Sin embargo en respuesta a la historia oficial, hubo muchos focos de resistencia en varios países europeos, bajo la órbita no solamente del nazismo, sino también del fascismo y durante el franquismo.
Y es justamente durante el régimen del General Franco donde apareció una historia poco conocida que es el rol de los brigadistas judíos durante la Guerra Civil Española.
Cuando el 7 de noviembre de 1936 comenzaron a conformarse las Brigadas Internacionales para luchar contra el franquismo, muchos judíos de diferentes tendencias: comunistas, socialistas, anarquistas y antifascistas en general formaron parte de esa contienda en las filas republicanas. Se calcula que aproximadamente unos 40.000 voluntarios participaron durante la guerra civil; y un alto porcentaje de estos eran judíos.
Según una investigación realizada por el ex brigadista judío, Josef Toch, “siete mil setecientos cincuenta y ocho judíos participaron en las filas republicanas: dos mil doscientos cincuenta polacos, mil doscientos treinta y seis norteamericanos, mil cuarenta y tres franceses, doscientos catorce ingleses, doscientos setenta y cuatro palestinos, cincuenta y tres soviéticos y mil noventa y tres entre húngaros, austriacos, checos, yugoslavos, alemanes y canadienses, además de un total de mil seiscientos dos judíos procedentes de cuarenta países distintos”.
El caso de los judíos alemanes fue muy particular, por la conciencia que tenían del conflicto que se dirimía en la Guerra Civil. En Polonia podían verse en los periódicos cartas de jóvenes pidiendo información para ir a luchar a España.
Por otro lado, judíos de izquierda apoyaron a los republicanos a través de colectas que se hacían dentro de la comunidad. La Histadrut (Central de Trabajadores israelí) inclusive recogió sumas importantes que fueron enviadas al Fondo Internacional de Solidaridad.
Según la investigadora Alicia Benmergui, unos de los más activos en la ayuda a los republicanos fue “el escritor Max Aub, judeoalemán nacionalizado español con el expreso objetivo de obtener el apoyo y los contactos necesarios de la gran colonia judía de Francia, por ese motivo fue designado agregado cultural a la Embajada de España en París, ciudad que se había convertido entre 1937/38 en el centro de las organizaciones de lucha contra el antisemitismo y el racismo”.
Otra figura importante fue la del escritor José Máximo Khan Max, cuya función como cónsul en Atenas consiguió el respaldo de la importante comunidad sefaradí, especialmente de la residente en Salónic.
Hay que tener en cuenta que cuando estalló la guerra civil en España, muchos judíos que estaban en ese país durante el levantamiento militar, se enrolaron en las milicias populares. “Hay que destacar a Enmanuel Mink, al mando de la Unidad Botwin, quien con otros veinte atletas israelíes de la Asociación Deportiva Hapoel estaban en Barcelona participando en las Olimpíadas Obreras. Otros como Benjamín Balboa, sefardí, nacido en Marruecos, y suboficial de la Marina española en una unidad de comunicaciones, tuvo un papel valioso en esta guerra, ya que a él se debió la alerta transmitida a las unidades navales del Mediterráneo, para que los marineros ocuparan los navíos y lucharan por la República” sostiene Alicia Benmergui
La relación entre los judíos y los republicanos españoles siguió mucho tiempo después de la victoria franquista en 1939. Los republicanos ayudaron a los judíos a transportar a las víctimas de la Shoá a Palestina, que seguía en manos británicas. Incluso, en 1948, en la lucha de los judíos por conseguir su propio territorio la Haganá (el Ejército de Defensa de Israel) consiguió armas gracias a la ayuda de los republicanos exiliados en Francia. ,
Estos hechos influyeron en la posición anti franquista de la diplomacia israelí. Recién durante los gobiernos de Felipe González se pudieron restablecer las relaciones diplomáticas entre ambos países.