Un poco de cordura

Como respuesta a las descalificaciones expresadas por el Rabino Levín, la DAIA emitió un comunicado en el que expresa que la mencionada institución  “representa políticamente a más de 140 instituciones, entre ellas la AMIA, cuyas misiones específicas reflejan todas las formas de la judeidad argentina y reivindica para todas ellas la capacidad de actuar  libremente, sin censura, y sin evaluación de superioridad por parte de ninguna de ellas para el cumplimiento de dichos fines”.

El rabino Samuel Levín respondió  luego a través de una entrevista con la Agencia Judía de Noticias, en la que expresó que el presidente de la DAIA, Aldo Donzis debía renunciar y amenazó con armar “una nueva institución” que represente políticamente a la comunidad judía argentina.

Argumentó lo dicho haciendo mención a que tanto el tesorero como los protesoreros habían renunciado a la institución y que la comunidad debía conocer lo que estaba sucediendo allí. Asimismo agregó que: “Le pedimos la renuncia inmediatamente (a Donzis) porque no representa a nadie. Además tenemos otras cuentas por las que no puede ser presidente de la DAIA”.

A raíz de estas declaraciones, el presidente de AMIA, Guillermo Borger desde Jerusalem, solicitó a la dirigencia comunitaria que actúe con responsabilidad y que mantenga el diálogo entre las instituciones, para hacer frente a esta situación y poder continuar con una gestión en pos del entendimiento y a favor de la comunidad judía argentina.

 

En momentos en que se están celebrando negociaciones tan importantes, debería estar claro para todos que la palabra es el núcleo principal del camino del diálogo. Lejos de ello, asistimos a manifestaciones de agravio inéditas que nada contribuyen al entendimiento y la buena convivencia. Resulta aún más preocupante observar que esta discrepancia encuentra a una autoridad rabínica como motor y protagonista principal de manifestaciones de agravio y descalificaciones que distan bastante de la envergadura de su rol. En este contexto, no está de más reclamar un poco de cordura.