Por un mundo diferente

Por Lucas Oro

A todos los amigos de Nueva Sion: bueno, antes que nada les quería escribirles para felicitarlos por el excelente material que mensualmente producen, a los escritores, a los colaboradores, y a aquellos que permiten que este diario salga a la calle.
Pero principalmente les escribo en relación a una nota parecida en el último número de Nueva Sion, sobre la nueva ola de antisemitismo europeo, sobre lo cual quería hacer algunos comentarios.
Creo que el proceso de avance de ideas de tinte discriminatorias y xenófobas, que se ha estado viviendo desde hace ya un tiempo en Europa, ha sido ocultado o desconocido por los medios y por los propios partidos de los respectivos países en los que ocurre esto; pero es innegable que si hacemos un elevamiento de la situación en los últimos años, mirando en diarios y revistas de Suiza, Suecia, Alemania e Italia, veremos que la influencia mediática de los grupos o bandas denominadas neo-nazis aumentó considerablemente, especialmente en cuanto a la llamada inmigración “ilegal” de aquellos a los que, en parte, por las propias políticas europeas de coloniaje sumergieron en una situación de desesperación. Es la llegada de “bolitas”, “perucas” y “los sudacas”, junto a los inmigrantes de Marruecos, por ejemplo, o de las zonas más pobres de Italia -Sur- a la rica -Norte la que provoca el odio de esta gente hacia los que vienen a robarle su (¿?) tierra-.
En los últimos años, el agravamiento hasta límites increíbles del conflicto armado entre israelíes y palestinos, provocó que nuevamente resurgiera el viejo odio antijudío. Este es mayor y crece día a día en las regiones de habla alemana. Tal es el caso de Suiza, Suecia, Italia (en el norte, la llamada “Liga del Norte”, xenófoba y fascista, es muy poderosa) y Francia.
Pero al mismo tiempo que crece este fenómeno, en las mismas zonas (en todo el mundo) crece la desocupación, el hambre, la pobreza, el sobre empleo, el esclavismo, el trabajo en negro o informal, las dictaduras, se destruye la economía de los países “más avanzados” mientras se invierten millones en guerras mediáticas que podrían suplir los problemas más urgentes. Y así la población va descendiendo de la pirámide social al mismo tiempo que la educación, factor clave de una sociedad democrática, se va destruyendo poco a poco, a medida que las recetas neoliberales del FMI y EE.UU. va recomendando más ajuste ante la desolación de las masas populares, que ven como sigue le proceso de globalización y concentración de capitales…
Por eso, me parece que el ascenso del racismo y la xenofobia, con el antisemitismo como un punto, es consecuencia directa de la injusticia social, de la explotación de clases. Es otra fase más dentro de la BARBARIE CAPITALISTA y de las políticas burguesas, quien cuando le convino aplicó el neoliberalismo, el keynesianismo o el fascismo, siempre con tal de controlar a los pueblos.
Y ahora, ante la crisis de este sistema, la respuesta es diferente, dependiendo de muchos factores: en Sudamérica la respuesta es por un lado el aspecto Kircher-Lula-Chávez, de aparente confrontación con las palabras pero continuación del entreguismo en los hechos (más acuerdo con el FMI, en el que nos comprometemos a abonarle un 3% de Superávit, mientras nuestra gente se muere de hambre –qué cosa más simple y definitiva, no?, aumentos, un general que emite declaraciones antisemitas que son rápidamente tapadas por la prensa) y con la rebelión del Argentinazo; Bolivia y el NO AL FMI!; la respuesta popular al golpe en Venezuela.
Pero en otros lugares, la pérdida de la identidad nacional o personal y la total desconfianza vuelcan a algunos al viejo odio antijudío, echándole la culpa de ritos y otras blasfemias, que muchas veces son recibidas por miles de personas ignorantes y desesperanzadas.
A su vez, ahora son la derecha y la “extrema izquierda” las que propician el odio. La derecha, siempre alabadora y punta de lanza del antisemitismo, es claramente la que aprovecha el conflicto en Palestina para provocar reacciones contra los judíos, como si alguna vez les hubiera importado qué era lo que pasaba. Acá en Argentina, la página web del Partido Nueva Triunfo (nazi) alaba la “libertad para el pueblo palestino”. Les hubiéramos preguntado hace cinco años que pensaban de los árabes…
Pero creo que es muy importante destacar que esto no solo ocurre contra los judíos, por ejemplo la derecha y ultraderecha israelí y judía mundial despotrica permanente contra los “terroristas” palestinos (en mención a todos los palestinos), habla del “arab terror” en la páginas web de algunas de estas organizaciones, glorifica a aquellos árabes cristianos que hablan del Islam como una religión retrógrada y describe “como una traición a la patria que debe ser eliminada” a aquellos pilotos que decidieron no seguir con asesinato imperialista de Sharón y compañía contra el pueblo palestino.
Pero la llamada “extrema izquierda” antisemita no existe. No digo que no haya quienes usen ese nombre para identificarse, o que se sientan que lo son; el objetivo del marxismo es, justamente, lograr una sociedad justa, igualitaria, en paz, en la que todos seamos iguales y todos vivamos bien. Entonces, qué clase de izquierda puede haber que odia tan acérrimamente a un grupo humano solo por ser judío? Por eso, creo que la única solución del antisemitismo de plano, y con soluciones parciales, es la construcción de una sociedad igualitaria, sin explotación de clases, sin más muerte, violencia, hambre, pobreza, y chicos pidiendo por las calles como si fuera un favor que les hacemos al dejarlos vivir.
La alternativa es mundo de paz, solidaridad y fraternidad o más barbarie capitalista.