De los 110 liberados de Jerusalén oriental y Cisjordania, la mitad están afiliados a Hamás y estarán bajo estrictas medidas de seguridad. Durante 10 años no podrán viajar al exterior ni ingresar a Israel. Una vez por mes deberán reportarse a la base de Tzáhal o a la Policía israelí.
Con respecto al impacto que podría causar esta situación, Cohen explicó: «Las Brigadas Izzadin al Kassam en Gaza tienen 20 mil combatientes, otros 200 no van a hacer una gran diferencia…Hamás no está interesado en una escalada. Tiene muchos problemas internos que lo llevaron a aceptar este acuerdo».
Cabe destacar que según datos estadísticos, un 60 por ciento de los prisioneros liberados en intercambios anteriores, regresaron a las organizaciones terroristas y un 20 por ciento volvieron a las cárceles israelíes.