La salud de Arafat

Todo bien, pero más o menos

Los medios de comunicación del mundo están informando del agravamiento del estado de salud de Yasser Arafat. Nabil Shaath, ministro de Asuntos Exteriores, y Tayeb Abdel Rahim, secretario de la Autoridad Palestina (AP), han negado que Arafat haya sufrido un preinfarto pero tampoco han negado los problemas de salud por los que atraviesa el líder palestino. Ambos aducen sus males a una “infección estomacal” que sería la causante de su extrema delgadez, mareos y vómitos de sangre que padece. Si bien sus doctores afirman que se repondrá, empezaron a moverse algunos hilos inéditos hasta ahora.

Los cuatro doctores, entre ellos su médico personal llegado desde Ammán, le recomendaron -a Arafat- ingresar en un hospital pero el Presidente palestino se negó a abandonar la Mukata. La solución, al final, consistió en la presencia permanente de una unidad de terapia intensiva móvil a las puertas de la casa de gobierno.
Nadie, en la Administración Palestina, se atreve a negar que Arafat, en un momento especialmente complicado para su supervivencia política, está enfermo, aunque -de puertas para fuera- dicen que se recupera bien.

Traspaso lento pero seguro

Fuentes palestinas aseguran, sin embargo, que la persona más preocupada por el estado de salud de Arafat es él mismo. De hecho, se afirma que ya habría contactado con las autoridades egipcias para que mediaran ante Israel y lograran el permiso correspondiente para que, en caso de fallecer, pueda ser enterrado en la Explanada de las Mezquitas, junto a Al Aqsa.
“El Presidente es consciente de su debilidad, precisamente por ello quiere dejar todos los cabos atados y ello explicaría, entre otras cosas, los últimos pasos dados para el nombramiento de un Gobierno de crisis con Abu Alá como Primer Ministro y la proclamación del estado de emergencia”, comentó oficiosamente un alto funcionario palestino.
“Lo que ha comenzado a hacer Arafat es un lento pero -al parecer- decidido traspaso de poderes a Abu Alá, que quedaría como su sucesor tanto si se agrava el estado de salud Arafat como si Israel opta por su deportación o su eliminación física”, añadió la fuente.
Eso también explicaría, en opinión de otros analistas internacionales, el malestar general que provocó, dentro de Al Fatah y de los miembros del Consejo Legislativo palestino, la creación del Gobierno de Emergencia por decreto.
Para paliar esa división interna, Abu Alá presentó su programa político, que consta de cuatro puntos principales:
1- imponer en las ciudades palestinas el estado de derecho;
2- preparar elecciones legislativas y presidenciales;
3- proseguir con las reformas administrativas ya emprendidas por anteriores Ejecutivos y
4- relanzar el proceso de paz tras pactar una tregua con Israel.

Alerta máxima

Mientras tanto, Israel ha decretado el estado de máxima alerta en todo su territorio, tanto por las amenazas de atentados suicidas palestinos como por la situación creada en la región tras el bombardeo a Siria y los incidentes armados en la frontera con El Líbano.
Los territorios palestinos están nuevamente bloqueados y muchas ciudades se encuentran en estado de sitio o bajo toque de queda. Gaza, está partida en cuatro.
Las medidas preventivas se han extremado, más al saberse que la suicida que se inmoló el sábado en Haifa penetró en Israel desde Jenín a través del supuesto muro de defensa.
Dada la situación, el Ministerio de Defensa se plantea la llamada parcial de los reservistas israelíes, que tendrían como misión principal vigilar precisamente ese muro.