El gobierno de Netanyahu impidió la entrada de manifestantes pro-palestinos a Israel

"Ganamos la batalla pero perdimos la guerra". Con estas claras palabras definió el diputado israelí de oposición centrista Najman Shai (KADIMA), lo que él consideró como preparativos "histéricos" que impidieron la entrada a Israel de varios cientos de activistas pro-palestinos en líneas aéreas europeas. El operativo envió también a prisión preventiva a 124 "sospechosos de provocación" que lograron llegar al aeropuerto de Tel Aviv, sin ser interceptados por las compañías aéreas en cuyas "listas negras" no figuraban.

Por Shlomo Slutzky

Shai, que oficiara durante años en puestos militares y entidades de comunicación masiva, considera «histeria innecesaria» la disposición de cientos de agentes de seguridad de uniforme y de civil, para recibir a activistas políticos que pasaron por las revisaciones de seguridad en los puertos de salida. 

Finalmente, 124 sospechosos fueron trasladados a centros de detención donde serían interrogados, mientras que ocho activistas fueron «repatriados» a pocas horas de llegar al aeropuerto, y sin cumplir su propósito de llegar a Belén y de ahí salir a manifestaciones pacíficas en territorio palestino, como se comprometieron públicamente de antemano. 

Las duras críticas a  la histeria contra los «provocadores extranjeros» no se circunscriben a sus simpatizantes izquierdistas en Israel. Por ejemplo, Eitan Haber, en el pasado Director de la Oficina  del jefe de Gobierno Itzjak Rabin y su amigo personal, propuso días atrás «recibir a los activistas con flores y chocolate». Haber –que algo de política y diplomacia sabe- propuso «llevarlos en ómnibus a Belén como ellos quieren, mostrándoles en el trayecto algo de una Israel con libertad de expresión y manifestación y quizás también hacerles llegar al paso de frontera Erez hacia Gaza, donde día a día pasan -oficialmente- decenas de autos 0 Kms. para quienes pueden pagarlos en la Franja, donde el precio de la nafta está a  mucho menos que la mitad del precio en Israel». 

Ya semanas atrás altos jefes militares en retiro manifestaron su preocupación por la magnitud de medidas de seguridad ordenadas por las autoridades, especialmente después de la utilización de armas de fuego contra los manifestantes desarmados que intentaron penetrar la frontera de Siria al Golán, territorio sirio en manos de Israel desde junio de 1967. «¿A qué grado de desgaste ético llegamos, si nuestros soldados disparan y matan a manifestantes desarmados?,  preguntaron retóricamente generales retirados, después de haber luchado en guerras verdaderas. 

Najman Shai, otrora portavoz de las FFAA en tiempos de la Guerra del Golfo, cuando  caían misiles iraquíes y no turistas desarmados sobre Tel Aviv, continuó con asociaciones libres de  su pasado militar: «Otra victoria así y perdemos», nos dice, explicando su triste visión respecto de los resultados mediáticos de la «victoria» sobre los activistas, y señalando que «Sin una  verdadera propuesta de paz israelí, sin una disposición real a concesiones por la paz, Israel ira por un camino de solo cuesta abajo».