El joven palestino ingresó en un taxi a Yaffo (zona sur de Tel Aviv) y le pidió al conductor que lo lleve a la Estación Central de Autobuses de Tel Aviv. Al llegar, acuchilló al taxista, que logró escapar del vehículo y condujo el auto robado hasta la discoteca.
Al llegar al lugar, atropelló la barrera de seguridad dispuesta habitualmente. Los policías de frontera que estaban vigilando el sitio pensaron que el sospechoso era un conductor borracho y trataron de asistirlo. Fue entonces cuando el terrorista palestino apuñaló a varios de ellos.
El vocero de la policía declaró que mientras el agresor peleaba con los agentes de seguridad gritaba la traciocional frase de los fundamentalistas islámicos: «Allahu Akbar» (Dios es grande). En este momento esta siendo investigado ya que él mismo confesó que el ataque fue premeditado y que utilizó un cuchillo que compró especialmente para llevar a cabo el ataque.
Los guardias de seguridad de la discoteca, algunos de ellos heridos, señalaron que el resultado habría sido mucho peor si el agresor hubiera logrado entrar o incluso acercarse aún más al club nocturno: «No tengo ninguna duda que quería atacar a los chicos», dijo Aviv Krief, uno de los guardias de seguridad.
En un comunicado, el titular de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, condenó el ataque a civiles, incluyendo lo sucedido esta madrugada en el club nocturno de Tel Aviv. También repudió los ataques israelíes en Gaza y los arrestos en la Margen Occidental y Jerusalén Oriental, pero no el múltiple ataque contra civiles en las afueras de Eilat, que dejó un saldo de 8 muertos y varios heridos.