En la conmemoración internacional participaron sobrevivientes de la Shoá junto a numerosos dirigentes políticos y comunitarios de prácticamente todo el mundo. En Buenos Aires se realizó un acto encabezado por el canciller Héctor Timerman y el ministro de Educación, Alberto Sileoni, que contó con la presencia de dirigentes de la DAIA y sobrevivientes que llegaron a Argentina luego del terror sufrido en los campos de concentración.
La apertura del acto estuvo a cargo del vocero del Centro de Información de la ONU, Gustavo Poch, quien leyó una carta redactada por el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, en la que se señala que esta conmemoración se dedica a la memoria de los niños y niñas asesinadas durante el Holocausto, “cuya contribución al mundo nunca conoceremos”.
Luego del encendido tradicional de las seis velas, el titular de la DAIA, Aldo Donzis, destacó la “clara actitud y compromiso del gobierno argentino en el grupo de investigación y estudio del Holocausto”.
El relato más emotivo del acto fue el de Irene Dab, quien narró la desgarradora historia de su niñez; una pesadilla que finalizó recién en 1948 cuando arribó a la Argentina junto a su familia. Irene vivía en Varsovia cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, y a los cuatro años le tocó vivir dentro del gueto, escaparse, vivir con más de cinco familias polacas y una identidad falsa, hasta que la capturaron y la volvieron a llevar al gueto.
Irene remarcó que siempre se preguntó si la Shoá podría volver a suceder, y que su vida estuvo atravesada por el dilema de “recordar u olvidar, con el dolor que implica recordar”. Su impactante discurso concluyó con la lectura de una carta de su hijo, que finalizaba con un categórico: “Nunca más, ningún Holocausto”.
Por su parte, el ministro de Educación hizo hincapié en la importancia de “fortalecer la mirada al pasado, no por morbo sino porque allí hay dolor, hay enseñanzas y delitos que no prescriben”. También remarcó que “no es posible construir un futuro si no es pensando en lo que hemos dejado atrás”.
En Israel
Una sirena sonó a lo largo de todo el Estado de Israel para anunciar la pausa que el país hizo en memoria de las seis millones de víctimas del exterminio nazi. En Israel la jornada conmemorativa dura hasta el amanecer del 29 de enero.
La ceremonia central del Día Internacional de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto se realizó en el museo Yad Vashem, máxima autoridad para el tema de la Shoá. Durante el acto, la entidad anunció un nuevo proyecto desarrollado para recolectar documentos, diarios, fotografías, objetos de arte, y otros ítems de la época del Holocausto que posean ciudadanos israelíes, con el objetivo de documentarlos y preservarlos para las generaciones futuras.
Asimismo, Yad Vashem presentó un muro en Facebook donde los internautas podrán inscribir los nombres de quienes fallecieron a manos de los nazis, para luego colocar links con la información acerca de ellos incorporada en la base de datos del memorial ubicado de Jerusalén. La información de dos terceras partes del total de las víctimas, provista por testimonios de amigos y familiares de los fallecidos, fue incorporada hace pocos meses.
El resto del mundo
Visitantes de todo el mundo pasaron debajo de la infame leyenda Arbeit Macht Frei que pende del arco de ingreso al campo de la muerte de Auschwitz. Martin Schulz, Presidente del Parlamento Europeo, instó desde su “responsabilidad específica como alemán” a mantener viva la memoria del Holocausto.
En Bruselas, en tanto, Moshe Kantor, Presidente del Congreso Judío Europeo, llamó a Europa a “Reconocer la maldad y evitar su resurgimiento”. Al mismo tiempo, en Canadá fue aprobada la ley que establece el Día de Conmemoración del Holocausto.
Nicolás Sarkozy afirmó que “Francia está determinada a cumplir con el deber de preservar la memoria del Holocausto y traspasar este conocimiento a las nuevas generaciones francesas y del resto del mundo”.
Finalmente, en Gran Bretaña, el Primer Ministro David Cameron junto con el diputado Nick Clegg firmaron el Libro del Compromiso Educativo del Holocausto, de la Cámara de los Comunes, donde los visitantes dejan un mensaje para dar su palabra al desafío de combatir todas las formas de prejuicio. Este gesto tuvo lugar durante la visita del Presidente del Consejo Judío de la Commonwealth, Ben Helfgott, quien también es un sobreviviente de la Shoá.