Y por casa ¿cómo andamos?

Las relaciones entre el Ministro de Defensa, Ehud Barak, y el Jefe del Estado Mayor Conjunto, Gaby Ashkenazi, no se destacan –si tomamos el concepto facebookiano- por “me gusta”.
Barak resolvió no solicitarle al comandante la continuidad en el cargo cuando Ashkenazy
finalice su cadencia.

 

Pero, al notorio conflicto entre el ministro y el oficial, se suma ahora otro motivo de tensión: el así denominado “Documento Estratégico”, emitido con membrete del agente de relaciones públicas Eyal Arad, que recomienda desprestigiar a Ashkenazy, facilitando así la elección de otro candidato: el General Galant. Una pronta y exhaustiva investigación policial determinó (el jueves 19 de agosto) que el documento es falso y que “ninguno de los miembros del Estado Mayor estuvo implicado” en la confección y difusión del mismo. Askenazy admitió que el “Caso Galant” produjo
un hondo malestar en la sociedad civil. En efecto, la pérdida de confianza de la ciudadanía en lo que hace a la conducción castrense es motivo de preocupación: la amenaza nuclear iraní, la retirada de tropas estadunidenses de Irak, las provocaciones de grupos islámicos beligerantes desde el sur Libanés, constituyen desafiantes focos de hostilidad hacia Israel. Cualquier respuesta
de envergadura por parte de Tzahal, requiere –ineludible condición- de amplia cohesión interna.

Las autoridades israelíes destacan habitualmente los enfrentamientos fratricidas que acontecen en los países árabes: la estabilidad política en Israel es un lema-techo de sus partidos mayoritarios, pero las recientes rencillas domésticas entre ministros y jefes militares ponen en peligro esta concepción. Si a este gris panorama se añade la crítica actitud que despierta, no sólo fuera del
país, el operativo militar desplegado contra la nave Mármara, se obtiene un alarmante cuadro de situación.

En otro orden de cosas, el portavoz del Ejército de Defensa de Israel declaró que Hamás, el organismo miltar de orientación islámica fundamentalista que controla la franja de Gaza, es responsable de los ataques contra las poblaciones del Neguev Occidental.

La fuerza aérea bombardeó los túneles construidos por Hamás en la frontera con Egipto: un incesante flujo de armamento circula bajo tierra; no se descarta que, si los disparos de Kassam impiden la normalidad en Sderot y Shaar Haneguev, Israel opte por pasos más contundentes, tal como  ocurrió en “Plomo Fundido”.