La protesta es un hecho sin precedentes en Egipto, y en el mundo árabe, donde las manifestaciones son reprimidas rápidamente y apenas suelen reunir a cientos de personas. En este caso se están exigiendo reformas políticas y sociales para terminar con la pobreza y la corrupción del país.
Como consecuencia de las protestas, cuatro civiles y dos policías murieron en las manifestaciones que se produjeron en la localidad de Suez y en la ciudad de El Cairo (en la plaza Tahrir) y varias decenas de personas resultaron heridas y detenidas.
Entre los cánticos se escucharon: «¡Fuera Mubarak!», «Túnez es la solución», «Abajo, Hosni; abajo, Gamal», en referencia al hijo de Mubarak, que muchos creen que sucederá a su padre.
Entre 20.000 y 30.000 policías fueron movilizados a la ciudad de El Cairo y utilizaron gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los manifestantes. En un comunicado, el Ministerio del Interior aseguró que la policía se vio obligada a actuar para alejar a los manifestantes de edificios importantes, como el Parlamento o el Museo Egipcio, ambos situados cerca de la plaza Tahrir.
Las marchas y concentraciones responden a una convocatoria que nació en diferentes foros de internet coincidiendo con la caída del presidente tunecino, Ben Alí, el pasado 14 de enero, y desde entonces han ido ganando el apoyo de varios grupos de la oposición.
El movimiento «6 de Abril», uno de los principales promotores de estas multitudinarias protestas, instó nuevamente en el día de hoy a seguir con las manifestaciones hasta la renuncia de Mubarak. Se prevé que las protestas se intensifiquen mañana viernes, día festivo, después de las oraciones del mediodía.
Se acusa también al movimiento Hermanos Musulmanes, la mayor organización opositora, de infiltrarse entre los manifestantes y generar disturbios.
