Se lo acusó a Siadati de “diseminar la corrupción en el mundo” y “apoyar al régimen sionista”. Él mismo confesó que recibió una gran paga por reunirse con agentes israelíes en el extranjero (entre el 2004 y el 2008, año en que fue arrestado) y por transferirles datos en sus llamados “viajes de comercio exterior” a Turquía, Tailandia y a los Países Bajos con una cámara digital, transmisores y una laptop.
Cabe destacar que según la ley islámica “sharía” que rige en Irán, el espionaje puede ser castigado con la muerte. Recordemos que hace dos años, Ali Ashtari, un vendedor de equipos de comunicaciones y seguridad, fue ahorcado luego de ser condenado por pasar información sobre el programa nuclear iraní a agentes israelíes.
En el año 2000, una corte iraní condenó a trece años de cárcel a diez judíos iraníes por espiar para Israel, en un juicio que se realizó a puertas cerradas. Pero todos fueron liberados antes de cumplir la sentencia, a raíz de la presión internacional.
Mientras tanto, en el día de ayer también fue colgado Ali Saremi, por apoyar a un grupo de la oposición en el exilio tanto en la actualidad como en los años setenta y por ser acusado de una serie de delitos incluyendo el “moharabe”, (“hacerle la guerra a Dios”). Se informó que la mujer y la hija de Saremi, junto con otros dos partidarios, habían sido arrestados mientras se manifestaban afuera de la prisión de Evin después de su ejecución.
Maryam Rajavi, líder del Consejo Nacional de Resistencia de Irán, con base en París, dijo que la ejecución de Saremi “sólo refleja la inhabilidad y la frustración del régimen frente a la decidida juventud iraní y a los miembros del PMOI (grupo que se oponía al Sha y se opone al régimen atual) que están determinados a derrocar el gobierno clerical y establecer la libertad y el gobierno del pueblo de Irán”
