoy me da vergüenza ser judío.

Luego de escribir estas líneas, y de que mi situación circulara por e-mail en el ámbito comunitario, me llamó el Director de Servicios Comunitarios de AMIA, el área que está a cargo de los cementerios judíos. Me comentó que en el cementerio de Tablada están construyendo un sector «especial» para atender a este tipo de casos, y que como todavía no está terminada la construcción no me lo ofrecieron, pero que si yo hubiese insistido un poco más, se podría haber hecho el entierro en ese sector.
Yo creo que está bien que exista ese sector, pero no para los judíos conversos, sino para la minoría que no quiere ser enterrada cerca de judíos conversos.

Oscar Guindzberg
DNI 26.471.377
oscar.guindzberg@gmail.com