Entrevista a José Levy

“Los términos para un acuerdo se conocen, el problema es llevarlos adelante”

Es médico oncólogo y el periodista con mayor antigüedad de la cadena CNN en español. Reporta sobre el conflicto en Medio Oriente desde hace casi 30 años. Afirma que la intolerancia es una lacra tan grande como la del cáncer.

 

Por Julian Blejmar

Cubre el conflicto en terreno desde 1983. Más allá de los avances y retrocesos políticos… ¿Siente que la relación entre los pueblos produce que la solución este más cerca o más lejos que desde aquellos tiempos?

 

Yo siento que existe un enorme deseo por parte de los dos pueblos en darles a sus hijos un futuro mejor, e incluso los sondeos muestran que normalmente, en épocas en la que no hay una tensión especial ni derramamiento de sangre, la mayoría de israelíes y palestinos desean la paz y estarían dispuestos inclusive a aceptar iniciativas como la de Ginebra o el Plan Clinton, aún cuando en algún lugar afectan a ambos. Es decir que los términos para un acuerdo ya se saben como pueden ser, el problema es como llegar a esta solución, porque resulta que cada vez que hay un avance significativo, no falta el extremista de uno u otro lado que o bien te explota un autobús en el centro de Jerusalém y te mata 20 personas o bien te asesina un Primer Ministro, con lo que logran su objetivo de bloquearlo todo. Entonces, cuando el proceso de paz es rehén de todos y cada uno de los miembros de los dos pueblos, es muy difícil poder alcanzar la solución. Ese es uno de los grandes dramas, el hecho de que se sabe cuál puede llegar a ser la solución aceptada por los dos pueblos, pero no como llegar a llevarla adelante.

 

¿Cómo juegan los gobiernos de ambas regiones en este escenario?

 

Sin dudas los gobiernos se encuentran muy limitados por estas realidades que constantemente representa el conflicto. Pero intento ser optimista, -sino me sería muy difícil cubrir el conflicto-, y pienso que quizás pueda existir ahora algún tipo de posibilidad de llegar a un entendimiento, ya que el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, es un líder nacionalista pero también pragmático, como lo ha demostrado en el pasado, y en Israel se produce la paradoja de que la derecha puede hacer la paz y la izquierda puede hacer la guerra, en la medida en que estos caminos podrían contar con el apoyo de la otra mitad de la población. Entonces Netanyahu tiene la capacidad de hacer concesiones y quizás ahora mismo podría abrir un rayo de esperanza, lo que se suma al hecho de que en Estados Unidos tenemos a Barack Obama, que a diferencia de George Bush que era claramente pro-israelí, intenta volver a ese papel de “mediador honesto”, un rol que no pueden representar los que son claramente pro-israelíes, quienes pierden su credibilidad y no son aceptados por el lado palestino y árabe en general. Tenemos por ejemplo el caso de Jimmy Carter que ha sido quizás el presidente más anti-israelí de los últimos años, pero paradójicamente el que obtuvo el logro más importante, que fue la paz entre Israel y Egipto, ya que se le consideraba un mediador honesto. Es por eso que muchos analistas en Washington, incluso judíos, afirman que no necesariamente el más pro-israeli es el que conseguirá mayores resultados para Israel.

 

¿El pragmatismo de Netanyahu al que hace referencia no está sin embargo extremadamente condicionado por el sistema de coalición que formó con la extrema derecha?

 

Efectivamente, es como la famosa frase de Henry Kissinger que decía que Israel no tiene política exterior, sino solo política interna. Esto es la realidad, Netanyahu quiere permanecer en el poder y necesita para esto del apoyo de todos los partidos que integran su coalición o al menos de la gran mayoría de ellos, y para conseguirlo necesita no salirse demasiado de las políticas que representan también estos otros partidos. Pero yo considero que inclusive partidos como Israel Beitenu del actual canciller Avigdor Lieberman también tienen un aspecto importante del pragmatismo, lo que permite que exista una fórmula que puede llegar a acuerdos inclusive desde un punto de vista de política interna dentro de Israel. Incluso está Kadima, el partido de Tzipi Livni que apoyaría cualquier avance hacia una negociación. Si bien es cierto que ahora mismo no existe la fórmula que permita la reanudación del proceso de paz, posiblemente se pueda encontrar en algún momento, porque sino será volver desaprovechar la actual alternativa de encontrar una solución de dos estados. Porque además muchos israelíes saben que hay cada vez mayor cantidad de palestinos que se preguntan para qué una solución de dos estados, si demográficamente podrían ser mayoría en esta tierra dentro de diez o veinte años, de manera que no necesitarán dos estados sino uno en el que ellos como mayoría lleguen al parlamento y controlen el gobierno.

 

¿El verdadero conflicto pasa por tierra o la misma es sólo una justificación para ocultar otros intereses?

