Nueva Sión: Quiero concentrarme un poco en la novedad política que tiene que ver con todo el movimiento de Indignados, por el cual Israel se comienza a mirar hacia adentro, hacia su propia sociedad. ¿Esto puede ser considerado como un síntoma de una sociedad que se esta normalizando?
Dror Morag: No creo que nuestra sociedad se esté normalizando, hay sectores que se están volviendo más extremos, más racistas, más fanáticos, más religiosos.
N.S.: Pero una sociedad que todo el tiempo está pensando en un conflicto supremo, existencial, con el afuera (los palestinos, el mundo árabe), de pronto empieza a descubrir sus conflictos internos y a denunciarlos. Me parece que esto es lo nuevo ¿No?
D.M.: Para nosotros no fue una sorpresa, siempre luchamos por esos asuntos. No creemos que haya una diferencia entre los asuntos externos y los internos sino que están unidos. Al final del día hay un presupuesto para el país y es una cuestión de prioridades: si se quiere invertir más en la defensa, seguridad o si se quiere invertir más en medicinas, cuidados, educación, etc. Si los ortodoxos usan dinero que podría servirle a toda la sociedad, entonces se reduce lo que recibe el resto.
N.S.: Eso es verdad y probablemente a los militantes de Meretz y la izquierda no los haya sorprendido. Pero la novedad me parece que pasa por las grandes manifestaciones –que fueron históricas, las más grandes desde la existencia de Israel- que nunca antes habían sido por un tema como éste, sino siempre por el tema de paz.
D.M.: Si, es cierto y estoy muy contento por ello. El sistema político israelí es visto como tan corrupto, que no hay confianza y la gente no quiere formar parte de los procesos políticos. Pero las manifestaciones empezaron porque la gente había sufrido tanto que no podían seguir conteniendo sus demandas. Lo que reclaman está en nuestra plataforma (de Meretz) desde hace 20 años, por eso vemos esto como genial, no importa quién lo empezó, lo importante es lo que va a pasar en las próximas elecciones. Vemos que el Primer Ministro Bibi Netanyahu no aceptó los reclamos de las carpas, ni los va a aceptar, es un neoliberal en lo ideológico y cree en eso; entonces es de esperar que ahora todos lo que fueron a las protestas adviertan que la única forma de cambiar las cosas es reemplazar al gobierno de la derecha en las próximas elecciones. Que voten a partidos que contengan históricamente las propuestas por las que vienen luchando.
N.S.: Algo que ha sucedido en los últimos años, es que la izquierda no obtiene muchos escaños parlamentarios, pero su discurso de todas maneras es tomado y triunfa. Tanto en el tema del conflicto con los palestinos como ahora en esto. ¿Eso es un éxito por un lado, no? Pero por otro lado hace falta consolidarlo.
D.M.: Con el problema palestino, la izquierda siempre fue mas sabía para predicar, siempre habla antes que los demás sobre lo que debería pasar. El público no está listo para eso, porque sus cambios son más lentos. Entonces, la opinión pública castiga a la izquierda, que predice lo que ellos van a terminar en algún momento aceptando, porque no es fácil mirarse al espejo y entender los errores propios. Es más fácil buscar a alguien a quien culpar. Entonces suelen decir “esta es la solución, ahora voy a apoyarlos, ahora voy a entender que después de 20 años no hay opción, pero no lo voy a hacer con los partidos de izquierda, quiero algo distinto y no importa lo que sea”. Finalmente muchas veces es un partido populista sin ideología que solamente dura una o dos elecciones.
N.S.: ¿Cómo ve muchas de las críticas que se hacen a Israel desde distintas sociedades occidentales, que –desde una mirada sin matices- tienden a homogeneizar las políticas del Gobierno con el Estado mismo?
D.M.: Israel es un país excelente en muchas facetas que recientemente fueron expuestas: por ejemplo, cómo se liberaron tantos prisioneros para que volviera Guilad Shalit. Y creo que este fue un mensaje moral muy grande para el mundo. El segundo mensaje que recientemente enviamos es que el ex presidente Katzav perdió en la Corte y va a la cárcel por siete años. Muchos creen que es una falta de respeto para un país, que una persona que tuvo ese cargo vaya a la cárcel, pero eso no es cierto, demuestra la fortaleza de la democracia y que nadie está por encima de la ley. Y esto envía una clara señal de que no vamos a tolerar corrupciones o violencia de nadie, sin importar la posición que tenga.
Entonces lo más fácil, lo más simplista, es decir que Israel es una sola cosa; lo difícil es ver que es un país complejo con muchas facetas, y ser capaz -por un lado- de apoyarlo en diferentes asuntos y -por otro lado- criticar al Gobierno sobre otros. Cuando la gente no hace eso, y siente que tienen que apoyar cien por ciento, sin matices, no es bueno porque lleva a respaldar a un gobierno radical, lo que causa mucho daño en el mundo; como puede verse en las últimas leyes antidemocráticas que se impulsaron. Y la otra alternativa, odiar todo lo que tiene que ver con Israel, termina consolidándose en la opinión de que nuestro Estado no debería existir, que el sionismo es racismo… todo eso es un gran error. Es una falta de justicia para con nosotros, porque la vida es mucho más complicada.
N.S.: ¿Cree que fue una casualidad que Bibi haya hecho este acuerdo por Guilad Shalit en el medio de estos movimientos de protesta?
D.M.: Creo que hay una conexión, por supuesto, había mucha presión sobre él, hasta entonces él no creía que tenia que liberar tantos prisioneros, era muy claro en eso. Estoy seguro que a partir de las protestas, estaba buscando un nuevo asunto para estar en el medio de la prensa y apartar lo candente. Y también surge ahora como el héroe. Lo mismo está tratando de hacer con Irán, para cambiar el tema. En el discurso al país hablan de Irán y entonces la prensa trata sobre esto, en vez de recordarles a todos que no cambió nada en lo que refiere a lo que las manifestaciones reclamaban.
N.S.: ¿Cree que se va a aplacar el movimiento?
D.M.: Espero que no, pero no se puede llevar tanta gente a las manifestaciones tanto tiempo, no es realista. La lucha debe continuar de otra manera, de una manera más establecida, quizás los líderes de las protestas deberían crear una ONG sobre temas sociales, como las que trabajan por la paz con los palestinos.
N.S.: ¿Cómo ve la transformación de la sociedad israelí en los últimos tiempos? Porque lo vi muy pesimista al respecto al comienzo de la entrevista.
D.M.: Primero, soy ciertamente pesimista, muy pesimista. Fui alumno de Iosi Beilin Y él escribió en uno de sus libros que lo que lo motivaba era su pesimismo, porque eso le da la fortaleza para tratar de cambiar. En otra parte de su libro dice “la desesperación es un lujo que no nos podemos dar”. Estas son dos cosas básicas que nos impulsan a seguir trabajando.