Allí aparecieron mensajes críticos a la decisión de Donzis de participar de la inauguración junto con el dirigente piquetero y aliado de Irán, Luis D’Elía. También se cuestiona el hecho de que el año pasado, la DAIA se negara a participar de la comitiva por no haber sido invitada por el Gobierno y por las grandes diferencias políticas que tenía en ese momento con los Kirchner (por el vínculo estrecho con el presidente de Venezuela Hugo Chavez y por no haber condenado la designación de Ahmad Vahidi involucrado en el atentado a la AMIA y con pedido de captura, como ministro de Defensa de Irán).
Más allá de la posición que uno pueda asumir con referencia a estas cuestiones, no resulta demasiado difícil advertir en torno a estos comentarios intereses vinculados a cuestiones internas de la vida institucional y comunitaria. En ese sentido, ello constituye un signo de enorme preocupación puesto que pone en evidencia una agenda de prioridades que resulta inversamente proporcional a la criticidad de los problemas.
La memoria de las víctimas de los atentados y el respeto a sus familiares debe llamarnos a la reflexión para no perder el foco de orientar los esfuerzos en favor del pedido de justicia hasta que la misma, de una vez por todas, haga acto de presencia.