En Nueva York, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, y su predecesor, George W. Bush, acompañados por sus esposas, iniciaron la conmemoración de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en la Zona Cero.
En Hamburgo, el intendente ordenó que las banderas de todos los edificios públicos se izaran a media asta, ya que allí vivía el líder de los ataques, Mohammed Atta. En Londres, los actos fueron presididos por el príncipe Carlos y el primer ministro, David Cameron. En Roma, el Coliseo fue iluminado en señal de duelo y el papa Benedicto XVI instó a los líderes del mundo a resolver cualquier tipo de ofensa que pueda dar origen a diferentes actos de violencia.
En París, frente a la Torre Eiffel, se instalaron réplicas de las Torres Gemelas que fueron cubiertas con los nombres de las víctimas y con mensajes de dolor. En Rusia se realizó una evocación del Holocausto y recordaron las muestras de solidaridad de hace diez años.
En nuestro país, se relizó un acto en la sede de la AMIA donde los distintos miembros de la comunidad judía, personalidades políticas y representantes de distintos países repudiaron fuertemente al terrorismo internacional. Allí se colocó una ofrenda floral y la embajadora de Estados Unidos, Vilma Martínez agradeció el apoyo de los amigos y aliados, además de la organización del acto.
Pero también, en algunas partes del mundo, se escucharon comentarios críticos a las guerras que vinieron después de los atentados, a las restricciones a las libertades civiles y a los vuelos comerciales, asi como también a las consecuencias negativas que tuvo sobre la legislación internacional y la reputación de Estados Unidos.