Silvan Shalom

«Hay que aliviar las condiciones de vida de los palestinos»

Silvan Shalom es considerado uno de los aspirantes a suceder al primer ministro israelí, Ariel Sharón. En esta entrevista, celebrada en su oficina de Tel-Aviv, donde atiende asuntos de gobierno un día a la semana, el ministro de Exteriores de Israel se muestra especialmente conciliador sobre el conflicto con los palestinos. Ese mismo día había apoyado al jefe del Estado Mayor, Moshe Yaalon, en su pugna con Sharón sobre la necesidad de mejorar las condiciones de vida de los palestinos.

Por Carlos Enrique Bayo (Desde Tel-Aviv)

¿Hay divisiones en el Gobierno israelí sobre la situación de la población civil palestina?

Hay que hacer todo lo posible por aliviar las condiciones de vida de los palestinos. Eso es muy importante y lo hemos hecho anteriormente al retirarnos de las ciudades y eliminar controles militares, así como liberar presos palestinos y dar permisos de trabajo, licencias de reunificación familiar y mayor alcance operativo a los pescadores. Lo seguiremos haciendo siempre que no perjudique a nuestra seguridad. Creo que si tenemos mejores relaciones con los palestinos también mejoraremos las condiciones de vida de los israelíes.

¿No cree que si hubieran hecho más gestos de ese tipo durante la tregua Abú Mazen hubiera tenido mayores posibilidades de éxito?

Hicimos muchos gestos: aumentamos el número de permisos de trabajo -y eso fue un duro debate en el Gobierno, en el que yo insistí en que había que hacerlo-, dimos más licencias para pernoctar en Israel, cancelamos nueve controles de carreteras… Si Abú Mazen fracasó fue porque Arafat minó su autoridad y porque él mismo no estaba dispuesto a tomar las decisiones necesarias para desmantelar a los grupos terroristas.

Ahora, ¿está dispuesto a aceptar la tregua propuesta por Abú Alá?

Espero que sea capaz de formar un Gobierno estable, pero si es sólo parte del largo brazo de Arafat, se-
rá más de lo mismo. Arafat está haciendo todo lo posible por controlar a Abú Alá y se niega a ceder el control de las fuerzas de seguridad. Nosotros no aceptamos el alto el fuego porque sólo les sirve para retomar fuerzas antes de volver a los atentados, como ocurrió hace unos meses, cuando los extremistas aprovecharon la tregua para excavar más túneles, entrar más armas de contrabando y preparar a sus activistas en los campos de entrenamiento. Sólo tuvimos cinco semanas de tranquilidad, y después sufrimos ese atentado mortífero en Jerusalem cerca del monte del Templo. Ese mismo día interrumpimos las negociaciones que manteníamos con los palestinos para retirarnos de más ciudades.

Con respecto a la valla de seguridad, o el muro, en Cisjordania, usted ha dicho que hay que proteger a todos y cada uno de los israelíes. ¿Van a prolongar ese muro hasta que rodee todos los asentamientos judíos en territorios palestinos?

Es una valla de seguridad, no política. Los palestinos nos critican porque está más allá de la Línea Verde, y la extrema derecha israelí nos ataca porque está demasiado cerca de la Línea Verde y no protege a los otros asentamientos. Pero es el único medio para mantener vivo el proceso de paz. Hemos tenido durante muchos años una valla de seguridad en torno a Gaza, y en todo ese tiempo no hemos padecido atentados terroristas originados allí. Estamos dispuestos a negociar, pero no bajo la amenaza de matanzas terroristas. No vamos a aceptar terrorismo de día y negociaciones de noche. Este año hemos sufrido 19.000 ataques terroristas. Ningún país pueda aceptar esa situación.

¿Estados Unidos presiona de verdad a Israel para que no haga ese muro o sólo lo dice de formalmente?

Hemos llegado a un acuerdo con Estados Unidos: construiremos la valla en lugares en los que estamos de acuerdo en su necesidad defensiva. Uno de ellos es junto a la Universidad de Jerusalem; otro está muy cerca del aeropuerto y hay que garantizar que ningún terrorista pueda lanzar misiles contra un avión comercial de pasajeros.
En cuanto a Ariel, seguiremos construyendo a ambos lados y pospondremos la decisión de si rodearlo o no. Aunque, claro, creemos que debe ser también protegido.

¿Qué opina del acuerdo de Ginebra?

Es un acuerdo virtual. No creo que nadie aceptase eso mientras exista un Gobierno democrático.

¿Qué papel puede tener Europa en ese proceso de paz?

Este proceso debe ser dirigido por los americanos. Ellos pueden influir sobre las dos partes y son los que deben supervisar la seguridad. Los europeos pueden participar en asuntos palestinos como los económicos, medioambientales, agrícolas y del agua, que es fundamental en esta región. No creemos que puedan estar implicados en el proceso de seguridad, porque siempre hemos creído que los europeos son muy favorables a los palestinos y no tienen una posición equilibrada.

¿Por qué se niegan a recibir a los que se entrevistan con Arafat?

Lo hacemos porque Arafat cree que va a poder derrotarnos con el terrorismo, se considera a sí mismo una especie de Che Guevara, combinado con Saladino, y todavía cree en la Gran Palestina, del río Jordán al Mediterráneo, que negaría la existencia de Israel.

¿Por eso lo van a deportar?

Ese tema es muy controvertido incluso dentro del Gobierno israelí. He recibido muchas llamadas de líderes europeos que dicen: «Admitimos que Arafat es un obstáculo para la paz, pero puede hacer mucho más daño fuera que dentro». Lo que él sabe es que tener el poder es controlar las fuerzas de seguridad con una mano y el dinero con la otra, y no está dispuesto a ceder eso ni siquiera al primer ministro que él mismo designa.

Fuente: El Periódico de Catalunia