Frente a unos 2.000 manifestantes que se dieron cita, no por casualidad, en el lugar donde surgiera la ola de protesta social que sacudió a Israel durante los meses de julio a setiembre,Nitzan Horowitz , ex periodista especializado en cuestiones internacionales, que bien conoce el peso de las palabras, habló de la «amenaza fascista», sin un dejo de populismo y con toneladas de preocupación.
El acto tuvo lugar en un ambiente de amenazas contra militantes de izquierda y por la paz, que también se manifiestan contra la ocupación, y son atacados por colonos sin que las autoridades reaccionen ante ello para evitarlo. Pero fundamentalmente, se hizo en medio de una escalada organizada de la derecha parlamentaria, que aprovecha la mayoría automática, y que además recibe el apoyo de algunos diputados de Kadima y del mismo partido Hatzmaut de Ehud Barak, quien parece estar dispuesto a hacer todo por no abandonar el sillón de Ministro de Defensa.
Estas leyes limitan la libre acción y las fuentes de financiación de ONGs de DD.HH. que la derecha ve como «izquierdistas», recortan los fueros parlamentarios de diputados árabes, intentan atentar contra la independencia de la Suprema Corte y la Justicia en general y, finalmente, se combinan con varias acciones y proyectos que vienen a amedrentar a la prensa, al imponer multas de hasta 81 mil dólares por calumnias, aún sin demostrar que se produjo daño alguno al demandante.
«Debemos decir la verdad: la escalada de proyectos de leyes que logran legislar la mayoría automática del Gobierno y sus socios en la derecha, junto con Kadima y Hatzmaut, es una amenaza fascista», clamó Horowitz.
Horowitz, que representa en sí mismo a un conjunto de perseguidos por sectores de la ultraderecha israelí: periodista, homosexual e izquierdista, continuó: “Estas leyes son antidemocráticas y su inspiración es netamente fascista.Tenemos enfrente a un gobierno que no puede soportar las voces o posturas diferentes, un gobierno que cree que Democracia significa que la mayoría puede hacer lo que le parece y, antes que nada, acallar las molestas voces de la minoría».
Horowitz, quien abandonó la cómoda posición de estrella televisiva para intentar cambiar la sociedad y no sólo describirla, cerró sus palabras, largamente aplaudidas por el público, apuntando al motivo de la actual escalada antidemocrática: «Este verano, cientos de miles mostraron que la acción democrática puede poner en peligro al gobierno de la derecha. Es por eso que en este invierno, el gobierno de la derecha pretende cercenar a la democracia, para asegurarse mantener sus manos el poder».
En el acto y en la marcha que se realizara a su término hasta la sede del partido de gobierno (Likud), participaron militantes y activistas de diferentes grupos de izquierda, pero orgánicamente los partidos Meretz y Jadash (Partido Comunista e independientes). Estos grupos participaron también en las movilizaciones multitudinarias por la Justicia Social, pero no las lideraron.
La esperanza de estos sectores políticamente más radicalizados es que las próximas elecciones nacionales lleven a cientos de miles de ciudadanos israelíes, que se manifestaron por primera vez por Justicia Social, a la conciencia de que la misma no será lograda sin resguardar la democracia y sin garantizarla para todos quienes estén bajo el mandato de Israel, una conciencia que lo obligaría a liberarse de la ocupación sobre los palestinos en pos de la democracia.
En las próximas elecciones, sólo si la derecha y su mayoría automática no inventan algún impedimento para evitarlas. Total, mayoría automática tienen…