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¿Por qué Siria?

Desde que hace más de 30 años, la secta alauita tomó el poder en Siria de la mano del general Hafes El Assad y del “mariscal” Mustafá Tlass, Damasco ha sido el centro operativo de una serie de movimientos terroristas, desde el Frente de Liberación de Palestina, a Hamas, Yihad Islámica y por supuesto, Hezbolá, el partido de Dios de obediencia chiíta y asentado sobre todo en El Líbano.

Por Alberto Migues (De Libertad Digital)

El régimen sirio, una de las dictaduras más sanguinarias del mundo árabe –donde, por cierto, hay dictaduras para dar y tomar- no ocultó jamás el apoyo que ofrecía a estos grupos, algunos de los cuales tenían su estado mayor en Damasco.
Tampoco ocultó el régimen sirio -fundado políticamente en una de las ramas del partido Baas, enemiga acérrima de la “rama” iraquí de Sadam Husein- la invasión y colonización de El Líbano, un país actualmente ocupado por 150.000 soldados.
Desde el sur de El Líbano, controlado por el ejército sirio, se atacaron en el pasado las colonias israelíes sin que nadie, en el Oriente Medio ni, por supuesto, en Europa hubiese levantado la voz.
Siria sigue estando en la lista de “países terroristas” elaborada anualmente por el Departamento de Estado, aunque Estados Unidos haya iniciado un acercamiento táctico al régimen del “baby Assad”, hijo del dictador fallecido.
El ataque israelí contra el campamento palestino de Ein Tzabech, a 15 kilómetros de Damasco, se justifica -según los portavoces de Jerusalem- porque aquel lugar se había convertido en un centro de prácticas y entrenamiento de la Yihad Islámica, la organización a la que pertenecía la kamikaze que asesinó a una veintena de personas en Haifa.
Caben dos posibilidades: o bien que las acusaciones de Israel estén documentadas y el ataque es perfectamente legítimo o bien que se trate de un error y eso deberían demostrarlo los sirios que tienen uno de los servicios de inteligencia más numeroso y mejor dotados del mundo árabe.