La AMIA debe recuperar su lugar (Presidente de Avodá de la Argentina)

Por Por Pablo Reisman

Conceptos como educación, asistencia social y cultura, no pueden soslayarse en ninguna definición de lo que debe ser la esencia de la AMIA. Son acaso los tres pilares básicos sobre los que construyeron la institución, quienes hace más de un siglo plasmaron sus sueños de una comunidad fuerte y pujante con la fundación de la antigua “Jevrá Kedushá”. Lamentablemente, la conducción actual de la AMIA, parece haber avizorado que muchos cambios eran necesarios  y, como era previsible, los resultados están a la vista.
Los avatares propios de la política vernácula parecen estar afectando más de lo necesario a nuestra comunidad. Las luchas de poder, los personalismos y la pretensión de imponer un determinado modo de vida y pensamiento, flaco favor le hacen a nuestra subsistencia y unión. Más de tres décadas de militancia en distintas esferas de nuestra kehilá, me han enseñado claramente cuál es el rol que la AMIA debe recuperar: su lugar como la institución  representativa por excelencia de la comunidad judía argentina,  en la cual absolutamente todos los judíos se sientan incluidos. Es en esta línea en la que debemos trabajar los dirigentes. Porque sólo así, a través del fortalecimiento y la unión, podremos enfrentar las situaciones adversas y contribuir al desarrollo de la vida judía en nuestro país.
Importancia del activista
En tiempos en que el “marketing político” y las grandes estrategias de “gerenciamiento”, “posicionamiento” y “construcción de identidad”, parecen ganar la escena en la conducción institucional, resulta imprescindible revalorizar el rol del “azkán” (÷). No se trata de desconocer los beneficios que esas disciplinas pueden brindar. Por el contrario, se trata de que los “azkanim(÷)(÷) aprovechen los conocimientos técnicos y profesionales de los especialistas, en beneficio de la comunidad toda. Y eso, sólo se logra conduciendo firmemente los destinos de la kehilá, no dejándola en manos de “gerenciadores”. Son los dirigentes los responsables de conseguir los recursos necesarios para el sostenimiento de todas las prestaciones, de planificar los objetivos y de procurar que la AMIA vuelva  a ser el centro de la vida judía en la Argentina.
Pero claro, para obtener recursos de la propia comunidad —la única manera de garantizar la prescindencia política con el poder de turno—, mucho tiene que ver el prestigio personal de sus líderes. Y aquí es donde cuenta la capacidad de trabajo y de inclusión.  No alcanza con modernizar la estructura de funcionamiento. También hay que ofrecer soluciones a cuestiones que sólo tienden a enfrentarnos, como por ejemplo la política con respecto a los cementerios. Si no se soluciona tendremos como resultado una comunidad partida,  expulsiva, algo que desde Avodá buscamos evitar. Problemas como éstos, si no hay un cambio de rumbo y estilos, nos llevarán inevitablemente a  una división sin retorno y con un resultado poco alentador: la desaparición del judaísmo institucionalizado.
(÷) N. de la R.: Hebreo: voluntario; activista.
(÷)(÷) N. de la R.: Plural de “azkán”.