Hasta pronto!!!

En esta última edición del 2009 recorremos y haremos un balance de algunos de los temas más importantes del año. Creemos que es la mejor manera para encarar el 2010.. Será en febrero cuando retomaremos nuestro contacto con una página web renovada y con un nuevo newsletter digital que contendrá un adelanto de lo que vamos a desarrollar en la edición de papel que, como hasta ahora, contendrá análisis en profundidad.

Este 2009 fue tan intenso que pareció, como siempre sucede en Argentina, que en vez de uno, transcurrieron dos años. Apenas empezó, en enero, la guerra de Gaza nos puso frente a la cruda realidad de un fuerte rebrote antisemita en Argentina, que cada vez emerge con más fuerza.

En la política local, el gobierno decidió cambiar las reglas de juego al adelantar las elecciones nacionales. Sin embargo, este movimiento no evitó el cambio en la relación de fuerzas en el Congreso, lo que seguramente seguirá incrementando tanto el protagonismo de esta importante institución, como su revalorización en la sociedad. Todo esto, es sin duda un hecho para destacar.

Sin embargo, fuimos testigos de cómo el gobierno hizo de su debilidad política, post derrota electoral del 28 de junio, una fortaleza y logró la sanción de importantes leyes. Entre ellas, la que despertó el debate más fuerte y profundo fue la de medios. Una deuda de nuestra transición democrática que fue aprobada por el Congreso. El gobierno se mostró hiperactivo para dejar bien en claro su capacidad de revertir una situación política desventajosa. Pero esa importante  recuperación, que incluyó impulsar medidas largamente esperadas y demandadas, como la extensión del salario familiar a los desocupados y a los trabajadores informales, no parecería tener un impacto positivo directo en la consideración pública.

A fines de año el oficialismo bebió de su propia medicina. Su evidente dificultad para dialogar y lograr acuerdos, le hizo perder el control mayoritaria de la Cámara de Diputados de la Nación. Este hecho se replicó en  la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, en otras legislaturas provinciales y Consejos Deliberantes del país Mayorías circunstanciales y heterogéneas están colocando en dificultades a las primeras minorías.

Mientras tanto, el gobierno de la Ciudad se vio envuelto en un gravísimo hecho de espionaje. El escándalo de las escuchas a Sergio Burstein, miembro de la agrupación Familiares y Amigos de las víctimas del atentado a la AMIA, todavía no resuelto, puede seguir provocándole serias consecuencias políticas al gobierno de Mauricio Macri.

Antes de que estallará este caso, fue muy gratificante observar la reacción de la sociedad, ante el nombramiento del Comisario Jorge “Fino” Palacios, al frente de la Policía Metropolitana, quién está sospechado de obstruir la investigación del atentado a la AMIA. Macri cedió y le soltó la mano.

Por último, las elecciones en DAIA nos mostraron que hay mucho por hacer en cuanto a la representación política comunitaria. Un sistema electoral que favorece los acuerdos personales y que al compás de la realidad política argentina, no da lugar para debatir propuestas, ni acordar programas para presentarse a la compulsa electoral. Probablemente una reforma del estatuto ayudará a mejorar esta situación. Pero no basta con eso solamente, sino que se va a requerir verdadera vocación de cambio y de subordinar los objetivos individuales a  los de nuestra comunidad en su conjunto. Evidentemente, nos encontramos frente a un gran desafío, pero es impostergable enfrentarlo: el clima político latinoamericano, con el avance de la dupla Irán Venezuela y los dos atentados antisemitas sin resolver constituyen suficiente incentivo para una modificación en las actitudes. Esperemos, entonces, que se impongan las visiones de largo plazo: ese es el verdadero cambio de paradigma, que todos nos deberíamos comprometer a realizar.