 

Yo pienso que la tierra es efectivamente un factor clave. Primero hay que entender las dimensiones del conflicto, muchos se imagina que son terrenos de grandes potencias, pero si vemos lo que es Israel sumado a la Ribera Occidental, Gaza, y las colinas del Golán, todo junto representa el 1% del territorio argentino, que encima no es nada más y nada menos que Tierra Santa. Eso ayuda a entender esa necesidad de ambos lados de contar con aunque sea un diminuto trozo de terreno, pero que además pueda tener límites defendibles en el caso de Israel y fronteras continuas sin divisiones en pequeños cantones en el caso palestino. Se trata de necesidades básicas, que al mismo tiempo representan la gran dificultad de incluir fronteras como las que tendría Israel, con muy pocos kilómetros entre la Ribera Occidental y el mar, y desde el lado palestino aceptar por un lado Gaza y por otro una Ribera Occidental dividida en varios sectores. Se trata entonces de una solución muy difícil de encontrar, pero creo que igualmente posible.

 

¿Es entonces la tierra el factor excluyente?

 

El factor religión es asimismo clave, porque estamos hablando también de cuestiones religiosas que a mi juicio deberían servir para unir a los seres humanos, ya que al fin y al cabo todos, -musulmanes, judíos y cristianos-, tenemos ese denominador común de creer en el Antiguo Testamento, y es un claro ejemplo que los lugares santos son en gran parte compartidos dentro de Jerusalém. Pero vemos que el valor supremo “amarás a tu prójimo” de las distintas religiones que compartimos, resulta en muchas oportunidades reemplazado por el dominarás a tu prójimo, y eso es terrible.

 

Los intereses económicos que provocaron a lo largo de la historia y en la actualidad la mayor parte de los conflictos bélicos mundiales, ¿juegan entonces aquí un papel secundario?

 

Yo veo que el factor económico puede ser muy importante pero precisamente cuando se llegue a un acuerdo de paz, porque el potencial que existe en la zona de que se transforme en un vergel es impresionante. Los pueblos israelí y palestino son en sus diásporas brillantes, son los ingenieros, los médicos, entonces si se supiera realmente sacar todo el partido que se pudiera de una cooperación, que puede existir y que hoy es inexistentes, las economías podrían florecer y permitir que incluso se asentara cualquier arreglo de paz.

 

Viviendo el conflicto desde adentro ¿Como evalúa la cobertura del mismo por parte de los demás medios occidentales?

 

Creo que este es un conflicto que en general hay quienes tienden a verlo como una lucha entre buenos y malos, entre víctimas y verdugos, entre ángeles y demonios, y yo pienso que, sin hacer juicios de valor sobre otros medios de comunicación, para cubrir este conflicto es necesario mostrar ambos lados de la moneda. Aquel que quiera mostrar sólo uno de los dos lados, que sea vocero o político, pero no periodista. Como periodista uno tiene la necesidad profesional de mostrar los dos lados de la moneda, de mostrar las razones del malo, no solamente porque sea una obligación básica de todo periodista, sino también porque yo estoy convencido que así de alguna forma se reducen tensiones. Podemos ver que en el pasado, cuando no existían los medios de comunicación, cada pueblo estaba cerrado en su propia realidad y no terminaba de conocer las de sus enemigos. Hoy en día cuando los medios abrimos esa ventana al otro y exponemos sus razones, mostramos que de alguna manera no se trata solo de sanguinarios que lo único que quieren es matar, sino que hay razones básicas de lucha por la supervivencia, de deseos de identidad, de amor, y de querer darle un futuro mejor a sus hijos. Y creo que cuando nosotros mostramos todo eso, de alguna forma y por lo menos a largo plazo, podemos llegar a reducir tensiones.

 

¿Hubo algún hecho que le toco cubrir que lo afectó particularmente?

 

El que más me impresiono fue una vez que llegue a un campo de refugiado palestino en Deheishe al sur de Belén, y ahí lo niñitos se acercaron atraídos por la cámara, ya que ellos saben qué es CNN. Entonces frente a una docenas de ellos, de no más de 12 o 13 años, se me ocurre hacer una encuesta improvisada y les pregunto quienes de vosotros apoyan los atentados suicidas contra los israelíes. Todos ellos levantaron la mano inmediatamente, y luego les pregunto quienes están a favor del proceso de paz con los israelíes, y veo uno o dos que intentan levantarlas tímidamente, pero ven las miradas de los otros y no se atreven. Por último les pregunto quienes de vosotros quered ser shahid, la palabra que en árabe designa a los mártires, los suicidas, y veo que inmediatamente todos levantan la mano. Para mi fue un momento realmente impresionante. Cuando niños de 12 o 13 años desean la muerte, yo no se quien es culpable, pero que ocurra algo así es inaceptable.

 

Como médico investigador, trabajó durante muchos años en la búsqueda de tratamientos para el cáncer… ¿Qué le provocó mayores dolores de cabeza, hallar una cura para este padecimiento o pensar en como podría llegar a resolverse el conflicto en Oriente Medio?

 

(Risas) Si antes me encontraba intentando terminar o ayudando a solucionar esa lacra que afecta todavía a los seres humanos, hoy me encuentro intentado luchar contra esta otra, que es cerrarse en las propias posturas. Porque vemos como la humanidad hoy en día está amenazada por este otro fenómeno, que es el de la intransigencia y la intolerancia, que no son fenómenos médicos sino bien distintos, pero no menos amenazantes o preocupantes. Entonces si consigo de alguna forma contribuir con mi granito de arena a poder reducir tensiones, yo pienso que de verdad podré haber hecho algo.