Editorial #950

La comunidad judía argentina está siendo sacudida por un hecho de especial trascendencia y gran repercusión pública. La detección de escuchas ilegales contra Sergio Burstein, dirigente de la agrupación Familiares, ha desatado una investigación judicial que puede hasta llegar a amenazar la estabilidad del Jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri. El tema ha alcanzado una dimensión política extraordinaria que incluye un fuerte cruce de acusaciones entre el gobierno nacional y el de la Ciudad.  

Si bien está actuando la Justicia, es de esperar que la Legislatura porteña conforme una comisión investigadora, que logre determinar responsabilidades y eleve a la Justicia  sus conclusiones, en caso de que las mismas ameriten tal proceder. Tal  como están dadas las cosas, el Congreso Nacional debería  hacer lo propio, ya que la legislatura local no tiene potestad para investigar la conexión Misiones, provincia desde la cual se ordenó intervenir los teléfonos de Burstein y el empresario Carlos Avila. 

Todos estos episodios nos muestran la debilidad institucional que todavía  padecemos a veintiséis años de la restauración de la democracia, y los fuertes cruces de intereses entre el  gobierno central y el local por el control de la policía en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires. Pero lo que es mas grave aún, es que se apela a cualquier instrumento para amedrentar o  tratar de controlar a aquellos que legítimamente se oponen a  designaciones en cargos tan importantes como el de Jefe de Policía  Metropolitana, una persona que en ese momento estaba sospechada de haber obstruido la causa AMIA y que hoy está procesado por ese mismo motivo.  

Mientras tanto, la DAIA, la institución de la comunidad judía que debe involucrarse de lleno en este asunto, se está preparando para elegir a su nuevo presidente. El escenario político comunitario muestra un alto fraccionamiento, acentuado por un sistema electoral que obliga a una disputa política de todos contra todos impidiendo prácticamente lograr acuerdo mínimos programáticos en base a los cuales establecer coaliciones que puedan gobernar. Se trata de logar apoyos para candidaturas individuales, muchas  veces a través de relaciones personales, que sólo en el mejor de los  casos pueden llegar a ser afortunadas.  

Esto nos lleva a reflexionar acerca de la necesidad de reformar el sistema electoral para fortalecer a una institución tan importante que es nada menos que nuestra representante política ante el gobierno y e instituciones nacionales. Justamente, en este número de Nueva Sión, los dos candidatos a la presidencia, Aldo Donzis y Agustín Zbar, se comprometen, en caso de ganar las elecciones, a modificar este sistema electoral. 

En esta edición también abrimos un debate que seguramente dará que hablar: la relación entre el kirchnerismo y la comunidad judía argentina. Transcurridos 6 años de gobierno, creemos que el momento de empezar a sacar conclusiones sobre cómo ha sido y cómo es la relación entre los gobiernos de los Kirchner, la dirigencia comunitaria y “el judío de a pie”. Para este primer abordaje contamos con la reflexión y el análisis del escritor Ricardo Feierstein.  

Además tendremos el análisis sobre la política argentina. En esta oportunidad, el politólogo Fabián Bosoer escribe sobre las perspectivas políticas más allá de Néstor y Cristina. Para el panorama latinoamericano hemos convocado a un especialista: Gabriel Puricelli, quien analiza las distintas formas de “izquierdas” que conviven en la región.

Como siempre la actualidad israelí tendrá su espacio. Desde allí, Marcelo Kisilevski escribe sobe el “informe Goldstone”, tema que domina el debate político, académico y periodístico en Israel. También recordamos a Yitzhak Rabin a 14 años de su asesinato que marcó un antes y un después en la vida política israelí. El dolor y el daño que su ausencia generó se exacerba al comprobar que nadie pudo asumir el legado titánico que él dejó.