En sus acusaciones, los pacifistas mencionan la operación que costó la vida a Salah Shehada, un militante de Hamas, el pasado mes de julio. En esta operación, un F-16 descargó una bomba de una tonelada de peso sobre un edificio de la ciudad de Gaza, en medio de una zona superpoblada, que causó la muerte de 15 civiles, incluidos 9 niños, y en el que al menos 150 personas resultaron heridas.
Los pacifistas piden al Tribunal que deje sin efecto las decisiones del fiscal del Ejército y del consejero jurídico del Gobierno, quienes se opusieron a que se abriera una investigación.
Si Israel no investiga los hechos, los pacifistas recurrirán ante los tribunales internacionales competentes para juzgar crímenes de guerra y ante tribunales de otros países como España, en los que consideran que su petición puede ser admitida.
La demanda de Yesh Gvul coincide con la polémica desatada por 27 pilotos que se niegan a llevar a cabo ataques selectivos contra militantes palestinos considerándolos «ilegales e inmorales».
El general Halutz declaró se vanaglorió de la operación en la que murieron Shehada y 15 civiles, declaró que fue «perfecta» y añadió que duerme «tranquilo». Según los pacifistas, esas declaraciones «son testimonio de corrupción moral, de un total desprecio por la vida humana y una bofetada al poder judicial».
“Si los muertos son israelíes, los tribunales investigan, juzgan a los responsables y condenan a los culpables. Pero no hacen lo mismo cuando las víctimas son palestinas”.
