Estados Unidos añadió, en su declaración, que todas las resoluciones sobre Medio Oriente deberían reflejar las responsabilidades de las partes en el llamado «Mapa de Rutas», y agregó que «acabar con el terrorismo debería ser la mayor prioridad».
Por su parte, el representante palestino, Nasser Al-Kidwa, expresó su decepción por el fracaso de este proyecto de resolución e instó a «corregir lo que ha ocurrido en el marco de las Naciones Unidas», refiriéndose así al veto americano.
Los Estados Unidos ya habían advertido que vetarían la resolución si no se denunciaba, con nombres concretos, a los grupos islámicos responsables de los atentados suicidas perpetrados en Israel, y si no se condenaba expresamente el último atentado sufrido en un restaurante de Haifa en el que murieron 20 personas.
El proyecto de resolución, redactado por la Autoridad Palestina, fue presentado por Siria, miembro no permanente del Consejo de Seguridad, como presidente de turno del Grupo Arabe de las Naciones Unidas.
En el texto se denunciaba la ampliación del muro de separación por parte de Israel y se reiteraba el rechazo a la confiscación y anexión de tierras, así como las actividades de construcción de nuevos asentamientos judíos en territorio palestino.
«La construcción israelí de un muro en los territorios ocupados es ilegal bajo las provisiones del derecho internacional y de acuerdo con la línea del armisticio de 1949, por lo que debe cesar de inmediato», afirmaba el texto de la resolución.
El borrador también instaba a Israel a poner fin a la situación de violencia sobre el terreno y a acabar con la ocupación iniciada con la Guerra de los Seis Días, en 1967, y se insistía en la «necesidad de lograr la paz, en base a la propuesta de dos Estados: Israel y Palestina, que convivan uno al lado del otro con fronteras seguras y reconocidas».